SPP, estreno el 4 de marzo

20 febrero 2016 00:00

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Ayer san Pedro Poveda (SPP) brilló con luz propia. En ese joyero cultural y cinematográfico, que acaba de cumplir su quinta edición, y que conocemos como Madrimaná, pudimos ver (en frase puesta en labios del propio padre Poveda) que a pesar de la oscuridad siempre surge la luz.

Poveda, santo canonizado por san Juan Pablo II en 2003, siendo que destaca en la mayoría de los campos del apostolado y de la vida mística es el gran desconocido para el público católico español.

Teresa Ekobo (bajo estas líneas, la primera por la izquierda), alma mater de Madrimaná decía en una ocasión: “estrenar algo con temática religiosa es un riesgo y que el público lo vea, un milagro. Hay que favorecer los milagros”.

Así que la favorecedora de milagro y su equipo concluye, dentro de unas horas, su ciclo con la última película (Resucitado) que sobre Nuestro Señor Jesucristo se ha elaborado y dando un premio a su protagonista principal.

Este es el resumen para los que no vivimos en Madrid e incluso, tal vez, desconocen esta iniciativa del Arzobispado de Madrid.

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Poveda y Pablo Moreno

Así que ayer unos pocos cientos tuvimos el placer de ver, por primera vez, en la gran pantalla (en los cines Dream Palacio de Hielo de Madrid) la película que sobre el padre Poveda ha dirigido Pablo Moreno. Al pase (bajo estas líneas) de ayer acudieron Andrés Garrigó, Consejero Delegado de GOYA PRODUCCIONES, su director Pablo Moreno y los actores principales, Raúl Escudero y Elena Furiase, que daban vida en la película a Pedro Poveda y María Josefa Segovia. Los cuatro hicieron una breve presentación de la película y, tras su proyección, compartieron con el numeroso público sus experiencias en la realización de la película.

La cinta hace un recorrido por la biografía de San Pedro Poveda Castroverde (Linares 1874- Madrid 1936) desde sus primeros años como sacerdote en las Cuevas de Guadix hasta su martirio. El escollo principal a la hora de abordar su vida es la extraordinaria y polifacética personalidad de su protagonista: sacerdote hasta la médula, intelectual, humanista, pedagogo, innovador, defensor de la mujer…era muy difícil reflejar todos estos aspectos aunque la película dura casi dos horas. No se ahonda en todos ellos, porque es imposible, pero sí deja planteadas las bases para acercarnos a su figura.

Raúl Escudero interpreta a un Poveda muy humano, muy cercano con las necesidades concretas de todas las personas con las que se cruza en el camino. Las escenas llenas de luz con los gitanillos de Guadix aportan una buena dosis de ternura que no oculta la cruda realidad de la exclusión social de los cueveros. Una foto de la inauguración de las Escuelas del Sagrado Corazón en Guadix, sirve de hilo conductor durante toda la película y es un elemento plástico que ayuda al espectador a entender la ruptura interior que le supuso a San Pedro el abandono obligado de sus pobres hijos de Guadix, a los que llevó siempre en el corazón.

Prácticamente “exiliado” en la soledad húmeda y fría de Covadonga, bajo la mirada amorosa de la Santina, comienza la gran obra por la que será duramente perseguido: hacerse cargo de la formación de las futuras maestras de las escuelas públicas. La cinta refleja la batalla ideológica por la educación en España. Frente a una Institución Libre de Enseñanza que aun predicando “neutralidad” tiene por objetivo erradicar a Dios de la Escuela Pública, Pedro Poveda, con una visión casi profética, centra todos sus esfuerzos en la formación de maestras cristianas, con una fuerte preparación intelectual y pedagógica, que las capacita para acceder a los puestos públicos sin posibilidad de ser removidas de los mismos. De esta manera, Pedro Poveda y sus Teresianas frustran el proyecto de un laicismo anticlerical beligerante que a partir de 1931 prohíbe que las congregaciones religiosas se dediquen a la educación y eso les coloca en el punto de mira.

A través de los personajes femeninos, especialmente de Pepita Segovia, interpretados con credibilidad y soltura por Elena Furiase, la película refleja ese momento histórico de incorporación de la mujer a los estudios superiores y el apasionamiento con que esas primeras teresianas toman conciencia de que son actoras de un cambio histórico respecto del papel de la mujer en la sociedad. Pedro Poveda toma la iniciativa en ese cambio y allana el camino para que las jóvenes puedan desenvolverse en un mundo universitario que hasta entonces era exclusivamente masculino y esa apuesta molesta a muchos, tanto fuera como dentro de la Iglesia.

Conforme avanza la vida del protagonista y la extensión de su proyecto, el film recrea el ambiente de crispación política e ideológica, que termina con el estallido de la Guerra Civil. El martirio de San Pedro Poveda se presenta sin cargar las tintas sobre los responsables de su asesinato, pero refleja perfectamente el odio contra lo que Pedro Poveda representa: una identificación total con Jesucristo que es capaz de transformar la realidad concreta de cada persona y de la sociedad en general y que perdona a sus enemigos.

Esta nueva película de Pablo Moreno puede servir de punto de partida para aproximarse a la figura de uno de los grandes santos del siglo XX y animarse a conocer más de su vida y de sus magníficos escritos. Como decía Raúl Escudero en el coloquio, san Pedro Poveda es como un pozo sin fondo, siempre es nuevo, siempre puedes encontrar algo más que no habías percibido hasta ese momento.

La película se estrena el día 4 de marzo y desde aquí os animamos a todos a que no dejéis de ir a verla.