De un guardia civil que quiere ir La Meca y una alcaldesa que derriba un Via Crucis
por En cuerpo y alma
Dos noticias que parecen tener en común el respeto a los musulmanes que viven entre nosotros y que sin embargo, lo van a ver Vds., tienen, por lo que hace al tema, muy poco que ver entre sí, y merecen valoraciones muy diferentes.
La primera la encuentro en este mismo medio. Según ella, un guardia civil de Melilla, de confesión islámica, ha solicitado a la Dirección General del Cuerpo que le subvencione el viaje a La Meca para, -de parecida manera a como se hace con otros compañeros suyos de religión católica que se desplazan a lugares de peregrinación cristiana como Santiago de Compostela, Zaragoza o Lourdes-, cumplir con una devoción religiosa, en este caso el Hajj, la peregrinación a La Meca que, al menos una vez en la vida, han de hacer todos los musulmanes.
Según la segunda, que publica Dieter Brandau en EsRadio, la alcaldesa del pueblo de Cenicientos, en Madrid, la pesoíta Natalia Nuñez, ha derribado el Vía Crucis que había sido levantado tres meses antes por la Comunidad de Madrid por constituir, según declara textualmente, “una falta de respeto para aquellos vecinos que no profesan ninguna religión o que profesan por ejemplo una religión o una cultura musulmana que también forman parte de la comunidad y que hay que respetarlos también”.
Por lo que hace a la primera de las noticias, dado que existen guardias civiles musulmanes, y dado que la Guardia Civil ofrece a sus componentes ayudas para atender sus devociones de tipo religioso, las ayudas que se den a los guardias civiles de una religión les deben ser dadas a los de todas, en idéntica igualdad de condiciones, sean muchos o sean pocos. Nos hallamos ante un derecho individual cuya desatención implica una discriminación clara y difícilmente defendible.
El segundo caso es absolutamente diferente. No hablamos aquí de derechos individuales ni cabe apelar a discriminación ninguna. Sostener que la erección de un Vía Crucis pueda constituir una falta de respeto hacia los musulmanes es tan absurdo e indefendible como sostener que las muchas mezquitas existentes ya en la capital, y notablemente la más vistosa de todas ellas, la mezquita de la M-30, constituyen una falta de respeto a los madrileños cristianos. Y más si cabe, discúlpenme Vds., dado el carácter mayoritario y tradicional de la que la religión cristiana, pese a quien pese, goza en España.
Considerar una falta de respeto hacia una religión la profesión de otra es exactamente lo contrario a la libertad religiosa de la que, envuelta en el impostado irenismo de sus declaraciones, intenta presentarse Sra. Núñez como adalid, y conduce a las peores expresiones imaginables de odio religioso, intolerancia, acoso y persecución que ya contemplamos en tantos lugares del mundo.
Con sus declaraciones hipócritas y torticeras, la alcaldesa pesoíta de Cenicientos sólo intenta disimular el verdadero sentimiento que ha impulsado su decisión, a saber, el más inconfesable odio religioso hacia la que, pese a quien pese, sigue siendo la religión mayoritaria del país y aquélla intrínsecamente unida a su historia y tradición (y probablemente, la suya). Algo en lo que por desgracia, vemos militar con alarmante y creciente intensidad al desnortado pesoísmo español.
Y sin más por hoy, que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos. Por aquí nos vemos mañana. Si lo tienen a bien, naturalmente.
©L.A.
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