De la contaminación arbórea que -iglesias y catedrales entre ellos- sufren los monumentos españoles
por En cuerpo y alma
Es una de las señas de identidad de las ciudades españolas, insospechada para tantos de nuestros compatriotas: la nutrida y densa arborización de sus calles y el buen cuidado de su patrimonio arbóreo: ¿a que no sabía Vd. que Madrid es una de las ciudades con más árboles del mundo? Conozco bien ciudades con un clima mucho más propicio a disfrutar de un barato y casi espontáneo parque arborícola que ya quisieran para un día de fiesta gozar de los tupidos bosques que, a pesar del mucho esfuerzo que cuestan, dispone una ciudad tan seca y tan poco apta en principio como Madrid.
¿Quiere ello decir que todos los árboles están bien colocados en las ciudades españolas? Ni muchísimo menos. Por mor de ciertos discursos pretendidamente ecologistas o por la razón que sea, lo cierto es que el problema de las áridas y yermas ciudades españolas hoy día no es la falta de ornamentación vegetal, sino muy a menudo lo contrario.
Algunos de los más espléndidos árboles de las ciudades españolas están en los sitios más inoportunos y menos apropiados. Les puedo dar muchos ejemplos. Sin salir de mi querido Madrid, uno de los tramos callejeros más bellos de la ciudad y del mundo, el tramo de la calle Alcalá que separa Cibeles de la Puerta de Alcalá, está decorada con unos árboles gigantescos que privan a la hermosa vista de la Puerta de Alcalá de dos de sus cinco magníficos arcos, y reducen sus dimensiones a casi la mitad. Ese bello edificio que es la Biblioteca Nacional con su “puerta trasera” (bendita puerta trasera) que es ese maravilloso Museo Arqueológico que de estar en Nueva York suscitaría varios millones de visitas sólo para conocerlo, en el esquinazo que hacen la calle Serrano y la calle Jorge Juan se ve tupidamente tapado por un bosquecillo de cipreses que estarían muchísimo mejor en tantos otros lugares diferentes de Madrid.
Catedral de Salamanca |
¿Les doy más ejemplos? Pues bien, esa ciudad maravillosa verdadero patrimonio de la Humanidad que es Salamanca, tiene algunos de los mejores árboles urbanos que yo haya visto en los lugares más inapropiados y menos acertados. En la plaza en la que se halla la irrepetible catedral salmantina a caballo entre el gótico y el renacimiento que es una de las más hermosas del mundo, hay lugares desde los que apenas asoma el hermoso color de su piedra entre las hojas de pinos maravillosos que en los Alpes seguirían contándose entre los mejores: ¿hay derecho? ¿De verdad que en todo Salamanca no hay un sitio mejor para plantar semejantes ejemplares? En la propia ciudad que hizo sabios a Fray Luis de Leon, a Francisco de Vitoria y a Miguel de Unamuno una de las fachadas laterales de una de las iglesias más bonitas del mundo, la de los dominicos, está absolutamente tapada por las ramas y las copas de árboles monumentales, cuyo único pecado consiste en haber nacido en el lugar inadecuado.
Va a ser difícil de corregir: hoy el lobbie ecologista es uno de esos que ponen y quitan presidentes, y con los que es imposible la negociación. ¡A ver qué alcalde se atreve a quitar los árboles que he citado! Dicho queda, aunque sólo sea: no sobra ni un solo árbol en las ciudades españolas… pero muchos están muy mal colocados y en consecuencia, estarían mejor en otro lugar de las mismas.
Que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos. Mañana les veo en la columna… ningún árbol la tapa.
©L.A.
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