Edith Stein. Me sumo a la petición.
Edith Stein. Me sumo a la petición.
por Duc in altum!
Finalmente, después de un día lleno de cosas, puedo sentarme frente a la pantalla y escribir algunos renglones. Hacerlo me sirve para relajarme y, al mismo tiempo, poder compartir ideas, experiencias, etcétera. con los lectores del blog que, amablemente, me regalan algo de su tiempo. Un poco antes entré al portal de Religión en Libertad y leí la noticia de que los Carmelitas han propuesto al Dicasterio de la Causa de los Santos la postulación de Edith Stein (1891-1942) -Santa Teresa Benedicta de la Cruz- como doctora de la Iglesia. Con el puro título y, aún más después de leer el texto entero, sentí la necesidad de sumarme a la petición. Desde luego que no tengo la categoría para marcar alguna diferencia, pero de forma simbólica me uno a la iniciativa porque he leído a Edith Stein y pienso que tiene “madera” de doctora. Eso no lo digo en sentido figurado porque, como afirma la noticia de ReL, fue la primera mujer en obtener un doctorado en Filosofía de Alemania. Lo hizo gracias a su tesis sobre la “empatía”. Claro que aquí hablamos de otro tipo de doctorado, el que corresponde a una persona que, además de llevar una vida coherente, santa, supo dejar un legado escrito capaz de acercar a muchos a la fe cristiana. Ella misma se convirtió gracias a una doctora que, aunque en su tiempo todavía no estaba reconocida como tal, ahora ya forma parte de la lista: Teresa de Jesús, a la que desde que estuve en Ávila llamo, junto con los abulenses, “la santa”.
¿Por qué le veo “madera” de doctora de la Iglesia? Para no cansarlos me limito a tres razones:
- El mundo de hoy, más que ateo, es agnóstico. Edith Stein pasó por ambas etapas o estadios antes de convertirse al catolicismo. Por lo tanto, sus obras nacen de una comprensión profunda de las búsquedas del ser humano hacia lo trascendente y sobre cómo Jesús es, realmente, “el camino, la verdad y la vida”. O sea, en un mundo agnóstico, Edith puede acercar a muchos que andan haciéndose preguntas.
- En ella, coinciden el Antiguo y el Nuevo Testamento. Como judía conversa tiene la doble riqueza del judaísmo y del cristianismo en su historia personal, familiar, cultural y teológica. No en el sentido de negar las diferencias, sino desde la óptica de un camino que la llevó a un destino, a una meta en Jesús y, desde él, al carmelo como monja de clausura.
- Integra el valor de la razón, de la filosofía. Sabe hablar desde una argumentación que no solamente tiene una excelente base teórica, sino que la llevó a su propia vida, a la experiencia del día a día, incluso en el extremo de su muerte en Auschwitz. Hay testimonios que hablan de una monja consolando a los niños que estaban siendo deportados por los criminales nazis en el tren. O sea, una esperanza a prueba de todo, porque esa monja era Edith Stein.
La noticia de ReL menciona de forma realista que, una posible dificultad para alcanzar el doctorado es que ya serían tres las carmelitas con dicho título; sin embargo, más allá del número o incluso del récord, está el valor de su vida y la prueba de que el camino emprendido por Teresa de Ávila y Juan de la Cruz es probadamente válido. O sea, que la acumulación de tres vendría a ser una garantía de que se trata de una espiritualidad que lleva a Dios y contribuye a que otros se dejan llevar por él. Dejamos, por lo tanto, al juicio de la Iglesia la última palabra, pero animados, al menos, con la posibilidad de una respuesta afirmativa.