Hoy el reto del amor es tocar la campana con el código del Amor
por El Reto Del Amor
Año del Señor 2015
Lerma, 10 de Noviembre
Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
UN ÚNICO CÓDIGO
Ayer tenía que localizar a una de las hermanas en el monasterio y no me gusta tener que hacerlo; es más, sólo me gusta buscar a una: a la procuradora. Seguro que ya te estarás preguntando si es que se esconden o si están lejos... no es nada de eso. Es sólo que la megafonía monástica es de alto alcance, pero no admite equivocaciones.
Te estoy hablando de una campana situada estratégicamente, cuyo sonido es apreciable por todos los rincones pero que, para que tenga su efecto en las monjas y se den por aludidas, requiere que a cada una la llames por una especie de código morse. De ahí que la procuradora me resulte sencillo e incluso divertido, pues tiene efecto inmediato: una campanada y ya. Viene al momento.
Hay un cartel en el que pone la llamada de cada una: dos y dos campanadas, tres y tres, repiquete... Ufff, la gran variedad de "códigos" unida a mi energía hacen que, cada vez que llamo a una monja que no sea la procuradora, aparezcan dos o tres preguntando:
- ¿A quién llamas?
- ¿Es a mí?
Una concentración de monjas en la que están todas menos la que busco.
Y así, ayer iba buscando a sor Teresita: ¡me iba a esforzar por que viniese ella y no otra! Tres y tres. Una, bien; dos, bien... y la tercera se me fue la mano y me salió doble, ¡me colé! Otra vez había llamado a alguien que no era, otra vez sonidos confusos en los que no se sabía si eran cuatro, tres, tres y una... y sin poder dar a ningún botón en el que ponga "borrar" o emitir una señal que diga "¡Me he equivocado, que no venga nadie, dejadme repetir!" Así que dejé ahí la campana y me fui corriendo para no tener que afrontar otro encuentro de monjas desorientadas.
Ahora me río y pienso en cuántas veces nos equivocamos al "llamar" a los demás. Con el Señor no hay que hacer virguerías para que la persona aparezca, para que se dé un encuentro profundo. Ha puesto una campanada, sólo una, que es universal: el Amor. Es infalible; hay veces que tendrás que tocarla con una sonrisa, con una palabra de aliento, de cariño, con un abrazo, con un rato de escucha...
Una campana que hay momentos en que se puede tocar con el código equivocado de la ignorancia, la pasividad, una mala contestación... pero que sí tiene el botón de "borrar" o "dejadme repetir" o "empezar de cero" con un perdón, un lo siento, dar el primer paso sin tener que salir corriendo.
Hoy el reto del amor es tocar la campana con el código del Amor de aquel con el que te relaciones a lo largo del día con un gesto concreto y, si aún queda alguien en tu trabajo al que le llamaste el viernes con el código equivocado, activa la opción "borrar" desde el perdón.
VIVE DE CRISTO
http://dominicaslerma.es/
Lerma, 10 de Noviembre
Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
UN ÚNICO CÓDIGO
Ayer tenía que localizar a una de las hermanas en el monasterio y no me gusta tener que hacerlo; es más, sólo me gusta buscar a una: a la procuradora. Seguro que ya te estarás preguntando si es que se esconden o si están lejos... no es nada de eso. Es sólo que la megafonía monástica es de alto alcance, pero no admite equivocaciones.
Te estoy hablando de una campana situada estratégicamente, cuyo sonido es apreciable por todos los rincones pero que, para que tenga su efecto en las monjas y se den por aludidas, requiere que a cada una la llames por una especie de código morse. De ahí que la procuradora me resulte sencillo e incluso divertido, pues tiene efecto inmediato: una campanada y ya. Viene al momento.
Hay un cartel en el que pone la llamada de cada una: dos y dos campanadas, tres y tres, repiquete... Ufff, la gran variedad de "códigos" unida a mi energía hacen que, cada vez que llamo a una monja que no sea la procuradora, aparezcan dos o tres preguntando:
- ¿A quién llamas?
- ¿Es a mí?
Una concentración de monjas en la que están todas menos la que busco.
Y así, ayer iba buscando a sor Teresita: ¡me iba a esforzar por que viniese ella y no otra! Tres y tres. Una, bien; dos, bien... y la tercera se me fue la mano y me salió doble, ¡me colé! Otra vez había llamado a alguien que no era, otra vez sonidos confusos en los que no se sabía si eran cuatro, tres, tres y una... y sin poder dar a ningún botón en el que ponga "borrar" o emitir una señal que diga "¡Me he equivocado, que no venga nadie, dejadme repetir!" Así que dejé ahí la campana y me fui corriendo para no tener que afrontar otro encuentro de monjas desorientadas.
Ahora me río y pienso en cuántas veces nos equivocamos al "llamar" a los demás. Con el Señor no hay que hacer virguerías para que la persona aparezca, para que se dé un encuentro profundo. Ha puesto una campanada, sólo una, que es universal: el Amor. Es infalible; hay veces que tendrás que tocarla con una sonrisa, con una palabra de aliento, de cariño, con un abrazo, con un rato de escucha...
Una campana que hay momentos en que se puede tocar con el código equivocado de la ignorancia, la pasividad, una mala contestación... pero que sí tiene el botón de "borrar" o "dejadme repetir" o "empezar de cero" con un perdón, un lo siento, dar el primer paso sin tener que salir corriendo.
Hoy el reto del amor es tocar la campana con el código del Amor de aquel con el que te relaciones a lo largo del día con un gesto concreto y, si aún queda alguien en tu trabajo al que le llamaste el viernes con el código equivocado, activa la opción "borrar" desde el perdón.
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