Hoy el reto del amor es que muestres con sencillez tu debilidad
por El Reto Del Amor
Año del Señor 2017
Lerma, 28 de marzo
Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
SIN CÁSCARA MEJOR
Ayer para comer tuvimos paella con unos pocos langostinos. Comí todo el arroz dejando para lo último el langostino que me había tocado: lo mejor para el final.
Cogí el bichito, me dispuse a abrirlo y, de repente, como si de un aspersor se tratase, ¡salió salsa en todas las direcciones! Mi escapulario parecía un cotizado cuadro de Picasso.
Qué cantidad de salsa tenía el langostino... y luego los miras y parecen impermeables, que no pueden tener nada dentro, que no pueden ser ni blanditos. Y sí, en muchos momentos somos como ese langostino.
Por fuera parece que todo va bien, que nada hace que se nos "mueva la ropa", sonrisa siempre, parece que estamos a prueba de golpes... y, sin embargo, nos aprietan un poquito y saltamos por los aires como la salsa del arroz, salpicando al que pillemos con una mala contestación, un desaire... y es que en realidad no estamos tan bien: hemos ido tragando y tragando, pero sin digerir las dificultades, los problemas de cada día.
Es más, si nos quitan esa cáscara que nos recubre, que nos protege de nuestros miedos y desconfianzas, somos blanditos y... ¡deliciosos! ¡El premio del plato de paella!
El Señor nada tiene que ver con un langostino perfecto; el Señor tiene todo que ver contigo, que en tantos momentos sientes que no puedes más, que te sientes débil y pobre; a ti te mira, a ti te tiende la mano. No te pongas cáscara impermeable, deja que te vea como estás. Cristo se hizo hombre débil, sin cáscara; no te pide que des ese listón que te exiges: deja que Él te sostenga.
Hoy el reto del amor es que muestres con sencillez tu debilidad, tu limitación, lo que sientes... con una persona cercana. No tengas miedo a quitarte la cáscara, deja la apariencia a un lado: Cristo te ama como eres, y para los demás te harás más cercano, más real y accesible. Pide al Señor el don de descubrirte por dentro y poder mostrarlo por fuera sabiéndote amado así.
VIVE DE CRISTO
©Producciones es El- Vive de Cristo (Dominicas Lerma)
Prohibido cualquier reproducción para uso comercial. Solo se permite un uso para actividades de evangelización siempre que se publiquen sin ningún tipo de modificación.
Lerma, 28 de marzo
Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
SIN CÁSCARA MEJOR
Ayer para comer tuvimos paella con unos pocos langostinos. Comí todo el arroz dejando para lo último el langostino que me había tocado: lo mejor para el final.
Cogí el bichito, me dispuse a abrirlo y, de repente, como si de un aspersor se tratase, ¡salió salsa en todas las direcciones! Mi escapulario parecía un cotizado cuadro de Picasso.
Qué cantidad de salsa tenía el langostino... y luego los miras y parecen impermeables, que no pueden tener nada dentro, que no pueden ser ni blanditos. Y sí, en muchos momentos somos como ese langostino.
Por fuera parece que todo va bien, que nada hace que se nos "mueva la ropa", sonrisa siempre, parece que estamos a prueba de golpes... y, sin embargo, nos aprietan un poquito y saltamos por los aires como la salsa del arroz, salpicando al que pillemos con una mala contestación, un desaire... y es que en realidad no estamos tan bien: hemos ido tragando y tragando, pero sin digerir las dificultades, los problemas de cada día.
Es más, si nos quitan esa cáscara que nos recubre, que nos protege de nuestros miedos y desconfianzas, somos blanditos y... ¡deliciosos! ¡El premio del plato de paella!
El Señor nada tiene que ver con un langostino perfecto; el Señor tiene todo que ver contigo, que en tantos momentos sientes que no puedes más, que te sientes débil y pobre; a ti te mira, a ti te tiende la mano. No te pongas cáscara impermeable, deja que te vea como estás. Cristo se hizo hombre débil, sin cáscara; no te pide que des ese listón que te exiges: deja que Él te sostenga.
Hoy el reto del amor es que muestres con sencillez tu debilidad, tu limitación, lo que sientes... con una persona cercana. No tengas miedo a quitarte la cáscara, deja la apariencia a un lado: Cristo te ama como eres, y para los demás te harás más cercano, más real y accesible. Pide al Señor el don de descubrirte por dentro y poder mostrarlo por fuera sabiéndote amado así.
VIVE DE CRISTO
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