Domingo, 22 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

Sijena: Historia, arte y barbarie

Valentina Orte

A medida que avanzaba la reconquista los reyes aragoneses se vieron en la necesidad de repoblar y articular los vastos territorios que iban incorporando a sus dominios. La empresa de asentamiento poblacional fue encargada, desde la época de Alfonso I el Batallador, a las diversas órdenes religioso-militares, principalmente a las del Temple y San Juan de Jerusalén, que llevaron a cabo esta tarea social y económica, principalmente a través de la fundación de centros monacales. Los monasterios ejercieron una gran labor de vertebración del territorio convirtiéndose en motores económicos y culturales allí donde fueron fundados, a la vez que ofrecían a la población apoyo espiritual. Alfonso II (1162-1196), continuó con la empresa iniciada por sus antecesores anexionando nuevos territorios a la Corona. Durante su reinado se levantaron monasterios como los de Poblet, Veruela, Rueda, Piedra o Avingaña.
 

El Monasterio de Sijena: historia y arte:
En este contexto, y respondiendo a los criterios expuestos, se inicia alrededor de 1183 la construcción del Real Monasterio de Santa María de Sijena, monasterio en el que se sucede el estilo románico tardío y el cisterciense. Situadas a orillas del río Alcanadre, en una zona inmensa y prácticamente despoblada entre el Cinca y los Monegros, se encontraban las poblaciones de Sixena y Urgellet, ambas feudatarias de la Orden Militar de San Juan de Jerusalén. Éste fue el lugar elegido para la ubicación del nuevo cenobio, en un cruce de caminos entre Huesca, Barbastro, Zaragoza y Lérida. Sin duda, la elección respondía tanto a razones estratégicas como geográficas, aunque desde su fundación se vinculó a acontecimientos milagrosos relacionados con la traslación de la Virgen de una ermita cercana a una laguna. La construcción del Monasterio en este lugar requirió la realización de importantes obras de drenaje para desecarla y obligó a la desaparición de los pueblos de Sijena y Urgellet, cuya población fue trasladada a un nuevo emplazamiento situado a 1 Km. del Monasterio: la nueva población será Villanueva de Sijena. Vencidas las dificultades derivadas de la construcción, el cenobio estaba ya, el 23 de abril de 1188, en condiciones de acoger a la nueva Comunidad.
 
La Reina doña Sancha, esposa de Alfonso II, impulsó y costeó la construcción del que sería monasterio de Religiosas Hospitalarias de San Juan, quedando así Sijena vinculado estrechamente al devenir de la monarquía aragonesa desde sus albores, hasta el punto de convertirse en Panteón Real y Archivo de la Corona de Aragón. Doña Sancha se retiró a Sijena, donde fue enterrada junto a sus hijas las Infantas Dulce y Leonor. El Panteón Real lo completó el enterramiento de Pedro II el Católico, muerto en 1213 en la batalla de Muret. El Rey fue trasladado a Sijena donde se le dio sepultura y con él a siete de los caballeros caídos que le habían acompañado en la batalla.

La financiación del Monasterio se obtuvo a través de diversas fuentes. En sus orígenes llegó a acumular un gran patrimonio fundamentalmente gracias a las donaciones que al principio constituyeron prácticamente su única fuente ingresos. Los reyes aragoneses contribuyeron notablemente a aumentar las posesiones del monasterio. Donaciones de doña Sancha fueron los núcleos de Sixena, Sena y Urgellet, mientras que Alfonso II incorporó Candasnos, Ontiñena, y sus posesiones en Alcubierre. Con Pedro II se incorporan al señorío de Sijena las villas de Ballobar y Lanaja, y finalmente bajo Jaime II el patrimonio territorial se ve engrosado con el castillo y villa de Peñalba además de Bujaraloz.

Otras donaciones procedían de particulares y de los donados que ingresaban en el Monasterio. La adquisición de bienes por compraventa era otro de los medios con los que el monasterio engrosaba su patrimonio. A las arcas de Sijena iban también a parar impuestos propios del señorío como el pontazgo, portazgo, horno, peaje, cena, alfarda o mercado. El Monasterio llegó a adquirir tanto poder que el mismo Papa Inocencio III al privar del reino de Sicilia al emperador Othón, escribió a la reina de Aragón para que diera por esposa a Federico, sucesor de aquél, una donada de Sijena[1]. En otro momento la Gran Priora suplicó al Papa “diere de su mano la Coronación y renombre de Católico al Rey Don Pedro de Aragón, y Privilegio de poderse ungir y coronar los Reyes de España en Zaragoza de Aragón”.[2]

En 1936, año de la "barbarie", el conjunto de edificaciones del Cenobio sigenense tenía un aspecto bien distinto del actual. La quema derrumbó todas las edificaciones situadas sobre la planta principal y parte de las edificaciones antiguas. Tras el desescombro hoy queda un patio abandonado a la maleza y rodeándolo dos alas del claustro y las ruinas de las otras dos. La estructura arquitectónica de la sala sigue el modelo impuesto a todos los claustros de Sijena: amplios arcos diafragmas soportando los armazones, composición poco frecuente en las salas capitulares de España más propia de lugares civiles o en otros espacios funcionales de los monasterios. En el contexto catalano-aragonés encontramos este tipo de estructura en los dormitorios de Poblet y Santes Creus.

Antigua sala capitular

Sobre la magnífica obra mudéjar, verdadera síntesis de las artes de la Cristiandad medieval y de las artes del Islam de Occidente que se encontraba en la techumbre mudéjar de la sala capitular, el profesor e investigador de la Universidad de Zaragoza Bernabé Cabañero Subiza expone y justifica que: La Sala Capitular de Sijena con su techumbre y sus pinturas, realizadas prácticamente en la misma época, crean un conjunto unitario, a modo de los existentes en Sicilia, formando “el monumento más fascinante del arte mudéjar aragonés” (Christian Ewert)[3]. La decoración pictórica contribuyó a hacer excepcional esta sala capitular. Pintores formados probablemente en los talleres de Winchester o de Canterbury recubrieron por completo los muros perimetrales y los arcos con pinturas que evidencian el conocimiento de un repertorio bizantinizante similar al de los mosaicos realizados en el reino normando de Sicilia hacia mediados del siglo XII. La afinidad de pinturas con el estilo de ciertos maestros participantes en la última fase de la ilustración de la Biblia de Winchester indujo a los especialistas en miniatura inglesa a conjeturar para los pintores de Sijena una cronología hacia los años 1180 – 1190. Estos datos harían entender que doña Sancha fue la mecenas de la sala capitular.
 
Antes de su destrucción, esta sala constituyó un excepcional ejemplo de espacio suntuario de finales del siglo XII o inicios del XIII. Tal como lo muestra una bella acuarela del pintor oscense Valentín Carderera (1796-1880) que tuvo la ocasión de reproducir la sala en 1866, el aspecto del de Sijena con el interior de los edificios sículo-normandos debía de ser impresionante. Al igual que la Martorana, la Capilla Palatina de Palermo o la iglesia de Santa María de Monreal, Sijena ofrecía una sabia combinación de arquitectura occidental matizada por la tradición islámica en la techumbre de madera y por el estilo pictórico bizantino. La estructura arquitectónica original intensificaba de modo notable el parecido con la decoración en mosaico de las iglesias sicilianas obligando a la decoración pictórica a adaptarse a un formato poco común en el románico de España: las superficies semitriangulares de las dos enjutas del arco. La explicación de esa influencia reside en el hecho de que Constanza, hija mayor de los reyes de Aragón casó en 1209 con el rey Federico II de Sicilia y es de suponer transmitiría su conocimiento de las obras construidas en Palermo a la decoración de la sala capitular por medio de su patrocinio. Con ello además habría deseado honrar al monasterio en el que descansaban los restos de su madre, enviando a un pintor local, bien fuese por propia voluntad o por indicación de su hermano Pedro II. La presencia de dos reinas en el monasterio –tres si se toma en cuenta la de María de Montpelier, esposa de quien era entonces rey de Aragón, Pedro II- en el momento de la dedicación del templo en abril de 1208, sugiere que además de las funciones propias de un lugar de este género, la sala capitular de Sijena habría podido cumplir además una función suntuaria como marco de recepciones de las reinas de la casa de Aragón.

La atmósfera obtenida en esta espléndida sala era acorde con el momento de proyección internacional e importancia que conocía el reino de Aragón que se traducía también en su política de alianzas dinásticas. Si en 1173 Alfonso II logró establecerse en el marquesado de Provenza gracias a la ayuda de Enrique II, el matrimonio de María de Montpellier –hija de la princesa bizantina Eudoxia Comnène y de Guillermo VIII de Montpelier- con Pedro II en 1204, le permitió acentuar el control sobre el sur de Francia quizás con el deseo de lograr una alianza con el pujante emperador de Bizancio Manuel I Comnène.

Sin embargo, a pesar de la importancia concedida al monasterio por los reyes, a finales del siglo XIII las donaciones habían descendido de forma alarmante; esta etapa coincidirá con el inicio de la decadencia de Sijena y la primera crisis que sufrirá el Monasterio. Durante el priorato de la infanta Doña Blanca de Aragón y Anjou, hija de Jaime II, se realizaron importantes obras artísticas, como la Sala Pintada o Palacio Prioral. Fue una época alejada de la impronta que doña Sancha quiso dar al Monasterio como lugar de retiro y oración, convirtiéndose Sijena en una prolongación de la Corte, con todo el boato que ello conllevaba. El Monasterio llegó a estar al borde del colapso económico y fue necesaria varias veces la intervención del Rey para superar la crisis.

Por otra parte, la política del Reino no fue ajena a Sijena y tras el problema sucesorio derivado de la muerte sin descendencia del Rey Martín I el Humano en 1410, el Monasterio se posicionó al lado de uno de los pretendientes al trono, el conde Jaime de Urgel. Esta postura fue determinada por la presencia en el cenobio de Isabel de Aragón y Monferrato, hermana del conde, que había profesado como religiosa hacía unos años. Las intrigas no faltaron dentro de la comunidad durante el interregno desde la muerte del Rey al nombramiento del sucesor, provocadas por las “dueñas” hijas de las casas de Luna y Cornel. El conflicto de la sucesión se resolvió en el Compromiso de Caspe en 1412, con la elección de un miembro de la casa castellana de los Trastámara, Fernando I de Antequera como Rey de Aragón. No aceptando Jaime “el Desdichado” el resultado del compromiso, se levantó en armas contra el nuevo Rey. Derrotado y apresado el Conde, el nuevo monarca tomó represalias contra él y su familia, convirtiéndose el Monasterio en cárcel eventual, donde fueron confinadas la esposa de don Jaime y sus hijas.


El Compromiso de Caspe (Viniegra, 1892)

Con el tiempo, Sijena tendrá que afrontar también los deseos cada vez más fuertes de emancipación de los pueblos que se hallaban bajo su señorío y que anhelaban pasar a jurisdicción real por las ventajas que de ello derivaba. Además, tanto la castellanía de Amposta como el obispado de Lérida, jamás renunciaron a mantener al cenobio bajo su control sucediéndose las fricciones y enfrentamientos.
 
Durante la Guerra de Independencia, el Monasterio será saqueado, y en el periodo constituyente de las Cortes de Cádiz, quedarán abolidos los señoríos aunque no los latifundios. Sijena conservará su patrimonio, pero perderá los privilegios propios del señorío. Con la desamortización de 1834 las tierras del Monasterio y todos sus bienes pasarán a la Hacienda del Estado y el monumento se sacará a pública subasta. Posteriormente la Comunidad Hospitalaria recuperará el Monasterio aduciendo un defecto de forma en la venta del mismo. Durante la Restauración Borbónica (1874-1931) el convento subsistirá gracias a las limosnas y donaciones de particulares. Estos ingresos permitieron reparar el claustro y el Salón Prioral, que ya entonces acusaban deterioros. Es una época en que la vida del Monasterio transcurre sin sobresaltos destacables, en el que Sijena se convierte de nuevo en un lugar de recogimiento y oraciones abriéndose por fin al pueblo llano y acogiendo verdaderas vocaciones.
 
Barbarie y persecución religiosa
Llegada la República, la masonería altoaragonesa agitó los problemas que evidentemente subyacían en la sociedad, hasta provocar los desórdenes de 1933. En ellos murió el cenetista Francisco Garcés en enfrentamiento con la guardia civil por orden del gobierno republicano.[4]

En las elecciones de 1936, Villanueva de Sijena registró 392 votos de derechas y 31 de izquierdas. Sin mayores problemas de convivencia entre los vecinos, el 18 de Julio, casi todo el pueblo estaba en el lejano monte (a cuatro horas de carro) recolectando el cereal. El día 21 fueron forzados a bajar al pueblo e interrumpir la trilla, por la declaración de huelga general.

En esa España convulsa, Sijena, quizás por lo que había representado antaño, no resultó inmune a los hechos revolucionarios que se estaban desarrollando. En un ambiente anticlerical donde, el Gobierno de la República dejaba hacer a las diferentes facciones que luchaban bajo su bandera, una columna anarquista que se dirigía al frente de Huesca irrumpió en el monasterio provocando su incendio y destrucción. Las monjas tuvieron que huir cambiando sus hábitos con la cruz de Malta por ropas de labradoras; un comité revolucionario, (que también asesinó en Sena, Castellflorite y Ballobar), destituyó a los miembros del Ayuntamiento al llegar de Barcelona un coche con cuatro anarquistas, dos mujeres y dos hombres, uno de ellos, natural de Málaga, llamado José López, alias Carnera,[5] que ante la consternación y asombro de todos, tirotearon al capellán del monasterio D. Antonio Montull Carilla a la orilla del río Alcanadre dejándole moribundo. Llegados al pueblo los anarquistas presumiendo de su hazaña, salió el vecino Manuel Cerezuela Mallén[6], concejal del Frente Popular, con una escopeta y una lata de gasolina y como al llegar al lugar encontrara al capellán aún con vida y dispuesto a lavarse las heridas en el río, le disparó varios tiros con la escopeta para rematarle y rociándole con gasolina, le prendió fuego.[7] No fue el único. Al sacerdote de Villanueva, D. Vicente Monserrat Millán, de 33 años, le trasladaron a La Almolda (Zaragoza) donde fue asesinado y al párroco, D. José Peralta Torres le llevaron a Vilas de Turbón (Huesca) para el mismo fin. Entre los civiles asesinados nombraremos a Virginio Ledesma Modrego, sastre, José Elduque Galindo comerciante, Pablo Calvo Chesa y Ramón Galindo Marcial, labradores, los cuatro de Falange Española; Celestino Grota Foradada, juez municipal; José Salillas Ibarz, recaudador municipal y José Rodellar Lerda, alcalde, todos de derechas[8].Además de los revolucionarios llegados de Cataluña, actuaron vecinos de la zona. Por aquello de la memoria histórica y porque algunos figuran en listas de distintas páginas web como fusilados por el régimen de Franco[9] sin aclarar la causa, relaciono (además de Cerezuela Mallén, mencionado más arriba) los denunciados en la Causa General por los asesinatos referidos: Antonio y Pedro Grota Martín alias Matoso, de la CNT[10], Antonio Ariste Opi, alias el Tejedor, su padre y su hermano de alias el Moreno, José Castellón Burgos, Toribio Luesma Abadía, Joaquín Pueyo, Conrado Latre Galindo, Sabino Peralta Bachez y Miguel Cazcarra López, algunos en la cárcel en el momento de las declaraciones en la Causa General, otros huidos.

En 1923 el gobierno de Primo de Rivera había declarado monumento nacional al Real Monasterio de Santa María de Sijena, lo cual no le sirvió de defensa ante la barbarie que se inició al ser incendiado el 3 de agosto de 1936, (el mismo día que del cercano aeródromo de Sariñena partieron los aviones que bombardearon la Basílica del Pilar). Cuando el fuego acabó con el Salón del Trono y se extinguió, iniciaron más incendios en la Iglesia, el Coro, la Biblioteca y la Sala Capitular. En la Iglesia ardieron los retablos de tabla y decapitaron los de mármol y alabastro. En el Coro se quemó una rica sillería semejante a la de la Seo de Zaragoza. En la Biblioteca ardieron, además de los archivos de la Corona en pergamino, Libros de Horas miniados y Ejecutorias de nobleza, que los incendiarios consideraban insultantes.

Presumiblemente, los incendiarios de Sijena fueron milicianos de la primera columna patrocinada por la UGT y el PSUC que posteriormente recibió el nombre de “Carlos Marx”, la cual salió de Barcelona el 25 de julio, formada por unos 3000 milicianos y dotada de tres baterías de artillería. Sus dirigentes eran José del Barrio, Ángel Estivill y Antonio Trueba, asesorada militarmente por el comandante de Infantería Enric Sacanell. Situada al norte de la columna Durruti, siguió la ruta Barcelona, Lérida y sin pasar por Fraga, directamente a Sariñena, ocupando Almudevar el 29 de Julio. Esta Columna contaba con un grupo extranjero compuesto por alemanes, exiliados antifascistas que habían acudido a la Olimpíada Popular que debía inaugurar sus juegos el 19 de julio. Ese grupo de alemanes tomaron el nombre de “Thaelmann”, y eran dirigidos por Hans Beimler, conocido militante del Partido Comunista alemán.[11]

En el Panteón real descansaban los restos de la reina doña Sancha y de sus hijos: la infanta doña Dulce, la condesa de Tolosa doña Leonor y el rey Pedro II “hombre de elevada estatura y arrogante presencia, bravo hasta la temeridad, liberal hasta la esplendidez, derrochador y galante. El mejor caballero que montó jamás en silla” (poema provenzal de La Cruzada). También estaban las sepulturas del infante Ramón Berenguer, y una hija de Jaime I, llamada Doña Hermenegilda, hasta que en septiembre de 1936 se alojó en las ruinas un regimiento de caballería llegado de Gerona que terminó de arruinar los muros que quedaban en pie clavando argollas para sujetar los caballos, los cuales a veces campaban sueltos por el recinto aumentando los destrozos. Poco después milicianos, al parecer elementos del Regimiento Engels[12], y Milicia de Aviación adscritas al PSUC llamados “Alas Rojas”[13] acantonadas en Albalatillo, imitaron en Sijena lo que la columna Durruti había hecho con las momias del convento de monjas de Bujaraloz. Los milicianos abrieron los sarcófagos del Panteón Real y las tumbas, arrastraron los esqueletos de reyes, infantas, caballeros y sorores, cuyos huesos y restos se iban desparramando por el interior de la iglesia y la plaza del Monasterio. Especial escarnio hicieron con el cadáver de la reina y fundadora, Doña Sancha, zarandeándola como si bailara, con un cigarro entre sus descarnadas mandíbulas. Según el acta de apertura y reconocimiento de los sepulcros reales, en 1883, los restos de Doña Sancha estaban momificados y en admirable estado de conservación, describiéndola: alta (1,70 m.), frente espaciosa, ojos grandes, nariz aguileña y abundante cabellera de un color rubio casi rojo[14]


Columna Durruti en Bujaraloz (Zaragoza)

Si alguien se acercara al Monasterio descubriría, a la derecha de la portada, un arcosolio vacío, donde reposaban, antes de ser profanados por los milicianos, los restos de Don Rodrigo de Lizana, muerto con su rey Pedro II el Católico en la batalla de Muret, ya que su piadosa hermana, en aquel momento priora, no le podía enterrar en el interior de la iglesia, porque era Panteón Real. Los otros seis caballeros aragoneses del Consejo del Rey, recibieron igualmente sepultura en sarcófagos de piedra en la fachada exterior del templo, formando en el atrio una permanente y fúnebre guardia de honor a su rey. Todas las tumbas fueron también profanadas.
 
Entre los muros desplomados y las ruinas algo quedó intacto: varias tablas románicas y góticas de mucho valor, sarcófagos y otras obras de arte, que se llevaron al Museo Comarcal, que en Albalate organizó la CNT- FAI. La corona de la Virgen del Coro, objetos de culto en metales nobles, joyas y cuberterías de plata y oro, patrimonio de ocho siglos de historia, desaparecieron, saqueados y malvendidos fraudulentamente por los incendiarios. La imagen románica de la Virgen del Coro, que había sido escondida, cuando la localizó el Comité, la usó para encender una estufa. Un miliciano, Arquimbau, cambió una rica corona por un fusil ametrallador.[15]

A lo largo de los tiempos el Monasterio encargó retablos y pinturas para sí y para las iglesias de los pueblos de su señorío, Lanaja, Pallaruelo, Zaidín, Ontiñena, Candasnos,..., a los pintores más afamados de cada época; Pere y Jaume Serra, Blasco de Grañén, Martín de Soria, Maestro de Sigena, Martín Bernat, etc., todas ellas también fueron arrasadas.

El destrozo del Monasterio fue tan grande que cuando Durruti, que lo había conocido antes, llegó a Sijena, montó en cólera y entre gritos e insultos, ordenó al Comité de Villanueva: “Cerrad este recinto y poned una guardia porque una fotografía de esto nos hará más mal que todos los cañones de los fascistas juntos”. Resulta extraña esta frase, que repiten muchos autores, cuando una de las pocas citas que se le atribuyen a Durruti, es: “La única iglesia que ilumina es la que arde”[16], a no ser que, podamos explicarlo por la impresión que debió causarle el comprobar que del magnífico esplendor del arte allí guardado que él había conocido, no quedaba apenas nada por el destrozo ocasionado por sus bárbaros correligionarios.

Retablo de la Madre de Dios

El expolio contemporáneo
Saqueado por su valía o destruido con brutalidad patológica por individuos engañados por la incultura y cegados por un odio visceral a lo religioso y clerical, del antiguo patrimonio de Sijena, sólo queda: en el Museo de Huesca, cuatro tablas góticas del Maestro de Sijena, que fueron adquiridas por Carderera, y varias escenas de la vida de San Juan Bautista que se cree provienen de un retablo de Sijena. En el Museo de Zaragoza se encuentra el sarcófago de María Ximénez de Cornel, condesa de Barcelos. Algunos documentos del archivo de Sijena se encuentran en el Archivo Histórico Provincial de Huesca, entre ellos una copia del siglo XIII de la Regla del Monasterio. Era demasiado importante el arte que atesoraba Sijena como para que los estudiosos del mismo no se sintieran atraídos por él. Ya durante la misma guerra civil, un equipo de técnicos catalanes, dirigidos por José Gudiol, arrancó lo que había quedado de los famosos conjuntos murales de la sala capitular, exponiéndolos en el Museo de Arte de Cataluña, donde se siguen custodiando como depósito de la comunidad del monasterio.
 
Estos hechos han dado lugar a unas reclamaciones que figuran dentro de lo que se conoce como Reclamación de los Bienes de la Franja y que comprenden tres grupos: 1) los frescos que llaman “botín de guerra”, 2) los que recopiló el Museo Diocesano de Lérida y 3) los bienes vendidos por las religiosas de la Orden de San Juan de Jerusalén.
 
Sobre el primer grupo: A principios de Abril de 2006, el pleno de la Comarca de Los Monegros aprobó por unanimidad solicitar a la Generalitat de Cataluña la devolución de las pinturas de la Sala Capitular del Monasterio de Sijena. Alfonso Salillas, vicepresidente comarcal y alcalde de Villanueva, señaló que estos frescos “fueron arrancados por mandatode la Generalitat en septiembre de 1936 por lo tanto en plena Guerra Civil y después del recién incendiado Monasterio”. señalando que tienen consideración de “botín de guerra” y deben ser recuperados “al igual que los papeles de Salamanca” y “con la misma celeridad”. Agrega “los frescos estaban afectados por la declaración de Monumento Nacional de 1923, por lo tanto, son intrasladables”. Y concluye: “en el año 1956, Antonio Beltrán, entonces director del museo de Zaragoza, obtuvo una orden ministerial para traer los frescos y en Cataluña y en Barcelona la única razón que esgrimieron para no dárselos fue que el museo de Zaragoza debía de satisfacer los costes de los trabajos de restauración de dichos frescos. Si en aquellos años ya se obtuvo una orden ministerial, será porque hay una base legal”.Afirma que el Gobierno de Aragón “no se toma en serio” la reclamación de las pinturas de la Sala Capitular ydenuncia que “existe una clara falta de interés”.
Respecto al segundo grupo: Parte del patrimonio que no ardió se encuentra en Lérida, para exhibirlos en el “Museu Diocesà de Lleida”, donde están varias obras que los obispos de Lérida, a lo largo de los años, fueron recogiendo y que con el paso de los años consideran ya suyos. Allí se hallan cuadros (retratos de Doña Sancha y Doña Dulce), retablo de San Pedro, tablas de varios pintores góticos, sarcófagos policromados, la gran puerta del Palacio Prioral; cinco piezas del retablo de alabastro policromado del Niño Jesús, siglo XVI, atribuido a Gabriel Yoly, artista aragonés de la época ; el Retablo de Santa Ana, policromado de estilo renacentista, atribuido también a Yoly; retablo de Santa Waldesca , datado entre 1593-1608, que estaba situado en el claustro; la Sede de la Priora del siglo XIV y varias obras de arte más.

Con relación a la tercera reclamación
: Se planteó un conflicto entre los Gobiernos de Aragón y Cataluña por los bienes artísticos del monasterio de Sijena cuando fueron vendidos por las hermanas de la Orden de Malta, propietarias del convento, a la Generalidad de Cataluña. Las ventas, que tuvieron permiso eclesiástico, se realizaron en 1982 (44 piezas por 66 millones de pesetas) y 1992 y 1995 (52 piezas por 39 millones) y fueron parte de una permuta de terrenos. Las operaciones fueron denunciadas por el Gobierno de Aragón por considerar que no se había respetado su derecho de tanteo y retracto para adquirir las obras.
Por fin, después de 14 años, el Tribunal Constitucional emitió su veredicto, sobre esta tercera reclamación, en el que dio la razón a Cataluña y declaró inconstitucionales y nulas las dos disposiciones presentadas por los gobernantes aragoneses en 1998, en las que planteaban el derecho de retracto de esa comunidad, pero en ningún caso parece que sea de aplicación sobre las otras dos reclamaciones.[17]

Guillermo Fatás, el 27 de junio de 2006, en el Heraldo de Aragón encabeza su artículo: “La desventura del Real Monasterio de Sijena comenzó con un expolio en plena guerra civil, en 1936, y siguió por más de medio siglo con total menosprecio a la raigambre aragonesa del tesoro”. Termina: “Frente al ingente despojo de Sijena, sumado al de las parroquias de Barbastro-Monzón, no parecen tanto los documentos de Salamanca”.[18]

Este es el sentir mayoritario del pueblo aragonés por la destrucción y pérdida, tanto del patrimonio en bienes y obras de arte como del propio monasterio, importantísimo en su historia, que es y así debe ser, la historia de todos.


[1] La elegida será Constanza, hija mayor de los Reyes de Aragón.
[2] Alberto Cebolla Royo:”El Procesional de Sijena (s.XIV-XV)”
[3] Bernabé Cabañero Subiza:”La techumbre mudéjar de la sala capitular” Centro de Estudios Turiasonenses, 2000
 [4] http://navioanarquico.org/listado.php?i=G&pagina=2
[5] También participó en los crímenes cometidos en Sena, Castellflorite, Ballobar y Alcolea
[6] Fue concejal del Frente Popular, quemó las iglesias, desarmó y persiguió a las derechas. Fue en un camión a Alcolea deteniendo a los nacionales a los que asesinaba, tomando parte en el enterramiento de las víctimas, detenido el. 18-4-39, se le formó un Consejo de Guerra el 20-12-39 y fue ejecutado 21-1-43.
[7] Causa General: Villanueva de Sijena, folios 17 y 18
[8] Ibidem, folios 2 y 3.
[9] Conviene señalar que, cuando uno de los primeros fusilados por el gobierno de Franco en la provincia de Huesca José María Sanz, lo fue el 10 de agosto de 1936, sólo los del Comité de Villanueva habían matado a más de siete personas.
[10] http://www.liberadosdelolvido.org/memoria/content/grota-martin-antonio-matoso
[11] Lanceros, “Memoria histórica” en http://www.lanceros.es/memoria-historica-en-sijena
[12] Lanceros, “Memoria histórica” en http://www.lanceros.es/memoria-historica-en-sijena
[13] “!Arde Sijena!” http://www.wattpad.com/1133577-%C2%A1arde-sijena?p=116
[14] Ibidem
[15] ¡Arda Sijena!, http://www.wattpad.com/1133577-%C2%A1arde-sijena?p=4
[17] El abogado Jorge Español ha advertido este lunes de que la Generalitat de Cataluña" ha aprovechado" la reciente sentencia del Tribunal Constitucional (TC)sobre los bienes del monasterio de Sijena (Huesca) vendidos a Cataluña para "impugnar la catalogación aragonesa de los 24 Bienes de Interés Cultural (BIC) de las parroquias de Barbastro-Monzón". Heraldo.es 13-02-2002
[18] http://www.lanceros.es/memoria-historica-en-sijena
Comentarios
5€ Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
10€ Gracias a tu donativo habrá personas que podrán conocer a Dios
50€ Con tu ayuda podremos llevar esperanza a las periferias digitales
Otra cantidad Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
Si prefieres, contacta con nosotros en el 680 30 39 15 de lunes a viernes de 9:00h a 15:30h
Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter

¡No te pierdas las mejores historias de hoy!

Suscríbete GRATIS a nuestra newsletter diaria

REL te recomienda