02.12.2016 - A las 12 en la Catedral de Barcelona
SANTA MISA
EN LA CAPILLA DEL CRISTO DE LEPANTO
DE LA CATEDRAL DE BARCELONA
EN MEMORIA DEL OBISPO DE BARCELONA
SIERVO DE DIOS MANUEL IRURITA ALMANDOZ
donde, cumpliendo su voluntad, descansan sus venerados restos, y en memoria de los 930 sacerdotes, religiosos y religiosas y de los fieles de esta diócesis, mártires durante el trienio 19361939.
Cuadro del Dr.Irurita pintado por Nati Cañada, para la sede de la Conferencia Episcopal Española.
80º ANIVERSARIO DEL MARTIRIO DE MONS. MANUEL IRURITA ALMANDOZ OBISPO DE BARCELONA (19301936)
La Asociación Hispania Martyr Siglo XX se complace en invitar a Vd. y familia a la celebración de la Santa Misa que con motivo del 80º aniversario del martirio en la tapia del cementerio de Montcada de los SdD. Mons. Manuel Irurita Almándoz, Rvdo. Marcos Goñi Almándoz, su familiar, y los hermanos Antonio y Francisco Tort Reixachs, sus custodios protectores, se oficiará (D.m.) el próximo primer viernes 2 de diciembre de 2016, a las doce horas del mediodía, en la Capilla del Cristo de Lepanto de la Catedral de Barcelona, donde reposan los restos de nuestro amado y recordado Obispo en espera de su glorificación. Seguidamente se pasará por el claustro de la Catedral hasta la capilla dedicada a la memoria de los novecientos treinta sacerdotes, religiosos y religiosas y de los fieles de esta Diócesis, mártires durante el trienio 19361939, donde se rezará un responso.
Bajo estas líneas: Mural de Fernando Gómez Catón, secretaio que fue de Hispania Martyr, que preside su sede, representando a la Iglesia Mártir de Barcelona, asesinada en el cementerio de Montcada, destacando a su figura emblemática el Doctor Manuel Irurita con su martirial vestidura blanca.
Sobre estas líneas: Antigua pequeña capilla del ábside de la Catedral de la que Monseñor Irurita dispuso trasladar el venerado Santo Cristo que enarbolaba la nao capitana de Don Juan de Austria en la batalla de Lepanto, a su actual majestuoso emplazamiento en la Capilla del Santísimo, sobre el sepulcro de Sant Oleguer (bajo estas líneas), a cuyos pies quiso ser enterrado, y donde hoy reposan sus restos mortales.
Lápida, que ante las gradas del sagrario, cubre la sepultura en la que el 9 de diciembre de 1943 fue inhumado el cadáver de Mons. Manuel Irurita, en la que está grabado su escudo y la siguiente inscripción en latín:
«D. O. M. — HIC JACET, EXCMUS. AC RVMUS. D. D. EMMANUEL IRURITA ALMANDOZ.
NATUS XIX AUGUST. MDCCCLXXVI.
AD SEDEM ILLERDEN. ELECTOS XX DECEMB MCMXXVI.
INDE AD SEDEM BARCINONEM. TRANSLATUS XIII MART MCMXXX
IN ODIUM FIDEI OCCISUS III DECEMB MCMXXXVL
—BONUS PASTOR ANIMAM SUAM DEDIT PRO OVIBUS SUIS. — R. I. P.»
«Al Sumo Dios Omnipotente. —Aquí yace el Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Manuel Irurita y Almándoz. Nacido el 13 de agosto de 1876. — Promovido a la Sede de Lérida el 20 de diciembre de 1926 y trasladado a la de Barcelona el 13 de marzo de 1930. Por odio a la Fe fue asesinado el 3 de diciembre de 1936. — Buen pastor dio su alma por sus ovejas. — Descanse en paz.»
En la foto (sobre estas líneas) pueden verse las señales de la extracción y reposición de la lápida que en la noche del 1 de julio de 1999 el Cardenal Arzobispo Mons. D. Ricardo María Carles dispuso levantar para obtener las muestras del cadáver de Mons. Manuel Irurita, y que los catedráticos Drs. Etxeberría y Carracedo analizaron mediante prueba de ADN, comparándolos con los que asimismo extrajeron de sus hermanas Regina y Raimunda, enterradas en el cementerio de Valencia, y que constataron en su dictamen como de un porcentaje de coincidencia del 99,9%, máximo admisible, sólo propio de hermanos consanguíneos, lo que disipa cualquier duda sobre su identidad.
Aunque transcurra en silencio la presente efeméride del 80 aniversario de la muerte martirial de nuestro recordado Obispo Manuel Irurita, aún resuena en su Catedral el eco de las palabras del Cardenal Arzobispo Mons. D. Narciso Jubany en el atardecer del 3 de diciembre de 1986, en que dispuso se celebrara solemnemente la conmemoración del quincuagésimo aniversario de la muerte martirial de su antecesor, afirmando categóricamente con la autoridad de maestro de la Iglesia de esta diócesis:
“En esta venerable Iglesia Catedral, celebrando la Eucaristía, queremos hacer memoria de una de las víctimas más ilustres de aquella persecución: el que fue Obispo de esta diócesis, Mons. Manuel Irurita y Almándoz, que en la noche oscura y fría del 3 de diciembre de 1936 fue fusilado en la tapia del cementerio de Montcada.
En una época turbulenta, él fue siempre el pastor solícito y lleno de celo. Nunca se apartó de ese propósito que él mismo describió en la toma de posesión de la sede barcelonesa: "No tengo más programa ni determinación que buscar la gloria de Dios y el bien de las almas, del designio de esta misión tan elevada, con la gracia de Dios, no me moveré un milímetro". Así lo hizo: lo confirman sus actividades y también las persecuciones de que fue objeto... La inmolación del obispo Irurita fue la coronación lógica de un pontificado.
En la historia humana hay un gran misterio: el de la persecución del mal contra el bien. Jesucristo nos da la razón de ese misterio. El martirio pertenece a la misma esencia de la identidad cristiana. Sin el martirio no existiría la Iglesia. El misterio de la persecución hace que la perversidad humana aborrezca a quienes llevan estampado el nombre de Dios en su vida.
El derramamiento de la sangre de Mons. Irurita tuvo lugar en un estallido revolucionario, caracterizado por repugnantes incendios, profanaciones y destrucciones... la iglesia es la única que merece las preferencias de la persecución... La persecución de año 1936 es el episodio de una lucha eterna. Entonces los maestros del ateísmo se mofaban de Dios y de la Iglesia y con los asesinatos, los incendios y todo tipo de violaciones de la libertad religiosa, querían borrar el nombre de Dios de la vida de los hombres y de la sociedad.
Elevamos el pensamiento a Dios y oramos en esta Eucaristía por nuestro Obispo Irurita y los diocesanos que le acompañaron en la ofrenda martirial de su vida e imploramos su intercesión. ¡Nos conviene!. Que ellos desde el Cielo oren por nuestro pueblo y por nosotros, llamados a la difícil confesión de la fe en los tiempos actuales... Que así sea".