Lunes, 23 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

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Peregrinación a los mártires (4)

por Victor in vínculis

Beato Anselmo Polanco Fontecha

Siguiendo con nuestra peregrinación, desde el sur podemos regresar hasta tierras turolenses. La catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Teruel está declarada Monumento Nacional desde 1931. La Torre de la Catedral, el cimborrio y la techumbre junto con las torres mudéjares de San Pedro, El Salvador y San Martín fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad en 1986.
Frente a la capilla de la Inmaculada se encuentra la Cripta de los mártires, construida en el siglo XVI como panteón de obispos y canónigos. Actualmente guarda los restos de los beatos Anselmo Polanco, obispo de la diócesis y Felipe Ripoll, su vicario general, asesinados el 7 de febrero de 1939 y beatificados por san Juan Pablo II en 1995. Un lienzo, obra del pintor turolense Agustín Alegre, representa a los beatos y recuerda las circunstancias de su muerte y martirio.



Os ofrezco estos dos artículos:
http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=25532
http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=13748
 
Pont de Molins

“El día 7 de febrero, a las 10 de la mañana, llegó a Molins un camión con treinta hombres armados con fusiles-ametralladores, un teniente y varios suboficiales que se hicieron cargo de los presos y, después de robarles lo que llevaban, los ataron de dos en dos por las muñecas con muy malos tratos. El camión tomó la carretera de Les Escaules. A unos 1200 metros se detuvo y los presos fueron obligados a subir monte arriba por el cauce seco del barranco. Allí fueron acribillados. El cadáver del obispo de Teruel tenía la llamada actitud del gladiador, de los que mueren quemados. Tal vez fue quemado vivo. El espectáculo macabro que ofrecían los restos destrozados y medio consumidos por el fuego de 42 víctimas, con sus pertenencias esparcidas alrededor, fue presenciado por el pastor Pere, de Can Salellas. Fue tal la impresión que recibió que cuando llegó a casa no podía articular palabra, demudado y tembloroso. Sólo pudo decir: «¡Cuántos muertos!»... Fueron enterrados en el cementerio de Molins”.



Podéis leer este artículo:
http://www.hispaniamartyr.org/Picas/Picas_Incendio.pdf

Os invito a acercaros  a este municipio de la comarca del Alto Ampurdán en la provincia de Girona. Una y mil veces profanado con pintadas. Pero siempre una oración ante aquel lugar de peregrinación nos ayudará a encomendarnos a los mártires Anselmo Polanco y Felipe Ripoll.
 
 
Beato Manuel Borrás Ferré

Entre las salvajadas que se cometieron en los días de la persecución religiosa estaba el quemar los cuerpos de los victimados, aun con vida o después de ser fusilados. Así sucedió con el obispo auxiliar de Tarragona, el beato Manuel Borrás, que fue fusilado el 12 de agosto de 1936, en el coll de Lilla (Tarragona), luego su cuerpo fue quemado y no pudo ser recuperado.
En tiempo veraniego se puede hacer una hermosa marcha a este lugar marcado a fuego con sangre martirial.

El Coll de Lilla

El Coll de Lilla, llamado también Coll de l'Illa, es uno de los pasos naturales entre el Alt Camp y la Conca de Barberà que permite cruzar la sierra de Miramar. Utilizado ya en época romana, para unir Tarraco e Ilerda, actualmente pasa la carretera N-240 (Tarragona - Bilbao). Con una altitud de 593,4 m., recibe el nombre por la pedanía de Lilla (Montblanc).
 
Luis de Müller adquirió el terreno

Luis de Müller y de Ferrer, barón de la Real Jura, gentilhombre del cardenal Vidal y Barraquer, fue amigo íntimo del doctor Manuel Borrás.

El prelado, cuando presumía que iba a morir, antes de partir hacia Poblet, llamó a su amigo y le hizo donación de la imagen de la Inmaculada Concepción, a la que oraba en su mesilla de noche. Hoy pertenece a Borja de Müller Morenés. Y el pectoral que llevaba consigo, que hoy pertenece a Jaime de Müller Morenés, marqués de Mercader. Terminada la guerra, esta familia adquirió el terreno donde había sido inmolado para levantar en él un monumento a su memoria y a la de los mártires de la fe asesinados en el arzobispado de Tarragona aquellos años. En el lugar se plantaron ocho cipreses, uno por cada hermano de la familia de Müller Morenés.

El 14 de junio de 1957, más de veinte años después de su martirio, el cardenal arzobispo de Tarragona, Benjamín de Arriba y Castro, bendijo el monumento elevado en el Coll de Lilla en memoria del obispo auxiliar y demás compañeros mártires.

La cruz que se inauguró ocupa el lugar conocido por “l’Olivera del Bisbe”, situada en el punto exacto donde el doctor Borrás recibió la palma del martirio. Con ello se rendía homenaje a quienes ofrendaron su sangre en aras de la Fe, para que su muerte fuera ejemplo y guía a las generaciones futuras.

Podéis leer este artículo:
http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=17078&mes=8&ano=2011
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