Para Rafael García Serrano o para el Conde de Canilleros, Extremadura era la tierra en que nacían los dioses y así lo hicieron constar en el título de sus respectivos libros. Naturalmente, eso era en tiempos de oprobioso reaccionarismo; ahora, en el Estado de las Autonomías que para desgracia nuestra nos legaron los constituyentes del 78 Extremadura es la tierra en la que uno empieza ya a dudar hasta de si nacen, no ya dioses, sino hombres. Siempre que los medios de comunicación de ámbito nacional se hacen eco de alguna noticia relacionada con la tierra en la que está arraigado mi campanario, la noticia anda a caballo entre el tercermundismo y el esperpento. Me parece una injusticia porque son muchas las cosas que pasan por aquí y nada tienen que ver con eso pero rara es la vez que no anda al medio la Junta de Extremadura cuando se provoca la chacota o la indignación nacional a costa nuestra. Así ocurrió con la publicación del Catálogo de una exposición fotográfica en la que aparecían imágenes cristianas en actitudes pornográficas. El libro que recogía los trabajos de José Antonio Moreno Montoya llevaba prólogo de Francisco Muñoz Ramírez, Consejero de Cultura y Patrimonio de la Junta de Extremadura, y la justificación que el propio autor daba a su obra quedaba recogida por la prensa: «pretende la provocación de una sociedad superficial e insensible, de aparente moralidad y religiosidad pero esencialmente basada en la hipocresía y la indulgencia material» (diario “Hoy”, 21-octubre-2006). Con ocasión de la artificial polémica provocada en vísperas de una consulta electoral, el entonces Presidente de la Junta de Extremadura Juan Carlos Rodríguez Ibarra, recordó que una parte de los contenidos del catálogo se habían expuesto en el año 2003 en la Iglesia de San Francisco Javier, llamada también de la Preciosa Sangre, situada en la ciudad monumental de Cáceres. Por las mismas fechas (marzo-2007) los medios de comunicación divulgaban ampliamente la noticia del entonces candidato a la presidencia de la Junta de Extremadura por el Partido Socialista Guillermo Fernández Vara recibiendo la sagrada comunión en una celebración eucarística en Guadalupe. De nuevo anda Extremadura y su Junta en las portadas de los medios de comunicación. Y el motivo… ni quiero comentarlo. Porque si en Extremadura no nacen ya dioses pero por lo menos nacieran hombres y mujeres, los responsables de este desafuero ya habrían dado cuenta a la sociedad de sus desmanes. Hace unos meses el historiador Pío Moa comparaba lo que ocurre en Extremadura con lo que pasa en Cataluña y es cierto que, donde faltan la iniciativa ciudadana, la libertad de expresión y las instancias críticas, el resultado es el mismo; poco importa que el escenario sea nacionalista o socialista. Porque los dioses ya no nacen en Extremadura, y los representantes de una institución llamada a ser la sal de la tierra prefieren entretenerse en añejas reivindicaciones territoriales. No vaya a ser que si dicen algo que moleste a los prebostes de la Junta, se deteriore el sano laicismo.