Críticas, blogs, progres, carcas, protestantes y demás

Acabo de hablar con mi querido amigo Víctor, que trabaja en el Vaticano, el cual le ha echado una ojeada a mi blog. Sin pararse a alabar o criticar el contenido (haciendo bueno el refrán (“entre amigos honrados, cumplimentos dispensados”) me pide que hable más en positivo, pues por mucho que las cosas estén en crisis en la Iglesia, eso ya lo saben los curas, seglares, religiosos y religiosas que tienen que trabajar todos los días en la ardua tarea pastoral. Lo que esa gente necesita es ilusionarse, ver nuevas propuestas y nuevos horizontes, por lo que el ritornello criticón no es lo que más les atrae. En mi fuero interno sé que una buena parte de razón tiene, por más que le contraargumente diciéndole que alguien tiene que ponerse en el extremo para hacer reflexionar a la gente. Esto me lleva a cuestionarme acerca de lo que la gente espera al cliquear sobre un blog como éste. El caso es que hay muchos ejemplos de blog religiosos, de gran éxito en España, como el de mi celebérrimo coparroquiano Fernández de la Cigoña,en los que la crítica ora aguda y socarrona, ora desmedida y lacerante, hace las delicias de sus lectores a juzgar por el éxito que obtiene. Esto me lleva a pensar que por mucho que mi amigo tenga razón, a la gente le va la crítica, el morbo, la noticia filtrada, la polémica y la gresca. Me pregunto cómo será el perfil del lector de los blog que publicamos en Religión en Libertad. Si progre, si carca, si viejo, o joven, religiosos, cura o seglar; quizás nada de eso, como un autoproclamado ateo que tuvo la gentileza de dejarme un comentario. Si en el título de un post aparecen palabras como “liturgia desnaturalizada” “progres” “carcas” “protestantización” el éxito en visitas está asegurado. Parece como si a la gente le fuera la polémica, y, puestos a ella, me gustaría tocar cuantas más teclas y sensibilidades fuera posible. Al titular el blog “Una Iglesia Provocativa” no he querido sino sugerir que puede haber una vivencia eclesial de la fe que provoque la curiosidad de propios y ajenos; aunque creo que debemos empezar por remover a los de dentro para llegar a los de fuera. Una vez un amigo dijo que al entrar en un grupo de oración le pareció haberse metido en la cantina de Star Wars. Si recuerdan la escena, Han Solo entra en un sitio donde hay marcianos y especímenes de todas las galaxias, a cada cual más raro y divertido, tomándose alegremente unas cañas. Yo creo que la Iglesia tiene un poco de eso, cada loco con su música y su genialidad, y eso son noticias muy positivas, por lo que me permito acentuar la crítica y el análisis de tanto en tanto.Espero que este blog inspire alguna buena refriega como la que ocurre en la cantina de la película de George Lucas.