Shia LaBeouf y la Misa Tridentina

Hermanos,

parece ser que el actor se ha convertido al Catolicismo. ¡Alegrémonos y demos gracias a Dios que obra maravillas en el mundo! Alabemos al Señor porque ha concedido a su Iglesia tesoros valiosísimos e inagotables que son para el pueblo fiel: "Gratis lo habéis recibido, dadlo gratis". Alégrense, pues, también todos los pastores de nuestra Iglesia y no exijan al converso más de lo que Dios le ha dado. Dejen que Dios sea Dios, hermanos. 

La Misa Tridentina es uno de esos espléndidos tesoros de amor. ¿Tenemos envidia porque Dios es bueno y reparte sus dones a quien le place y como le place? ¿Damos acaso ejemplo de unidad al recién converso con nuestras murmuraciones y prejuicios? ¿Seremos de aquellos que "ni entran (al Reino de los Cielos) ni dejan entrar"?

Deben estos pastores pedir perdón, a Shia y al pueblo de Dios, por su orgullo y falta de caridad. ¿Ha sido por la Misa Tridentina? ¡Loado sea el Señor! ¿Ha sido en Medjugorje? ¡Sea siempre alabada la Santísima Madre de Dios! ¿Ha sido el ejemplo de un monje ortodoxo? ¡Sea eternamente bendito Nuestro Señor Jesucristo!

Nos apenamos por estas reacciones críticas, tanto más cuanto que situaciones muy graves, suscitadas por la influencia maligna del mundo y su veneno, no merecen siquiera una palabra profética de denuncia y de llamada a retomar el camino recto y seguro del dogma y la tradición milenaria de Nuestra Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana. 

Paz y bien.