Vía Crucis del Beato Liberio González (1)
El Beato Liberio González Nombela fue uno de los 498 mártires de la persecución religiosa que fueron beatificados en Roma el 28 de octubre de 2007. Fue párroco de Torrijos (Toledo) y en 1933 publicó este Vía Crucis dedicado " a los generosos suscriptores de "Culto y Clero" de la parroquia de Torrijos (Toledo).
Al principio del mismo escribe estas NOTAS.
a) Para ganar las indulgencias del Vía Crucis es necesario levantarse y arrodillarse en cada estación.
b) Antes de todas las estaciones se dirá, al besar el suelo: Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
c) Después de cada estación se dirá: Padre nuestro, etc.
Jesús, pequé; tened piedad y misericordia de mí. Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén.
Al principio del mismo escribe estas NOTAS.
a) Para ganar las indulgencias del Vía Crucis es necesario levantarse y arrodillarse en cada estación.
b) Antes de todas las estaciones se dirá, al besar el suelo: Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
c) Después de cada estación se dirá: Padre nuestro, etc.
Jesús, pequé; tened piedad y misericordia de mí. Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la cruz. Amén.
EJERCICIO DEL VÍA CRUCIS
Acto de Contrición
Ofrecimiento
Soberano Señor mío, ofrezco a tu Majestad divina todo lo que en este santo ejercicio hiciere, meditare y rezare; y así te lo ofrezco en remisión de mis pecados y de las penas merecidas por ellos, y por las almas de mi mayor obligación, según el orden de caridad y justicia, que debo y puedo hacer, como más agradable a ti fuere. Amén.
Ecce Homo de Antonio Ciseri
1ª Estación: Jesús condenado a muerte
Contemplamos la omnipotente Majestad de Dios entregada a la veleidosa autoridad de un juez intruso y cobarde. ¡La misma Santidad del Verbo Eterno condenada y vilipendiada por la hipócrita malicia de los hombres pecadores! ¡El que ha de juzgar inapelablemente a los vivos y a los muertos, voluntariamente sometido a una autoridad venal! Cuando mi soberbia me convirtiera en juez de mis hermanos, recuérdame, Señor, que te juzgo entonces despiadadamente a Ti. Cuando, por el contrario, los hombres sin piedad me juzguen, y sin escucharme me condenen, recuérdame que a Ti te condenaron primero.
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