Domingo, 22 de diciembre de 2024

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Del divorcio en el Evangelio de Mateo: ¿un enfoque algo diferente?

por En cuerpo y alma

 
 
            El tema del divorcio lo tratan tres de los cuatro evangelistas, a saber, todos menos Juan. Marcos lo hace así:
 
            “Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: «¿Puede el marido repudiar a la mujer?» Él les respondió: «¿Qué os prescribió Moisés?» Ellos le dijeron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla.» Jesús les dijo: «Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto. Pero desde el comienzo de la creación, Él los hizo varón y hembra. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre.» Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto. Él les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.»” (Mc. 10, 1112)
 
            Obsérvese el enfoque másculocéntrico de la cuestión: no se habla propiamente de divorcio según lo entendemos hoy, sino de repudio, -“¿puede el marido repudiar a la mujer?”- un instituto que en la época sólo podía ejercitar el varón y no la mujer. Jesús no trasciende aquí las coordenadas históricas o geográfico-temporales en las que se desenvuelve su ministerio, pero da una respuesta cuyo traslado a la coyuntura presente no ofrece dificultad alguna, y es perfectamente aplicable a una situación como la actual en la que tanto el hombre como la mujer pueden iniciar el proceso de divorcio.
 
            Lucas omite todo el relato circunstancial que le vemos realizar a Marcos y recoge sólo la sentencia final de Jesús, pero pone en boca de éste palabras prácticamente idénticas a aquéllas que pone Marcos:
 
            “Todo el que repudia a su mujer y se casa con otra comete adulterio; y el que se casa con una repudiada por su marido comete adulterio” (Lc. 16, 18).
 
            De las que no cabe sino deducir, como en Marcos, que todo divorcio es imposible.
 
            Mateo sí realiza el relato circunstancial, y lo hace en términos muy similares a aquéllos en los que lo hace Marcos:
 
            Y se le acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, le dijeron: «¿Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera?» Él respondió: «¿No habéis leído que el Creador, desde el comienzo, los hizo varón y hembra, y que dijo: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre.» Dícenle: «Pues ¿por qué Moisés prescribió dar acta de divorcio y repudiarla?» Díceles: «Moisés, teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón, os permitió repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue así” (Mt. 19, 3-8).
 
            Pero el desenlace del episodio es absolutamente inesperado; tan inesperado como, de hecho, desconocido para el gran público y hasta contradictorio, se podría llegar a decir, con el que proponen Marcos y Lucas: tres palabras parecen cambiar el entero significado de la sentencia de Jesús. A ver si las descubre Vd.
 
            Ahora bien, os digo que quien repudie a su mujer -no por fornicación- y se case con otra, comete adulterio” (Mt. 19, 9).
 
            Palabras que, a mayor abundamiento, Mateo ya había puesto en boca de Jesús en otro pasaje de su evangelio, con ocasión del discurso de las bienaventuranzas:
 
            “También se dijo: El que repudie a su mujer, que le dé acta de divorcio. Pues yo os digo: Todo el que repudia a su mujer, excepto en caso de fornicación, la hace ser adúltera; y el que se case con una repudiada, comete adulterio” (Mt. 5, 31-32)
 
            “No por fornicación” (“nisi ob fornicationem” en la Vulgata), “excepto en caso de fornicación” (“excepta fornicationis causa” en la Vulgata) ¿Qué quieren decir estas palabras “no por fornicación”, “excepto en caso de fornicación”? ¿Cómo deben interpretarse? ¿Acaso está justificando Jesús el divorcio en el caso de que medie infidelidad entre los cónyuges? Ahí queda eso, que por hoy, queridos amigos, es todo. Que hagan mucho bien y que no reciban menos. Mañana seguimos con estas disquisiciones y con otras. Tienen Vds. la casilla de comentarios para hacer los que estimen oportunos.
 
 
            ©L.A.
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