Martes, 24 de diciembre de 2024

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Toledo, 22 de julio de 1936. En el Cristo de la Luz

por Victor in vínculis

Los tres últimos religiosos asesinados por odio a la fe, fueron otros tres carmelitas descalzos; con lo cual, las cifras del primer día, son: un fraile franciscano, seis carmelitas descalzos y dos sacerdotes diocesanos. La historia de los tres últimos fue de la siguiente manera y en las siguientes localizaciones.
Junto al Cristo de la Luz
BEATO ELISEO DE JESÚS CRUCIFICADO (Esteban Cuevas Casquero)
Nació el 26 de diciembre de 1913 en Besande (León). Apenas nacido, murió su madre. Poco después se hace cargo del pequeño su tío Juan Casquero, párroco del pueblo. Se desvive por él, le va enseñando cosas y, cuando tiene la edad pertinente escribe al Colegio teresiano de Medina del Campo, manifestando que tiene un sobrino que desea ingresar junto con otros del pueblo. Era el 13 de septiembre de 1926.
El 14 de agosto de 1929 llega al noviciado de Segovia con otros ocho compañeros. Toma el hábito el día 26, llamándose Fray Eliseo de Jesús Crucificado. Hace su profesión el 27 de agosto de 1930. Los estudios superiores de filosofía los hace en Toledo (19301933), los de teología, el primero (19331934) en Salamanca; los otros dos (19341936) en Toledo, donde hace su profesión solemne en diciembre de 1935. En Toledo recibe también la tonsura y las cuatro órdenes menores.
Cuando se produce el Alzamiento fray Eliseo con otros tres compañeros se había refugiado el 21 de julio en casa del señor Perezagua, en el nº 5 de la calle Alfileritos. Una vez que salieron de aquella casa-refugio, los acontecimientos se fueron desarrollando así: a la caída de la tarde del día 22, las milicias van persiguiendo a fray Eliseo, calle Alfileritos arriba. Llega hasta donde se encuentra la hornacina de la Virgen, da un paso atrás y baja por la calle del Cristo de La Luz. Se refugia en el sótano de una casa donde hay otras personas escondidas. Los que vienen persiguiéndole se pusieron a pitar a la puerta, para que saliese el fraile, que se había escondido allí, y que de no salir, dispararían contra todos los que se encontraban dentro.
Al oír esto fray Eliseo salió espontáneamente del escondite y se presentó a los que le buscaban diciéndoles:
-No disparéis, yo soy el religioso a quien buscáis.
Un testigo de vista que estaba refugiado en la misma casa sigue contando:
«Entonces fray Eliseo de Jesús Crucificado empuñando en sus manos el santo Cristo, que llevaba consigo, se santiguó, sale a la calle, y allí en la pared de enfrente vi cómo era fusilado por los rojos».

El cadáver estuvo abandonado en la calle día y medio. Valiente este muchacho que se adelanta, a imitación del Señor en Getsemaní, para que otros hermanos se puedan salvar. Como ya hizo, esa misma tarde, su padre prior, el beato Eusebio del Niño Jesús.
 
En el Callejón de Menores
BEATO HERMILO DE SAN ELISEO, (Pedro Ramón Rodríguez Calle)
Nació en Fuensaldaña, diócesis y provincia de Valladolid el 14 de abril de 1913. Su padre que era el secretario del pueblo fue trasladado en 1920, con el mismo oficio, a la villa de Laguna de Duero, a pocos kilómetros de Valladolid; y allá va toda la familia. Cuando el niño cuenta nueve años, muere su padre, el 5 de octubre de 1922, de un cáncer de garganta. La madre se va con sus niños a vivir a Valladolid. No hacÍa un año que había muerto el padre, cuando enferma también la madre con cáncer de pecho. Entonces, de acuerdo con su hermana Gertrudis Calle, tomaron la resolución de llevar a los niños al Patronato de huérfanos desamparados, sito en la Plaza de San Nicolás, institución creada por el arzobispo Gandásegui. Los tres niños ingresaron el Patronato, y la niña, Petra, se fue con unos tíos suyos. Atienden el centro las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. A los pocos meses del ingreso de Pedrito y hermanos en el Patronato, fallece también la madre el 16 de junio de 1923.
Del Patronato de huérfanos pasó al colegio teresiano de Medina del Campo en 1925. El 22 de julio de 1928 fue aprobado para ir a Segovia junto con otros seis compañeros. Llegó al noviciado el 3 de agosto de 1928 y vistió el hábito de la Orden el 16 sucesivo con el nombre de fray Hermilo de San Eliseo. Profesó en agosto de 1929. El primer año de Filosofía y Ciencias auxiliares (19291930) lo hizo en Ávila, en el convento de la Santa. El siguiente curso (19311932) lo hizo en Toledo; el tercero (19321933) El curso siguiente (19331934) lo encontramos en Salamanca estudiando la Apologética y otras materias correspondientes al primer año de Teología. El segundo curso de Teología en Toledo. Según parece, en este curso (19341935) pasó grandes crisis espirituales, pero superó la prueba ayudado por el P. Eusebio del Niño Jesús, maestro de estudiantes.
En mayo de 1936 el P. Eusebio pasó a ser prior de la comunidad y creyó oportuno que aquellos sus estudiantes se fuesen preparando para la profesión solemne y definitiva. Entre éstos fray Hermilo, que profesó solemnemente el 29 de junio de 1936.
Antes de cumplirse el mes de su profesión solemne ya se hizo con la palma del martirio. Fray Hermilo, con otros dos compañeros (Perfecto y Clemente), siguiendo las órdenes del P. Prior se refugiaron ya en las últimas horas del día 21 en la casa de doña Cecilia Criado que vivía con su hijo sacerdote, el siervo de Dios Antonio Gutiérrez Criado, capellán de la Armada, en el nº 8 de la calle de Alfileritos. Pasaron la noche bastante tranquilos, rezando y en conversaciones espirituales, animándose al martirio y se confesaron con don Antonio. Por la mañana del día 22 pasaron los tres a la terraza de la casa próxima del señor Nodal, por pensar que era más seguro ese refugio. Los tres se refugiaron en un rinconcito de la terraza a la que se habían pasado. A Fray Clemente lo mataron solo, como ya indicamos la semana pasada.
A los otros dos, Hermilo y Perfecto, los mataron un poco más tarde, por una descarga que les hicieron desde la casa de Correos, que dominaba toda la azotea. Los milicianos intentaron tirar los cadáveres a la calle, «pero una vecina que tenía una reja al nivel de la azotea que se abría, dijo que los podían bajar por allí, y así lo hicieron». Allí los registraron y vieron que eran religiosos con su escapulario del Carmen.
En la azotea donde murieron estos dos carmelitas durarán «unos tres años las manchas de sangre, que allí dejaron, a pesar de las lluvias y ventiscas: y nosotros, siempre las mirábamos con respeto, diciendo: "Sangre de mártires"», dirá la dueña de la casa doña Justina y su marido puntualiza: "He de consignar que la sangre de los dos religiosos, que murieron en mi azotea, no conseguimos hacerla desaparecer por muchos medios que pusimos para ello: yo considero esta circunstancia como signo o señal especial"».
Ambos huían por los tejados. Los mataron desde el edificio de Correos y fueron sacados por una casa del Callejón de Menores.

 
BEATO PERFECTO DE LA VIRGEN DEL CARMEN (Perfecto Domínguez Monge)
Nacido el 18 de abril de 1914, en Besande (León). Tenía un tío carmelita, llamado José Miguel de la Virgen del Carmen (Mariano Domínguez Alonso), hijo del pueblo, famoso orador. Perfecto va alimentando el ideal de ser tan buen orador como su tío. En 1926 van camino de Medina del Campo el párroco de Besande, don Juan Casquero, con sus muchachos, entre ellos Perfecto que ingresa en el Colegio teresiano el 13 de Septiembre. En Medina estudió tres cursos de Humanidades (19261929). Sus calificaciones en los estudios eran excelentes.
El 26 de agosto recibía el hábito de la Orden en el noviciado de Segovia, llamándose desde entonces Fray Perfecto de la Virgen del Carmen. Profesó el 27 de agosto de 1930. Los dos primeros años de filosofía los estudió en Toledo (19301932) y el último (19321933) en Ávila. Los estudios de teología los hace en Salamanca (19331934), y los otros dos cursos (19341936) en Toledo, donde hace su profesión solemne a los 21 años, el 15 de diciembre de 1935. En Toledo recibe la tonsura y las órdenes menores el 29-30 de junio y el 1 de julio de 1936.
Pocos días antes de la guerra, Perfecto había escrito a su casa diciendo:
«Se está preparando una muy gorda, pero yo no saldré de mi celda; aquí esperaré las turbas; yo estoy con mi Madre, la Madre del Carmelo».
Por fuerza mayor tuvo que salir de su amado retiro. Perfecto pasó la noche del 21 de julio con sus dos compañeros en la casa de doña Cecilia Criado, En el número 5 de la calle de Alfileritos.
Emplearon las horas en rezos y en conversaciones espirituales, se animaban mutuamente al martirio y se confesaron con el siervo de Dios Antonio Gutiérrez Criado, hijo de doña Cecilia que se encontraba en la casa. Con los otros dos se pasó la mañana siguiente a la terraza de don José Nodal y allí los abatieron a tiros los milicianos desde la oficina de Correos, que dominaba toda la azotea. La «sangre de mártires» que quedó en el suelo de la terraza y que no se quitaba durante unos tres años era la de fray Hermilo y Perfecto que invocaba el perdón y la clemencia sobre quienes les habían quitado la vida. El Señor lo quiso para sí y le regaló la gracia del martirio.
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