la Iglesia tiene la culpa de todo
la Iglesia tiene la culpa de todo
Desde la más remota historia del cristianismo venimos escuchando esta acusación que se ha convertido en un tópico, en un latiguillo que ya suena a rancio. A Jesucristo se lo quitaron de en medio porque no pensaba como el poder constituido. A los primeros cristianos los echaban a las fieras como chivos expiatorios de una sociedad corrompida. Se divertían con ello. Llegaron a acusarlos hasta del incendio de Roma, y que sacrificaban niños a su Dios. Y la historia de los mártires duró varios siglos.
En épocas posteriores, como la alta Edad Media, el poder civil corrompido afectó seriamente a
Lo que me ha llamado la atención es que algunos políticos que solicitaban el apoyo de la gente llamada “de orden” ahora se nos revelen progues de conveniencia, y pretendan alejarse de lo cristiano, por puro complejo. Para más de uno parece que los cristianos tenemos la “peste”, la “lepra” que hay que estigmatizar, y colgarle a todos una campanilla avisando que estamos ahí. ¿Por qué no se ofrecen en los medios retazos, por ejemplo, de la vida de la Madre Teresa de Calcuta, o una historia de algún comedor de Cáritas en donde se contemplan los verdaderos dramas? Ahí está
La Iglesia no tiene ningún partido político. Defiende la verdad allí donde se encuentre. Pero el humanismo cristiano no es, ni muchos menos, recitar el Credo en las asambleas o congresos. El humanismo cristiano es defender los valores humanos permanentes, los que exige la dignidad de la persona humana de siempre. Y tampoco nos vale decir que lo que le importa a los ciudadanos es la economía y no los valores. Hay que recordar que cristianos de todas las épocas, incluida la presente, están dando la vida, están muriendo, no por la economía, sino por los valores que defiende. Y no olvidemos que en la raíz de la crisis económica hay una fuerte crisis de valores. Decía Cicerón: No sentir la avidez de riquezas es una gran riqueza: no tener la manía de gastar es una gran renta. Pero esto solo se comprende si hay una educación en los principios inmutables impresos por el Creador en el ser humano. Seguramente una buena educación para la ciudadanía pueda contribuir seriamente a poner las bases futuras de una economía más saneada.
No distraigamos al personal azuzando a
Juan García Inza