Del viernes 13 y su relación con el mal fario: un origen mucho más cristiano de lo esperable
por En cuerpo y alma
Y bien, ya estamos otra vez ante un viernes 13, fecha famosa de las que no existe año que no lleve una, y algunos –precisamente los que, como el presente, lo llevan en un febrero no bisiesto- hasta tres (aunque ninguno lleva más). Y la pregunta que hoy nos formulamos es: ¿de dónde que los viernes 13 sean considerados día de tan mal fario?
Aunque nos movemos, como tantas veces, en el campo de la especulación, la razón más probable está relacionada con los eventos que condujeron a la muerte en la cruz de un profeta galileo por nombre Jesús de Nazaret, ocurrida precisamente ¿un viernes 13? 13, en todo caso, del mes judío de nisán.
La teoría, que se presenta como viable, nos conduce sin embargo a un debate inevitable –más que debate, dilema- que no es otro que el de la fecha en la que se produjo la crucifixión de Jesús, la cual, a su vez, nos planta ante dos cuestiones insoslayables. La primera, la falta de acuerdo entre los evangelistas, ya que si de los evangelios sinópticos se deduce (ojo, se deduce, no que lo digan explícitamente) que la crucifixión ocurrió un viernes 15, del Evangelio de Juan se deduce que sucedió un viernes 14 (en todo caso de nisán). La segunda, ya lo está viendo el lector, es que aunque aceptemos la prevalencia al respecto del Evangelio de Juan sobre los de los sinópticos, como de hecho hace la exégesis más autorizada al día de hoy (pinche aquí si desea conocer los pormenores del debate sobre la fecha en la que Jesús fue crucificado), lo cierto es que la fecha en que se produce la crucifixión es un viernes 14, pero nunca un viernes 13, alejamiento que es aún más evidente en la versión sinóptica.
Se ha intentado salvar la tesis sosteniendo que el 13 es cuando comienzan los eventos conducentes a la crucifixión de Jesús con la Ultima Cena que celebra con sus doce discípulos principales. Los partidarios de esta teoría incluso se adornan con una nueva circunstancia, la relacionada con el hecho de que en aquella mesa sobre la que se produjo la cena más famosa de la Historia, fueron 13, una vez más el número maldito, los que se sentaron, e incluso añaden que el que hacía el 13 de los comensales era el más execrable de todos ellos, Judas Iscariote. Resuelto el problema del 13, incurrimos sin embargo en uno nuevo, a saber, que ya no hablamos de un viernes sino de un jueves, circunstancia, la de que la Ultima Cena se produjo un jueves, en la que sí existe un completo consenso evangélico.
Amén de la ya explicada, existe una segunda teoría para explicar el mal fario que se reporta a los viernes 13, la cual, aunque muy diferente, sigue conteniendo poderosas connotaciones religiosas, y más concretamente, cristianas. Y es la que lo vincula al arresto producido el 13 de octubre de 1307, viernes a la sazón, de cientos de templarios en Francia, en una operación perfectamente planeada y coordinada ejecutada en varias ciudades de los reinos franceses y aún de otros reinos no franceses (pinche aquí si le interesa el tema del final de los templarios). Claro que siempre se podría aducir que la elección de la fecha por el monarca francés, Felipe el Hermoso, no fuera azarosa sino, precisamente, relacionada con la maldición que ya entonces recaía sobre ella, aunque según hemos visto, derivara de una interpretación evangélica que, como poco, hay que calificar de poco rigurosa.
Cuestión diferente y suplementaria es, todavía, cómo ese viernes 13 que mal que mal observa alguna explicación histórica por poco rigurosa que sea, deviene en el martes 13 al que atribuímos el mal fario en España y en muchas las naciones hispánicas que en el mundo son. Pero eso es harina de otro costal, al que dedicaremos unos minutos y unas líneas en otra ocasión. Que por hoy, queridos amigos, esto es todo. Que hagan mucho bien y no reciban menos. Mañana seguimos.
©L.A.
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