El Cardenal Segura, enfermo hepático (2)
En plena enfermedad el Cardenal Segura recibirá en Sept-Fons una carta fechada en Ciudad del Vaticano el 31 de octubre de 1931. El Cardenal Pacelli responde a sus cartas del 9 y del 24 de octubre relativas a su estado de salud y le comunica que el Papa desea su restablecimiento para que pueda trasladarse a vivir a Roma.
Desde la famosa foto -bajo estas líneas- que corrió como la pólvora por medio mundo, han pasado cinco meses: su cuerpo enfermo no ha aguantado más.
De Sept-Fons a Vichy
El Cardenal Pedro Segura ha tenido que salir de la Abadía cisterciense de Sept-Fons y trasladarse a Vichy. Como ha hecho desde que salió de España, en cuanto se recupera, escribe a Secretaría de Estado para informar.
Vichy, 12 de noviembre de 1931
Eminentísimo y Rvdmo. Señor:
Ruego encarecidamente a Vuestra Eminencia Reverendísima manifieste a Su Santidad mi filial reconocimiento por los sentimientos y venerados encargos, que me comunica Vuestra Eminencia Reverendísima en su carta última y que atestiguan una vez más su bondad paternal.
Por mi parte haré cuanto pueda por cumplir las indicaciones del Santo Padre respecto de mi salud, y cada ocho días informaré a Vuestra Eminencia Reverendísima acerca de la misma.
Continúo en cama sin levantarme ya 27 días. El día precisamente en que llegó la carta de Vuestra Eminencia Reverendísima había experimentado de nuevo una nueva crisis de la enfermedad que se repitió en los dos días siguientes, volviendo a colocarme en grave peligro. En vista de esto se avisó a un doctor especialista de Vichy, quien con todo cuidado me trasladó a esta para tenerme bajo su especial vigilancia. Aquí estoy desde el día 7 y me parece encontrarme algo mejorado, si bien me siento muy agotado y falto de vida.
Resulta que la enfermedad continuó paliadamente haciendo sus estragos, por lo cual la convalecencia no era verdadera.
Aquí estoy bien atendido en todos los sentidos y ha venido de España para ayudarme mejor una hermana mía que me ha cuidado en mis enfermedades anteriores.
Agradezco sentidamente a Vuestra Eminencia su personal interés y afectuosas frases.
Es lo primero que escribo y me fatigo. Imploro insistentemente la bendición de Su Santidad.
Aprovecho gustoso esta ocasión que se me ofrece para renovar a Vuestra Eminencia mis sentimientos de veneración, estima y respetuoso afecto con que me honro en suscribirme de Vuestra Eminencia Reverendísima ad.mo devt.mo servidor verdadero
Desde la famosa foto -bajo estas líneas- que corrió como la pólvora por medio mundo, han pasado cinco meses: su cuerpo enfermo no ha aguantado más.
De Sept-Fons a Vichy
El Cardenal Pedro Segura ha tenido que salir de la Abadía cisterciense de Sept-Fons y trasladarse a Vichy. Como ha hecho desde que salió de España, en cuanto se recupera, escribe a Secretaría de Estado para informar.
Vichy, 12 de noviembre de 1931
Eminentísimo y Rvdmo. Señor:
Ruego encarecidamente a Vuestra Eminencia Reverendísima manifieste a Su Santidad mi filial reconocimiento por los sentimientos y venerados encargos, que me comunica Vuestra Eminencia Reverendísima en su carta última y que atestiguan una vez más su bondad paternal.
Por mi parte haré cuanto pueda por cumplir las indicaciones del Santo Padre respecto de mi salud, y cada ocho días informaré a Vuestra Eminencia Reverendísima acerca de la misma.
Continúo en cama sin levantarme ya 27 días. El día precisamente en que llegó la carta de Vuestra Eminencia Reverendísima había experimentado de nuevo una nueva crisis de la enfermedad que se repitió en los dos días siguientes, volviendo a colocarme en grave peligro. En vista de esto se avisó a un doctor especialista de Vichy, quien con todo cuidado me trasladó a esta para tenerme bajo su especial vigilancia. Aquí estoy desde el día 7 y me parece encontrarme algo mejorado, si bien me siento muy agotado y falto de vida.
Resulta que la enfermedad continuó paliadamente haciendo sus estragos, por lo cual la convalecencia no era verdadera.
Aquí estoy bien atendido en todos los sentidos y ha venido de España para ayudarme mejor una hermana mía que me ha cuidado en mis enfermedades anteriores.
Agradezco sentidamente a Vuestra Eminencia su personal interés y afectuosas frases.
Es lo primero que escribo y me fatigo. Imploro insistentemente la bendición de Su Santidad.
Aprovecho gustoso esta ocasión que se me ofrece para renovar a Vuestra Eminencia mis sentimientos de veneración, estima y respetuoso afecto con que me honro en suscribirme de Vuestra Eminencia Reverendísima ad.mo devt.mo servidor verdadero
Pedro, Cardenal Segura y Sáenz
[P.S.] Estoy instalado en el Hotel des Celestins. Depto. Allier. Vichy. Dirección de la correspondencia.
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