Del síndrome post-aborto que también sufren los hombres
por En cuerpo y alma
Uno de los grandes errores por parte de los que defendemos el derecho a la vida, y al mismo tiempo, uno de los grandes aciertos por parte de los que defienden el supuesto derecho de la mujer a disponer de la vida de su hijo mientras éste se halla en su propio vientre, ha sido el de enfocarlo como un problema o cuestión que atañe a la mujer y sólo a la mujer, y no, en modo alguno, al hombre.
Error que es similar a aquél en el que los ideólogos del género intentan hacernos incurrir a los que creemos que hombres y mujeres son iguales en derechos, dignidad y responsabilidades, planteando la violencia doméstica desde un enfoque minimalista, excluyente, sesgado -y como se está demostrando, a todas luces ineficaz-, reducido a un mero problema de violencia machista (pinche aquí sobre el tema).
Pues bien, si en su día ya dedicamos una entrada al que llamamos “nunca reconocido derecho del padre sobre el nasciturus” (pinche aquí si desea conocer lo que decíamos al respecto), y luego una segunda a los que dimos en denominar “esos varones que abortan” (pinche aquí si le interesa el tema), toca hoy hablar de un tercer aspecto de la misma cuestión, la implicación del hombre en el aborto de su hijo, cual es el del llamado “síndrome post-aborto”, que aunque generalmente asociado a la mujer, sufre también el varón. Con menor frecuencia probablemente, con menor intensidad casi seguro, pero también.
Me manda uno de esos muchos lectores que tanto me ayudan a elaborar cada día para Vds. esta columna, una noticia que considero interesante: la terapeuta Bertina Morales, del Instituto para la Rehabilitación de la Mujer y la Familia (IRMA) de Méjico que “ayuda a la reconciliación de personas que han abortado, al tiempo que brinda ayuda en casos de embarazos en crisis”, recuerda que el sufrimiento como consecuencia de un aborto no es un problema exclusivo de la mujer, sino que afecta física, emocional y psicológicamente también al varón, bajo la forma de “sentimiento de culpa, depresión, frustración y un estado de vacío interior”.
Los hombres -explica Morales- reaccionan de manera distinta a como lo hacen las mujeres frente a un aborto. Mientras que algunos se oponen de manera violenta, otros que también se oponen no toman medidas para impedirlo. En otros casos, el varón finge ser neutral, dejando la decisión a su compañera. Hay hombres que presionan a la mujer para abortar, pero los hay también que sólo se enteran del aborto cuando éste ya está consumado.
La noticia incluye el testimonio de Sergio, un hombre que apoyó a la mujer a la que había dejado embarazada para que se sometiera a un aborto. Y sin embargo tras el aborto, afirma Sergio, “perdí la autoestima, la confianza en mí, ya no quería hacer nada. Fue un infierno”.
A lo mejor a alguno de Vds. el caso de Sergio les parece una milonga. A mí no me lo puede parecer, porque conozco, y bien de primera mano, un caso similar y, muy probablemente, incluso peor: el de un hombre cuya mujer, con la que no estaba casado, abortó contra la voluntad expresamente manifestada por él. Les puedo asegurar que ese hombre del que les hablo ha vivido desde entonces un verdadero calvario del que al día de hoy, cuando han pasado ya muchos, pero muchos años, no ha conseguido reponerse.
Y sin más por hoy y como siempre, que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos. Mañana por aquí nos vemos. Como siempre.
©L.A.
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