El Cardenal Segura en Lisieux
EL CARDENAL SEGURA PRESENTA SU RENUNCIA AL GOBIERNO PASTORAL DE LA ARCHIDIÓCESIS DE TOLEDO AL PAPA PÍO XI
Lisieux, 26 de septiembre de 1931[1]
Beatísimo Padre:
No teniendo otra aspiración que la de cumplir con la mayor perfección, que me sea posible, la voluntad de Dios en la tierra, como en su misericordia infinita espero cumplirla en el cielo, y reconociendo la voluntad de Dios en la de Vuestra Santidad, su Augusto Vicario, pongo en sus manos mi renuncia libre no solo al Arzobispado y Sede Primada de Toledo, sino a todos los cargos que de la benignidad de Vuestra Santidad o de la Sede Apostólica he recibido, queriendo contribuir de este modo, en cuanto de mi pequeñez depende, el mayor bien de la Santa Iglesia por la cual ofrezco gustoso mi vida, dispuesto con la gracia de Dios hasta el derramamiento de mi sangre.
No quiero llegue a manos de Vuestra Santidad esta mi renuncia sin la petición instante de perdón por las deficiencias de cualquier índole que he tenido en mis cargos.
Finalmente quiere en este acto hacer constar mi adhesión firmísima, absoluta, total y sentidamente filial a la Sagrada Persona de Vuestra Santidad, cuya Bendición Apostólica imploro humildemente.
De Vuestra Santidad admo. devtmo. Hijo
Pedro Cardenal Segura y Sáenz,
Arzobispo de Toledo
Arzobispo de Toledo
LA SANTA DE LAS ROSAS
Entre las muchas publicaciones que conservamos del Cardenal Segura hay un librito, publicado en 1952, con el título: La Santa de las rosas. El secreto de su santidad, comentado por Eminencia Reverendísima el Cardenal Arzobispo de Sevilla. En la página 47 podemos leer:
«La revolución impía me arrojó de España, pero la providencia me guiaba y me guiaba de tal forma que me hizo llegar al Convento de Lisieux donde reposaban los restos de Santa Teresita del Niño Jesús.
Un mes entero permanecí en aquella ciudad y todos los días entraba dentro de la Clausura del Convento a orar un largo espacio de tiempo en la misma celda de la enfermería donde había muerto Santa Teresita del Niño Jesús.
2 de junio de 1980, San Juan Pablo II reza en la enfermería donde falleció Santa Teresa del Niño Jesús
Allí el Señor dispuso que esperase yo graves acontecimientos relacionados con mi ministerio pastoral.
Aproveché el tiempo que tenía disponible para estudiar a fondo la vida de esta Sierva de Dios y para oír de labios de todas sus hermanas, según la carne, que todavía vivían, datos interesantísimos que no figuran en muchas de sus biografías.
Todos los días conversaba largo espacio de tiempo con la Madre Inés, Priora del Convento de Lisieux y hermana según la carne de Santa Teresita que tenía el nombre de Paulina.
Allí conocí a la hermana mayor que se llamaba Hermana Sagrado Corazón, que ya murió. Allí trate también a su hermana más pequeña que es conocida con el nombre de Celina. Y en la próxima ciudad de Le Mans conocí a otra hermana que era monja salesa en el Monasterio de la Visitación.
Finalmente para asesorarme más acerca de los secretos que encierra la vida de sacrificio, de abnegación de Santa Teresita del Niño Jesús, quise ir a visitar a las religiosas que habían atendido al padre de Santa Teresita, que había muerto en Caen en una casa de salud.
Por añadidura la mayor parte de los días, durante aquel mes, visitaba la casita de “Los Buissonnets” donde pasó su infancia y su juventud la Sierva de Dios hasta que entró en el Monasterio de Lisieux.
Tuve ocasión también de hablar a las religiosas donde se había educado de niña en Lisieux, Santa Teresita. Y en particular a una de las religiosas que había sido su profesora.
Estos son recuerdos que difícilmente podré yo olvidar mientras la vida me dure, y son recuerdos que van unidos a provechosísimas enseñanzas que yo quisiera utilizar en provecho de las almas».
Un familiar del Cardenal Segura conserva esta reliquia de Santa Teresita de Lisieux, que él siempre llevó consigo.
LO SABEMOS POR EL ARZOBISPO GOMÁ
Gonzalo Redondo en su Historia de la Iglesia en España 19311939, en el tomo I, La Segunda República (19311936), recoge en la página 158 el fragmento de una carta del obispo de Tarazona, monseñor Isidro Gomá, que tiene fecha del 13 de octubre de 1931, enviada a Belloc, adonde regresará el Cardenal Segura.
«No me cabe duda de que el Señor, en retorno, hará venir sobre V.E. y sobre nuestra desgraciada nación copiosa lluvia de gracias, simbolizada en la lluvia de flores de la Santa ante cuyo sepulcro realizó el sacrificio [conforme a estas palabras, el cardenal Segura debió de comunicar a Gomá que tomó la decisión de renunciar a su sede en Lisieux, ante el sepulcro de Santa Teresita del Niño Jesús]. Se lo pido a Dios de corazón».
EL CARDENAL REGRESARÁ EL 4 DE AGOSTO DE 1932
En el capítulo 8 de un libro escrito por el padre Stéphane Piat sobre sor Léonie, una de las hermanas de Santa Teresita, podemos leer:
"Léonie, inmediatamente llamada, habló con alegría con él, el tiempo necesario para que todas las hermanas se reunieran en el capítulo. Allí, declaró a la comunidad a Lisieux, cerca de la tumba de Thérèse, que había renunciado a su cargo de primado de España, el Papa le había pedido este sacrificio con propósito de conciliación, por causa de persistente tensión entre las autoridades políticas y religiosas.
-La joven taumaturga, confió él, me envió rosas, pero había también muchas espinas.
http://www.archives-carmel-lisieux.fr/carmel/index.php/chap-8-8
[1] Vicente CÁRCEL ORTÍ, La II República y la Guerra Civil en el Archivo Secreto Vaticano [I-2] Documentos del año 1931 (agosto-diciembre), páginas 297 (Madrid, 2011).
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