Sábado, 23 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

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Ufff… "¡¡¡Silencio!!!". Coda de Mons. Munilla

por Victor in vínculis


Con fecha de ayer, 3 de febrero, aparece en la edición castellana de L´ Osservatore Romano, en la doble página central, (todavía sigo preguntándome que ha hecho SILENCIO para tanta loa) un doble artículo laudatorio de la película “Silencio”.

Aquí en castellano, para quien quiera consultarlo primero:
http://www.osservatoreromano.va/vaticanresources/pdf/SPA_2017_005_0302.pdf

Ya sé que, privadamente, me han dicho mis amables lectores que enterremos ya el hacha de guerra… pero, ya saben que ¡lo que no está en internet, no existe!

Por una parte, Juan Manuel de Prada escribe un artículo que titula El arte y los católicos. Ya fue adelantando en nuestro portal el martes pasado:
http://www.religionenlibertad.com/juan-manuel-prada-recuerda-osservatore-que-arte-54599.htm

Y ayer, se daba noticia del segundo artículo. Lo escribe, como decía, en las páginas centrales de L´Osservatore, Bernardo Cervellera, misionero del PIME y veterano periodista italiano. Lleva por título Grandes preguntas olvidadas:
http://www.religionenlibertad.com/silencio-defiende-apostasia-pero-falta-alegria-catolica-54663.htm

Como hemos ido a la par, a Cervellera le contesta Estanislao Rincón y a de Prada, un servidor.
 
UFF…
Dedica nuestro querido Juan Manuel los primeros párrafos a mostrar su disgusto por otras opiniones respecto a la película Silencio… y yo que pensé que se trataba de debatir.

La primera tesis se puede resumir, a mi modo de entender (para decidir si es así o no, tienen arriba el enlace del artículo completo), con sus propias palabras:

“…cierto fariseísmo ha hallado en esta hostilidad (dice antes “la hostilidad hacia el arte en ciertos ámbitos católicos es una evidencia innegable”) la excusa perfecta para condenar al artista, que suele ser persona de hábitos licenciosos o heterodoxos. Pero lo cierto es que muchas de las cúspides del arte católico fueron realizadas precisamente por artistas de hábitos licenciosos y heterodoxos”.
 

“...y el rechazo a los artistas “réprobos” es en el fondo rechazo a la Gracia divina. Tal rechazo ha provocado una penosa decadencia del arte católico, hoy náufrago en la más absoluta irrelevancia, que a la vez que expulsa a artistas como Scorsese acoge obras inanes, almibaradas, cursilonas y relamiditas, puro arte des-graciado en el más estricto sentido de la palabra”…

Las palabras dicen lo que dicen. Aquí dicen y acusan gravemente. Si la tesis es, hablemos de cine (arte), son palabras muy graves…

No sé por qué nos tiene que gustar de repente Scorsese del cual el mismo de Prada al referirse a su blasfema La última tentación de Cristo escribía: “Scorsese, en La última tentación de Cristo, logró el éxito, impulsado por los anatemas de la Iglesia; vista hoy sin enconamiento, su película se nos antoja una empanada mental bastante considerable, indigna del autor de Malas calles.
https://www.interrogantes.net/juan-manuel-de-prada-pasiones-cinematograficas-abc-20-xii-03/

De eso, de empanada mental, nos hablaba Monseñor Munilla (quitémosle el monseñor y dejémosle opinar como todo hijo de vecino…).

Y sí, ya sé que enseguida me pueden decir: Vale, aquella no, pero esta sí… O: ¡démosle una oportunidad!

En realidad, yo no me siento ni almibarado, ni cursi, ni relamido. La última vez que fui al cine (y como monseñor Munilla, voy 2 ó 3 veces al año) fue para ver Las inocentes, hace dos meses.

 
Sabía que era una película dura, es una belleza y es una dureza… Y no sé por qué pero no veo que la haya comentado nadie en las redes con tanta profusión como Silencio, bueno con ninguna profusión. El tráiler (arriba) curiosamente tiene solo 19.000 visitas.
Aquí lo que escribí entonces:
http://www.religionenlibertad.com/las-inocentes--53392.htm
 
Ufff… ¡esto es muy fuerte!
“Sin darnos cuenta, los católicos empezamos a parecernos a aquellos herejes iconoclastas de la Antigüedad, que proclamaban orgullosos su odio a la expresión sensible de la divinidad”.

Yo, a día de hoy, no sé quién es Anne Fontaine (la directora de Las Inocentes). No me leí su vida para ir al cine… me arriesgué y acerté. Y aunque nuestro querido Mel Gibson ha llevado una vida un tanto crápula (es público que va por la tercera señora)… desde el año 2000 nunca he dejado de usar su magnífica Pasión para explicar las últimas horas de Nuestro Señor y ¡¡¡espero inquieto su película sobre la Resurrección!!!

En una Audiencia general, el papa Benedicto XVI (31 de agosto de 2011), decía:

Quizás os ha sucedido que ante una escultura, un cuadro, o algunos versos de poesía o una pieza musical, sentís una íntima emoción, una sensación de alegría, percibís claramente que frente a vosotros no hay solamente materia, un trozo de mármol o de bronce, un lienzo pintado, un conjunto de letras o un cúmulo de sonidos, sino algo más grande, algo que nos “habla”, capaz de tocar el corazón, de comunicar un mensaje, de elevar el ánimo”.

Mucha gente que ha ido a ver Silencio no ha salido con esa sensación… De eso hemos hablado alguno…. Han ido al cine querido de Prada, por todo eso de lo que hablas en el artículo: les gusta el arte, saben de cine, tienen criterios… y no han encontrado lo que tú en esta película… No anatematicemos…

Ahora, si nos ponemos a hablar de mártires, apostasía y sobre la increíble historia martirial del Japón, eso es harina de otro costal…

Y, por no repetirme, respecto a los ejemplos de Judas o el joven rico que nos propone de Prada, os dejo con don Estanislao que también le responde sin pretenderlo… o sí.

CARTA ABIERTA AL SACERDOTE BERNARDO CERVELLERA, A PROPÓSITO DE SU ANÁLISIS DE “SILENCIO”

Rvdo. P. Cervellera:
He leído el análisis que hace usted de la película “Silencio” publicado en Religión en Libertad con fecha de 3 de febrero. Dado que yo he hecho pública en dos artículos de mi blog en Forumlibertas una postura que contrasta con la suya en algunos puntos, me ha parecido oportuno, en atención a los lectores, manifestar la opinión que su escrito me merece. Lo hago mediante carta abierta, si bien entiendo que probablemente no tendrá ocasión de leer.

Hay una buena parte de su análisis que acepto y comparto. No me detendré en ella porque no es el comentario de esa parte lo que me mueve a escribirle, pero sí quiero dejar constancia de que este escrito no es una objeción a la totalidad del suyo. En cambio sí hay algunos puntos en los que discrepo abiertamente y son los que me dispongo a señalar.

1. Usted escribe que “la película y la historia que se cuenta no es una abjuración a la fe”. A mí en cambio me parece justamente lo contrario, al menos por lo que se refiere a la película. Yo no conozco la historia en sus detalles y no he leído la novela, por lo cual mi opinión se restringe a la película. Y el núcleo de la película sí es la abjuración de la fe. Es precisamente la abjuración de la fe del P. Ferreira lo que mueve a dos de sus hermanos de la Compañía, los padres Garupe y Rodríguez, a emprender su viaje a Japón. Y es la abjuración del P. Rodríguez, junto con el horror al martirio propio y ajeno, lo que mantiene la tensión del relato hasta el final de la película.

Yo sé que la película encierra muchos otros aspectos que no son la apostasía. Usted señala con tino algunos bien interesantes, pero al lado de la apostasía resultan menores. El meollo de “Silencio” está en la apostasía. Si alguien hiciera una nueva versión de la misma historia, idéntica en todo, pero anulando la abjuración, le saldría otra película y a esta le quitaría la mayor parte de su interés y su dramatismo. El titular con el que aparece su análisis en Religión en Libertad comienza así “«Silencio» no defiende la apostasía”. Entiendo el reclamo periodístico del titular pero, en mi opinión, la clave no está en si la defiende o no la defiende. Probablemente no la defienda (entre otras cosas porque a la apostasía nadie la ataca; lo que se ve atacado es la fe cristiana y los fieles japoneses que la profesan), pero sí la justifica. Y este es, a mi parecer, el elemento más grave y el que resulta determinante para tomar una postura global ante este film. Yo sé que otros no lo ven así, o si lo ven, le dan poca importancia, o prefieren recrearse intelectual o estéticamente en otros aspectos de la película, pero la apostasía no es una cuestión más dentro del amplio abanico de cuestiones que el relato va trenzando. La apostasía es la cuestión nuclear y yo soy partidario de remarcarlo por una razón muy sencilla, porque el pecado de apostasía es demasiado grave como para hacer concesiones con él, para pulirle o quitarle hierro, y menos aún para justificarle.

2. En segundo lugar, hay tres afirmaciones que no me encajan. Las transcribo textualmente:

a) “La película es una obra profundamente religiosa”.

b) “Es una película cristiana: hay una gran misericordia para cualquier elección de los hombres”.

En mi opinión, esta afirmación contiene un error teológico de bulto porque la misericordia (de Dios, se sobreentiende) no se dirige a los actos de los hombres, (“cualquier elección”, dice usted), sino a los hombres. No se trata de un matiz de rango menor, más o menos discutible, sino de una enseñanza fundamental de la Iglesia que se resume en esta sentencia secular: Rechazo al pecado y acogida al pecador. Por usar el ejemplo de la traición que usted cita, la misericordia de Dios no está destinada a comprender la traición de los hombres, ni a perdonarla, sino a perdonar al traidor por su traición. El destinatario del perdón es el hombre pecador, no el pecado. Cuando usted, sacerdote, absuelve, no absuelve pecados, absuelve a hombres pecadores de sus pecados.

c) “Tal vez no es una película católica porque le falta una dimensión fundamental de la religión católica, que es la alegría”.

Cada una de estas tres afirmaciones se presta a debate. Pero tampoco son esos puntos concretos los que ahora merecen mi atención. Lo que yo quiero remarcar es que estas tres afirmaciones tienen su interés para la reflexión y el debate si se toman separadas, pero lo que no cabe es juntarlas en el mismo análisis. ¿Cómo es eso de que “Silencio” es una película profundamente religiosa, es cristiana, pero tal vez no católica porque le falta la dimensión de la alegría? ¿Las tres cosas a la vez? ¿Religiosa y cristiana pero no católica? ¿La temática es católica, los protagonistas son jesuitas, pero la película no?
Atentamente,
Estanislao Martín Rincón
 


CODA. DE NUEVO GRACIAS, MONSEÑOR MUNILLA

Mientras cuelgo este artículo, me envían el programa de hace un momento de Monseñor José Ignacio Munilla.

Scorsese, afirma el Sr. Obispo de San Sebastián, hace un remedo en Silencio de La última tentación de Cristo.

La gravedad es el intento de elevar la apostasía a ser una respuesta de adulto... Uffff (este es a favor de Monseñor).

Proyección anacrónica desde el relativismo presente proyectándolo en aquel momento histórico...

Os invito a escuchar desde el minuto 4:23 al 30
http://www.ivoox.com/sexto-continente-2017-02-3-silencio-scorsese-virginidad-audios-mp3_rf_16806526_1.html
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