La Iglesia católica y su agotamiento deportivo
Ahora que tenemos la Champions reciente, me viene a la memoria que alguien dijo una vez que la Iglesia es como un partido de fútbol en el que 24.000 espectadores desesperadamente necesitados de ejercicio, contemplan como sudan 24 jugadores desesperadamente necesitados de descanso. El Concilio Vaticano II fue un gran movimiento del Espíritu, que en un cierto sentido vino a traer una democratización de la gracia Uno de sus muchos frutos fue reavivar el sacerdocio común de los fieles, e impulsar a la Iglesia a un estar en el mundo sin ser de él. Recuerdo como preciada lectura de juventud recien convertido Hora de los Laicos del cruzado Abelardo de Armas que se hacía eco de este motto de Pio XII que desarrolló maravillosamente el Concilio. Por aquellos años me impresionó un cuaderno sobre ¿Qué es la Nueva Evangelización? En el que se hablaba de dos modelos de pastoral; de un lado la pastoral de mantenimiento (cuidar lo que ya hay) y por otro la pastoral de evangelización o anuncio en la que se encuadraba la Nueva Evangelización. Tengo la sensación de que en muchas diócesis lo de la Nueva Evangelización no se ha interiorizado mucho. De un lado se piensa que una Iglesia dedicada a los sacramentos convertirá al mundo. Que si el mundo no viene a misa es porque ha cambiado, son los tiempos que corren. Se invierte lo mejor de las vidas de sacerdotes jóvenes y llenos de ganas de trabajar, en hacerles correr de pueblo en pueblo dando misas por aquí por allá, sin que les quede tiempo de trabajar con los de fuera (y los de fuera cada vez son más) Por otro lado se predica asumiendo que se habla a convencidos,se abronca y se pasa contabilidad de vida cristiana a los pocos que vienen. En general faltan testigos y sobran maestros; bachilleres o licenciados en teología, sí, pero faltos de esos mismos resultados que muchas veces piden desde los púlpitos. Creo que la gente no cae en la cuenta de que antes de la catequesis, viene el primer anuncio, el kerigma. La Iglesia primitiva,que actúaba en un mundo muy parecido al de hoy, no iniciaba a la gente en el bautismo sino tras un catecumenado de adultos; y ni que decir tiene que a la Eucaristía se accedía mucho después. Que nadie se equivoque, amo a la Iglesia, y a sus sacerdotes, y sé cuanto esfuerzo y cuanto mérito hay detrás de tantas personas que con increíble generosidad y perseverancia están ahí contra viento y marea. No busco señalar con el dedo, que si uno hace esto, si otro, lo otro en un ejercicio del más puro guerracivilismo eclesial y menos pasar contabilidades. Sencillamente parece un síntoma preocupante ver que los 24 jugadores que tiene la Iglesia, andan agotados, mientras que 24.000 espectadores laicos engordan y ven los toros desde la barrera con grave peligro para su salud. Al final son siempre los mismos los que acaban "currando"...y eso pesa si las cosas no cambian y van a peor (lo que parece ser el caso en este decadente occidente en el que vivimos) Curiosamente, en mucha gente en la Iglesia lo que falta no es vida, compromiso, oración e integridad. Por eso preguntaba en el post anterior ¿qué es lo que "desconvierte" al mundo? Porque si nos fijamos sólo en la liturgia, nos dejamos en el tintero algo tan básico como que para que la gente celebre una liturgia primero tiene que tener algo que celebrar; en otras palabras: alguien con quien relacionarse por medio de esa liturgia. Y si nadie se lo presenta...son discusiones vacías e irrelevantes. Por eso ya que andamos con eso del fútbol habría que pararse a pensar qué es lo que lleva a un equipo a ganar la Champions, y cuanto trabajo de cantera hay detrás, trabajo bien enfocado y dirigido, en la dirección correcta. Porque el fútbol, como la Iglesia, al final no son 12 jugadores y nada más, hay muchísima gente detrás de cada victoria. Si no, corremos el riesgo de acabar agotados y que se nos escape esta generación, que aunque no busca a Dios lo necesita tanto como cualquier otra.