Toledo, 23 de julio de 1936. En la Diputación Provincial
Otro de los sacerdotes asesinados el 23 de julio fue el Siervo de Dios Bonifacio Aguilera Gil. Lo fusilan en la Diputación Provincial de Toledo. La detención fue junto a su hermano, que contemplará el asesinato, y posteriormente él también lo será, un mes después, en la Puerta del Cambrón.
Como recordábamos en esa serie de artículos, en esta foto aparece de derecha a izquierda (en la fila de los sentados a la derecha de la foto) nuestro protagonista: el Siervo de Dios Bonifacio Aguilera Gil, organista de la Catedral Primada y capellán de las Comendadoras de Santiago (con las manos sobre las rodillas); el Siervo de Dios Alfredo van den Brule; y el Vicario General de la Archidiócesis, el Siervo de Dios Agustín Rodríguez. Finalmente, de pie, detrás de ellos, el sacerdote es el Siervo de Dios Pascual Martín de Mora, párroco de San Nicolás de Bari. Los cuatros sufrieron el martirio en la ciudad de Toledo.
La detención
Mandan bajar a su hermano y los dos son conducidos a la Diputación Provincial, a unos locales que se han habilitado como cárcel. Pero en cuanto llegan a las puertas del edificio, José fue obligado a presenciar el asesinato de su hermano. A él le obligaron a ingresar en la cárcel, sufriendo el martirio en la Puerta del Cambrón la madrugada del 23 de agosto.
Ya referimos, todavía no hace un año, los datos de ambos hermanos a raíz de una fotografía sobre la que publicamos tres post:
Como recordábamos en esa serie de artículos, en esta foto aparece de derecha a izquierda (en la fila de los sentados a la derecha de la foto) nuestro protagonista: el Siervo de Dios Bonifacio Aguilera Gil, organista de la Catedral Primada y capellán de las Comendadoras de Santiago (con las manos sobre las rodillas); el Siervo de Dios Alfredo van den Brule; y el Vicario General de la Archidiócesis, el Siervo de Dios Agustín Rodríguez. Finalmente, de pie, detrás de ellos, el sacerdote es el Siervo de Dios Pascual Martín de Mora, párroco de San Nicolás de Bari. Los cuatros sufrieron el martirio en la ciudad de Toledo.
La detención
En la Plaza del Porche de Santo Domingo, se aposta un grupo de marxistas esperando la llegada de don Bonifacio. Todo el mundo lo conoce, pues es el organista de la Catedral de Toledo. Incluso entre los milicianos. Dos de ellos se atreven a ponderar el buen hacer del “cura” con el órgano catedralicio. De repente, se oye un portón cerrarse y alguien que se aproxima. Don Bonifacio, además de la música, tiene a su cargo la capellanía de las monjas Comendadoras, que todavía no hace el año que se trasladaron a la Calle del Cobertizo de Santo Domingo. Y de allí viene, de repartirles la Comunión.
Mandan bajar a su hermano y los dos son conducidos a la Diputación Provincial, a unos locales que se han habilitado como cárcel. Pero en cuanto llegan a las puertas del edificio, José fue obligado a presenciar el asesinato de su hermano. A él le obligaron a ingresar en la cárcel, sufriendo el martirio en la Puerta del Cambrón la madrugada del 23 de agosto.
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