Sábado, 23 de noviembre de 2024

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"Silencio" contra San Ignacio

por Victor in vínculis


Sucedió hace varios días. Tuve que escuchar a mi interlocutor, al otro lado del teléfono, repetir varias veces lo que me estaba diciendo para poder aclararme. Tuve que leer muy despacio lo que Bruno M., en su blog Espada de doble filo alojado en la web de InfoCatólica, escribía. Tuve que ir al original, una entrevista en inglés a la que el blogger remitía para cerciorarme. Y he tenido que pedir a la profesora de inglés del mi Colegio que me tradujese al pie de la letra dicha entrevista porque seguía sin dar crédito a lo leído.

Era imposible que se quisiera avalar la tesis de la apostasía, en la película Silencio, buscando ni más ni menos que en la doctrina de los Ejercicios Espirituales, para afirmar que “la apostasía con un buen fin es el grado más alto de humildad según San Ignacio”.

El artículo es este:
http://www.americamagazine.org/arts-culture/2017/01/18/fr-james-martin-answers-5-common-questions-about-silence

El director de la prestigiosa revista América de los jesuitas norteamericanos, miembro de la Compañía de Jesús, el padre James Martin, comienza así su artículo:

En los días posteriores a su estreno, la gente que sabía que he sido uno de los asesores de la película, me ha hecho muchas preguntas. Muchas de las preguntas fueron notablemente similares. Y estas mismas cuestiones han importunado a algunos críticos, quienes parecen no haber captado completamente algunos de los aspectos religiosos más relevantes de la película. En general, los críticos que están abiertos a cuestiones de fe han admirado la película -algunos lo han calificado de obra maestra-. Otros, aparentemente menos afines con la fe en general, han sido menos entusiastas.

Pero incluso algunos espectadores cristianos parecen haberse extrañado de ciertas ideas fundamentales. O han comprendido las ideas pero están en desacuerdo con el enfoque de la película a cuestiones complicadas como la apostasía y el discernimiento”.


Termina su introducción diciendo:

No hace falta decir que son mis propios puntos de vista. Una obra de arte está abierta a múltiples interpretaciones, así que algunos estarán inevitablemente en desacuerdo. Que conste que he tratado muchas de las ideas durante los dos últimos años con Mr. Scorsese, su co-escritor de guiones Jay Cocks, así como con los actores y el equipo creativo. Pero no hablo por ellos. Esta es mi opinión personal”.

Se lo agradezco, sinceramente; pero claro usted no es un cualquiera, es un prestigioso jesuita que pone en labios de su fundador lo que jamás dijo. Y desde luego, en puro castellano, no se puede interpretar de ninguna otra manera…

Empezamos mal porque ya retuerce la definición que el Catecismo de la Iglesia Católica da sobre la apostasía, nº 2089:

Apostasía es el rechazo total de la fe cristiana (en inglés: apostasy is the total repudiation of the Christian faith)… qué es eso de renuncia de la fe personal… ¡Estamos listos!

Pero bueno, lo dicho, yo quiero limitarme a denunciar el uso retorcido que hace de los Ejercicios Espirituales… aunque sirva lo anterior como ejemplo para lo que viene.

Nuestro buen padre James afirma al final de la primera cuestión (el artículo son cinco preguntas sobre “Silencio” que él mismo se contesta) que:

(en el original):

A Jesuit spiritual tradition may also be helpful here. In the Spiritual Exercises St. Ignatius speaks of three levels, or “degrees,” of humility. The first level is when one does nothing morally wrong. In other words, one leads a good life. The second level is when a person who, when presented with the choice of riches or poverty, honor or disgrace, is free of the need for either. In other words, the person is free to accept whatever God desires, not being “attached” to one state or the other.

The third level of humility, the highest, is when a person is able to choose something dishonorable because it brings him or her closer to Christ. “I desire to be regarded as a useless fool for Christ, who before me was regarded as such,” in the words of the Spiritual Exercises. A person accepts being misunderstood, perhaps by everyone, just as Christ was.

This is what Father Rodrigues chooses, confusing as it may be to Christian Europe, to his Jesuit superiors—and even to modern-day filmgoers.


 


(traducción al castellano):

Una tradición espiritual jesuítica también puede ser útil aquí. En los Ejercicios Espirituales san Ignacio habla de tres niveles, o “grados”, de humildad. El primer grado es cuando uno no hace nada moralmente malo. En otras palabras, uno lleva una vida buena. El segundo grado es cuando una persona que, cuando se presenta la elección de riqueza o pobreza, honra o deshonra (honor o deshonor), está libre de la necesidad de ambas. En otras palabras, la persona es libre de aceptar lo que Dios desea, no estando apegado a un estado o al otro.

El tercer grado de humildad, el más elevado, es cuando una persona es capaz de elegir algo deshonroso porque le acerca más a Cristo. “Yo deseo ser considerado como un loco inútil por Cristo, quien fue considerado como tal antes que yo”, en palabras de los Ejercicios Espirituales. Una persona acepta ser incomprendida, quizás por todos, como Cristo lo fue.

Esto es lo que el P. Rodrigues elige, puede ser confuso para la Europa cristiana, para sus superiores jesuitas e incluso para los cinéfilos de hoy en día.

 
¡¡¡Por favor!!!, no le haga decir otra cosa a su padre fundador y replantee sus argumentos.

Esto es lo que dice San Ignacio en los Ejercicios Espirituales. Es en la Segunda semana cuando en los números 165167 nos encontramos con la doctrina de la llamada Tres maneras de humildad:

La primera manera de humildad es necesaria para la salud eterna, es a saber, que así me baje y así me humille cuanto en mí sea posible, para que en todo obedezca a la ley de Dios Nuestro Señor, de tal suerte que aunque me hiciesen señor de todas las cosas criadas en este mundo, ni por la propia vida temporal, no sea en deliberar de quebrantar un mandamiento, quier divino, quier humano, que me obligue a pecado mortal.

La segunda es más perfecta humildad que la primera, es a saber, si yo me hallo en tal punto que no quiero ni me afecto más a tener riqueza que pobreza, a querer honor que deshonor, a desear vida larga que corta, siendo igual servicio de Dios Nuestro Señor y salud de mi ánima; y, con esto, que por todo lo criado ni porque la vida me quitasen, no sea en deliberar de hacer un pecado venial.

La tercera es humildad perfectísima, es a saber, cuando incluyendo la primera y segunda, siendo igual alabanza y gloria de la Divina Majestad, por imitar y parecer más actualmente a Cristo Nuestro Señor, quiero y elijo más pobreza con Cristo pobre que riqueza, oprobios con Cristo lleno dellos que honores, y desear más de ser estimado por vano (necio) y loco por Cristo que primero fue tenido por tal, que por sabio ni prudente en este mundo.

Nota. Así para quien desea alcanzar esta tercera humildad, mucho aprovecha hacer los tres coloquios de los binarios ya dichos, pidiendo que el Señor Nuestro le quiera elegir en esta tercera mayor y mejor humildad, para más le imitar y servir, si igual o mayor servicio y alabanza fuere a la Su Divina Majestad.
 
El padre Ignacio Iparraguirre (que es de quien sigo lo copiado en su edición de las Obras Completas de San Ignacio de Loyola, publicadas por la B.A.C. en 1952) afirma en las notas:

San Ignacio usa la expresión tres maneras de humildad en el sentido más bien medieval dado por Santo Tomás y San Bernardo, como sujeción y subordinación a Dios sin levantarse sobre lo que está determinado por la regla divina.

Estas consideraciones tienden a la ordenación del corazón, a que no se eche atrás el ejercitante en el momento decisivo, si se ve precisado a elegir algo que le repugna. Se trata de plantar en el corazón una atracción tal hacia Jesucristo, que sea capaz de contrapesar la fuerza de las repugnancias.
 
 


P. James Martin ya sé que no va a leer estas líneas. Pero yo, quiero seguir dando (y recibiendo) los Ejercicios según lo que dice San Ignacio, no a través de interpretaciones torticeras… Pero, ¿de verdad se cree usted que se puede usar un argumento así?

Si en la película-libro/Scorsese-Endo nos cuentan la historia de uno o varios jesuitas apóstatas, amén. Pero encima no metan en esto a San Ignacio, ni nos hagan tragar con ruedas de molino.
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