Roma defendió al Cardenal Segura

La Hormiga de Oro fue una revista española editada en Barcelona entre 1884 y 1936. Su fundador fue Luis María de Llauder y era de ideología carlista y católica. Estaba escrita en castellano. La revista presentaba grabados variados y de calidad muy cuidada. La Hormiga de Oro surgió como una alternativa católica a la prensa ilustrada de la época. La publicación formaba parte de una empresa homónima, que reunía, además de a la propia revista, una librería [que cerró hace un año, después de 130 años de presencia en la ciudad condal] y una imprenta.

Así que, La Hormiga de Oro recoge este interesante pie de foto en el ejemplar del 4 de junio de 1931:

“Desterrado de España por el Gobierno de la República, el Cardenal Segura llegó a Roma el 23 de mayo, a las 19,10 de la noche, siendo recibido solemnemente en la estación por los Reverendísimos Señores Caccia Dominioni, maestro de cámara del Papa; Ottaviani, substituto de la Secretaría de Estado, y Canali, asesor de la Suprema Congregación del Santo Oficio; por Monseñor Respighi, Prefecto de las Ceremonias Pontificias; Ruiz de los Portos, rector del Colegio Pontificio Español; don Carmelo Blai, y otras ilustres personalidades. El Cardenal Segura, vivamente conmovido, después de abrazar a los tres prelados, y de agradecer a todos los presentes el afectuoso recibimiento, se dirigió en automóvil al Colegio Español, siendo despedido con frenéticos aplausos por todos los circunstantes. El Cardenal Segura fue afectuosamente recibido en audiencia por Pío XI el siguiente día”.
 


El lunes 25 de mayo de 1931 se da noticia en El Castellano de la "Llegada a Roma del Cardenal Segura".

“Roma, 23.- En el tren de Génova, a las siete de la tarde, llegó a Roma el Cardenal Segura. Le esperaban en la estación monseñor Caccia Dominioni, maestro de Cámara del Pontífice; monseñor Canali, asesor del Santo Oficio; los directores del Colegio Español, con representantes de los alumnos y muchas personas de la colonia española en Roma. En total, unas 150 personas.

El Cardenal venía en un departamento reservado. Apenas se detuvo el tren estalló un aplauso mientras el Cardenal salía del vagón y acompañado por el jefe de la estación, se dirigía a la sala real, donde recibió el homenaje de los presentes y monseñor Caccia le saludaba en nombre del Pontífice. El Cardenal, muy conmovido, no acertó a pronunciar una palabra, y se limitó a abrazar estrechamente a monseñor Caccia Dominioni. Después dio a besar su mano a todos los presentes y montó en el automóvil que le condujo al Colegio Español.

En la estación estaban también monseñor Ottaviani, que le dio la bienvenida en nombre del Cardenal Pacelli; monseñor Canali le dio la bienvenida en nombre del Cabildo de la basílica de Santa María en Trastevere, de la que el Cardenal es titular. También estaba monseñor Perea, rector de la iglesia de Montserrat, y monseñor Respighi, prefecto de ceremonias del Pontífice.

El Cardenal se negó a hacer ninguna declaración a los periodistas y se limitó a pedir a los presentes que rogasen por España. Mañana por la tarde será recibido por el Pontífice”.