Lunes, 23 de diciembre de 2024

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Con las tres mártires católicas de la Cruz Roja se alcazará la cifra de 1.918 mártires

Las mártires concepcionistas de Escalona (1)

por Victor in vínculis

El Papa Francisco rubricó con su firma, después de recibir el pasado martes 11 de junio al cardenal Angelo Becciuo, prefecto de la Causa de lo Santos, que Pilar, Octavia y Olga fueron asesinadas por odio a la fe. La Iglesia las eleva al culto como mártires y beatas. Así pudimos leerlo:

https://www.religionenlibertad.com/espana/725143080/Las-3-enfermeras-de-Cruz-Roja-de-Astorga-a-los-altares-el-Papa-reconoce-su-martirio-estremecedor.html

Con las tres enfermeras católicas de la Cruz Roja de Astorga el número de los mártires de la persecución religiosa (1934-1939) se elevará a 1.918. Parece que el Papa consuela a la diócesis maragata que ha sufrido la inesperada muerte de su Obispo, monseñor Juan Antonio Menéndez, que en paz descanse. La capilla elegida para enterrar al Sr. Obispo, frente a la del Sagrario está muy próxima al enterramiento de las mártires que sufrieron el martirio en tierras asturianas, llamadas popularmente las Mártires de Somiedo.

Beatificación en la Catedral de la Almudena, 22 de junio

El pasado 15 de enero, el Papa Francisco autorizó la promulgación del decreto de martirio de 14 religiosas españolas, María del Carmen Lacaba y 13 compañeras concepcionistas franciscanas, asesinadas por odio a la fe en 1936 durante la persecución religiosa española, abriéndose así la puerta a su beatificación. La misma tendrá lugar la próxima semana, la víspera del Corpus: a las 11 de la mañana del sábado 22 de junio.

De las catorce cinco de ellas están especialmente ligadas a Toledo: las dos religiosas del Monasterio de las Concepcionistas de Escalona. Por su parte, del grupo de Madrid capital, una de las diez era toledana, de El Toboso: Sor María del Santísimo Sacramento (Manuela) Prensa Cano. Finalmente, desde finales de 2015, reposan los restos de las dos mártires del Monasterio de El Pardo en la Casa Madre de la Orden que se encuentra en la Ciudad Imperial, cerca de El Alcázar.

La Comunidad de Concepcionistas Franciscanas de Escalona escribía en el verano de 2015 la última página de una historia de más de cinco siglos de oración en esta localidad toledana. La Orden de la Inmaculada Concepción echó raíces en el municipio en una pequeña casa-beaterio en 1510, en la calle de San Miguel, hasta que el 25 de julio de 1525, festividad de Santiago Apóstol, la Comunidad formada por 17 religiosas toma posesión del Monasterio de La Encarnación.

Esta edificación del siglo XVI en la que confluye el gótico tardío con el renacimiento ha sido desde entonces uno de los monasterios más emblemáticos de la Orden fundada por Santa Beatriz de Silva en el siglo XV y cuya Casa Madre se encuentra en Toledo, junto al Museo de Santa Cruz.

Escribe el padre capuchino Rainerio García de la Nava en su obra “Odisea Martirial de catorce concepcionistas” (2011): después de más de cuatrocientos años de historia “con tensión y sobresaltos crecientes llegaron las monjas al 18 de julio de 1936. Desde que se supo la noticia de la sublevación militar contra el gobierno, el monasterio fue blanco de insultos, registros, amenazas de incendios… finalmente, el 28 de julio, fueron intimadas a que abandonaran el convento, al que no volverían, y no todas, hasta después de finalizada la contienda bélica”.

Recogidas en diversos domicilios de Escalona, durante el primer día fueron visitadas y confortadas espiritualmente por su capellán, el siervo de Dios Teógenes Díaz Corralejo Fernández.

El 16 de septiembre trasladaron a todas las monjas a la Comandancia de Escalona donde fueron interrogadas y presionadas para renegar de la fe y abandonar la vida religiosa. Ante la resistencia de las monjas, fueron conducidas a la Dirección General de Seguridad en Madrid. Dos días después son llevadas a la cárcel habilitada en un convento de Capuchinas. Al finalizar la contienda toda la Comunidad regresará a Escalona, a excepción de Sor María de San José Ytóiz (que era la Abadesa) y Sor Asunción Pascual Nieto (que era la Vicaria). Eran los últimos días del mes de octubre de 1936.

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