"Quiero estar a tu lado, Virgen Dolorosísima"
Antes de su muerte, el padre Pro le dijo a un amigo: «Si alguna vez me atrapan, estáte preparado para pedirme cosas cuando esté en el cielo». Bromeando, también prometió alegrar a cualquier santo con cara larga que encontrara en el cielo bailando la danza mexicana del sombrero. No sólo este amigo sino muchos en México creían que el padre Pro respondería sus oraciones. Una vieja mujer ciega de la multitud que se acercó a tocar el cuerpo en el funeral, recuperó la visión. En la semana que siguió a su muerte, otros tres testificaron que habían recibido ayuda de él. Al comienzo de la década de 1930, la causa de canonización del padre Pro fue introducida en Roma y fue beatificado por san Juan Pablo II el 25 de septiembre de 1988.
En esta Semana de los Dolores, que precede a la Semana Santa, y en este día de la Virgen de los Dolores, podemos rezar con la oración que el beato Miguel Agustín escribió días antes de su martirio, exactamente el 13 de noviembre de 1927.
ORACIÓN A LA VIRGEN DE LOS DOLORES
Déjame pasar la vida a tu lado, Madre mía,
acompañado de tu soledad y tu pesar profundo.
Déjame sentir en mi alma el triste llanto de tus ojos y
el desamparo de tu corazón.
No quiero en el camino de mi vida saborear las alegrías de Belén,
adorando en tus brazos virginales al niño Dios;
no quiero gozar en la casita humilde de Nazaret
de la amable presencia de Jesucristo;
no quiero acompañarte en tu Asunción gloriosa entre los coros de Ángeles...
Quiero en mi vida, las burlas y las mofas del Calvario,
quiero la agonía lenta de tu Hijo, el desprecio,
la ignominia, la infamia de la cruz;
quiero estar a tu lado, Virgen dolorosísima, de pie,
fortaleciendo mi espíritu con tus lágrimas,
consumando mi sacrificio con tu martirio,
sosteniendo mi corazón con tu soledad,
amando a mi Dios y tu Dios con la inmolación de mi ser”.