¿Es una liturgia "desnaturalizada" lo que "desconvierte" al mundo?
Me llama la atención que cada vez que saco el tema de los “carcas” y los “progres” hay dos reacciones tipo: Una gente se rasga las vestiduras por los desmanes en la liturgia, otros por la culpa y responsabilidad por el autoritarismo de los jerarcas. Lo importante es encontrar culpables, y para eso cada cual tiene muy claro en qué están fallando estos culpables. El caso es que yo estoy dejando de tener tan claro lo que falla. Cuanto más de cerca conoces a sacerdotes, que viven, sienten y padecen, y pese a todo están ahí, fieles a su ministerio y las promesas dadas, más relativizo lo que antes me resultaba un mundo. Hoy me fijaré en el tema de la liturgia. La objeción número uno contra los “progres” es esa, la liturgia. Recuerdo a un señor que volvió de una misa de diario en la parroquia más grande de mi ciudad, nada sospechosa de falta de ortodoxia, escandalizado por el hecho de que laicos ayudaran a repartir la comunión cuando el sacerdote se podía haber bastado solo para hacerlo. De alguna manera el mensaje que yo percibía era: da igual que el 99.9% esté bien, si falla (a su entender) el .01% me voy a pasar la misa criticando. La semana pasada también, asistí a una misa cuerpo presente de un querido amigo, en la que el sacerdote, amigo del difunto, hizo de la Eucaristía una ocasión para compartir no sólo el pan, sino recuerdos, peticiones, ánimos, y cariño, mucho cariño y cercanía. En ella hasta algún ateo evocó sus discusiones con el difunto sobre la existencia de Dios. Obviamente la misa fue todo lo contrario de la del señor del 0.1%, fue lo que se dice una misa progre. No pretendo entrar en el debate sobre si se puede hacer esto o lo otro en la liturgia. Como dije en el primer post soy hijo de mi tradición, y allá cada cual con lo que quiera interpretar que pienso al respecto. Lo que sí quiero lanzar es la siguiente pregunta ¿es una liturgia “desmadrada” toda la objeción que poner a ciertos ambientes eclesiásticos? ¿Acaso es ese el problema que tiene la Iglesia? Dicho desde otro ángulo, ¿la vuelta a una ortodoxia litúrgica solucionaría los males del mundo? Yo, a lo más, lo consideraría un síntoma, no “el problema” Si no, nos posicionaríamos como los Lefebvrianos en lo que para mí no es sino una sacralización de la tradición religiosa, que niega a la misma Iglesia la posibilidad y la autoridad para el cambio. Pero la cuestión va más allá. Para mí es tan sintomática de que algo va mal una misa en la que se pretenda consagrar galletas como una misa en la que el acento esté puesto en una hierática y distante perfección litúrgica ajena al pueblo para el que se celebra. Hay misas y liturgias pluscuamperfectas que adolecen de una preocupante falta de cercanía, alegría, y vida. Y hay gente en la Iglesia que reaccionó, con mayor o menor acierto, con mayor o menor humildad e inteligencia, contra eso. En el fondo observo mucha gente traumatizada, herida y atrancada en cuestiones que son sintomáticas (y con esto no quiero quitar valor a esas cuestiones, que lo tiene) Todavía estoy esperando el día en que alguien diga “no me gusta esa misa porque no salva” en vez de no me gusta la estola del cura o el tono con el que habla, o lo rígido de su sermón, o que consagre con el micrófono en la mano. La Eucaristía prenda de las riquezas del cielo, memorial de la muerte y resurrección de nuestro Señor, presencia viva de Jesucristo, sacramento de la unidad...y nosotros tirándonos de los pelos por estas cosas. No me extraña que la gente joven huya de las misas que nos hemos fabricado. Falta sobrenaturalidad en la Iglesia. Falta fe, mucha fe. Falta teología encarnada en la vida. Al final unos y otros creen en lo humano de su tradición, y lo sacralizan, y no dan vida.