Domingo, 22 de diciembre de 2024

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La Cruz: su historia y significado

por Vida en abundancia

 En cuanto a mí, ¡Dios me libre de gloriarme si no es en la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo!

Gálatas 6:14

 PRESENTACION

La cruz es el principal símbolo del cristianismo. La palabra ‘cruz’ proviene del verbo latino ‘cruciare’, que significa ‘crucificar’ o ‘torturar’. Y la palabra ‘crucifijo’ proviene del término latino ‘crucifixum’, que es el participio del verbo latino ‘crucifigere’, que significa ‘fijar en la cruz’.

La forma católica de la cruz es una línea vertical atravesada por otra línea horizontal. A esta cruz se la conoce como ‘cruz latina’. Su origen se refiere al método de ejecución que se utilizó con Jesucristo. Algunas interpretaciones místicas sugieren que la porción vertical representa la divinidad de Jesús, mientras que la horizontal representa su humanidad.

HISTORIA

En excavaciones relativas a la Edad de Bronce apareció en Europa una cruz parecida a la latina en diversos objetos, quizás no solo con fines ornamentales, sino también religiosos, son respecto a la naturaleza, dado que en sepulturas de la época se hallaron objetos con el símbolo de una cruz.

Es digno de mencionar que no se conservan iconos de la cruz pertenecientes a los dos primeros siglos del cristianismo puesto que representaba un método de tortura especialmente doloroso. Sin embargo la figura de la cruz era el símbolo de muchos de los primeros cristianos, en especial durante las épocas de persecución, con el fin de identificarse unos con otros de forma encubierta. Ellos hacían generalmente la señal de la cruz en el suelo con un dedo de la mano, pero no llevaban encima ninguna figura con forma de cruz.

No obstante en el monte Palatino, en Roma, se encontró lo que se considera la primera representación pictórica conocida sobre la crucifixión de Jesús, la cual tiene una inscripción en griego que dice ‘Alexámenos sébete theón’, que traducido al español significa ‘Alexámenos adorando a su dios’. De acuerdo a los estudiosos del tema, se cree que la fecha aproximada de la creación de esa obra es del año 85 al 95 d.C. bajo el emperador Domiciano. Sin embargo se considera que fue hecha en tono irónico por un no-cristiano.

Fue en el siglo IV cuando la cruz se convirtió en el símbolo predilecto para representar a Cristo y su misterio de salvación, y los cristianos entonces fueron dejando de lado los símbolos utilizados hasta entonces: la figura del Pastor, el pez, el ancla y la paloma.

El hecho de adoptar la cruz como símbolo cristiano vino principalmente con la visión que tuvo el emperador Constantino hacia el año 312 d.C., la cual precedió a su victoria en el puente Milvio. La figura de la cruz iba acompañada de las palabras ‘In hoc signo vinces’, que significa ‘Con este símbolo vencerás’. Entonces se empezó a denominar a los cristianos ‘los religiosos de la cruz’.

En el año 326 d.C. Elena de Constantinopla, madre de Constantino I el Grande, halló la Cruz de Cristo en Jerusalén. Es por ello que el 14 de septiembre los ortodoxos celebran la consagración de la basílica en el sitio donde fue hallada la Cruz de Cristo. Y la Iglesia Católica celebra este mismo día ‘la exaltación de la Santa Cruz’.

Las primeras representaciones pictóricas o esculturales de la cruz ofrecen un Cristo glorioso, con larga túnica y con corona real. Está en la Cruz, pero es el vencedor, el resucitado. Sólo más tarde, con la espiritualidad de la Edad Media, se le empezó a representar en su estado de sufrimiento y dolor. En la actualidad la cruz representa la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, ya que gracias a su sufrimiento en la Cruz Jesús venció a la muerte en sí misma y rescató de la condenación a toda la humanidad.

LAS RELIQUIAS

La Cruz fue el primero de los instrumentos de la Pasión de Cristo que fue venerado en forma de reliquia. Con el tiempo aún los clavos que fueron usados para clavar a Cristo en la Cruz fueron buscados, hallados y venerados por los cristianos. Uno de esos clavos está montado en la corona de hierro de Lombardía que se conserva en la catedral de Monza, la antigua capital de la Lombardía italiana.

Numerosas reliquias se disputan ser pedazos de la Cruz verdadera. En el siglo XVI Erasmo de Rotterdam decía que se podría construir un barco con toda esa madera, pero según el profesor Baima Ballone, catedrático del Departamento de Medicina Legal de la Universidad de Turín, Italia, si se aceptara que todos los trozos de la Cruz que se conservan fueran auténticos, juntándolos todos no alcanzaría siquiera el 50% del travesaño horizontal.

El Monasterio de Santo Toribio de Liébana, en España, alberga el mayor trozo de madera de la Cruz de Cristo. En 1958 fue analizado mediante estudios microscópicos por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y se determinó que la madera era del árbol ‘cupressus sempervivens’ pertenece a un ciprés abundante en Palestina.

LA CRUZ, UN SIMBOLO ELOCUENTE

Generalmente no nos damos cuenta porque ya estamos acostumbrados a ver la Cruz en la Iglesia o en nuestras casas. Pero la Cruz es una verdadera cátedra desde la cual Cristo nos predica siempre la gran lección sobre Dios, sobre el misterio de la salvación en Cristo y sobre la vida cristiana.

La Cruz nos presenta a un Dios trascendente, pero al mismo tiempo cercano. Un Dios que ha querido vencer el mal con su propio dolor. Un Cristo que es Juez y Señor, pero a la vez Siervo, y que ha querido llegar a la total entrega de sí mismo como imagen del amor y de condescendencia de Dios. Un Cristo que en su muerte y resurrección ha dado al mundo la reconciliación entre Dios y la humanidad. Esta es la Cruz que ilumina nuestra vida, que nos da esperanza y que nos muestra el camino.

VIVIR SEGÚN LA CRUZ

Todo gesto simbólico, todo signo, pueden ayudarnos a entrar en comunión con lo que simboliza y significa, que es los importante. Pero también puede ser un peligro si nos quedamos en la pura exterioridad. Entonces el signo se convierte en gesto ritual y rutinario, el cual no significa nada ni nos conduce a nada. Por tanto, cuando hacemos la señal de la cruz sobre nosotros mismos, si no lo hacemos con la fe debida, puede convertirse en un gesto mecánico que no nos dice nada y que no parece indicar que comporte una auténtica fe en su significado.

Cuando colocamos una cruz en nuestra casa, o cuando hacemos la señal de la cruz al empezar la Eucaristía o al recibir la bendición final, deberíamos dar a nuestro gesto su auténtico sentido. Debería ser un signo de nuestra alegría por sentirnos salvados por Cristo, dejándonos abarcar, consagrar y bendecir por ella, ‘gloriándonos en la Cruz de Nuestro Señor Jesús’ (Gálatas 6:14). Más aún, la señal de la cruz debe ser un compromiso, porque la Cruz es el mejor símbolo del estilo de vida que Cristo nos enseñó y que nos invita a recorrer: ‘Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, cargue su cruz y sígame’ (Mateo 16:24).

Debemos reconocer a la Cruz todo su contenido para que no sea un símbolo vacío, y entonces sí será un signo que continuamente nos alimente la fe y el estilo de vida que Jesús nos enseñó.

LA SEÑAL DE LA CRUZ EN EL CRISTIANISMO

Con frecuencia los cristianos hacemos la señal de la cruz sobre nuestras personas, o nos la hace el sacerdote en el caso del bautismo o de las bendiciones. Al principio era costumbre hacerla únicamente sobre la frente, pero luego se empezó a hacerlo tal como ahora lo conocemos: hacer la señal de la cruz sobre nosotros mismos, desde la frente al pecho, y desde el hombro izquierdo al derecho. También puede hacerse la triple cruz pequeña, primero en la frente, después en la boca, y por último en el pecho, como es el caso de la proclamación del Evangelio.

Es un gesto sencillo, pero lleno de significado porque, si se hace con la debida devoción, es una verdadera confesión de nuestra fe: Dios nos ha salvado en la Cruz de Cristo. Es un signo de pertenencia ya que al hacerlo sobre nuestra persona queremos decir que estamos bautizados y, por lo tanto, pertenecemos a Cristo, quien es nuestro Salvador y el origen y razón de nuestra existencia cristiana.

LA SEÑAL DE LA CRUZ EN LA IGLESIA ORTODOXA

Para los ortodoxos, al hacer la señal de la cruz deben juntar los tres primeros dedos de la mano derecha, pulgar, índice y medio, doblando los otros dos, anular y meñique, hacia la palma de la mano.

Los tres primeros dedos les demuestran su fe en la Santísima Trinidad, y los dos dedos doblados significan que el Hijo de Dios bajó a la tierra siendo Dios y se hizo hombre, demostrando así sus dos naturalezas, la divina y la humana.

Al inicial la señal de la cruz ponen los tres dedos juntos en la frente para santificar su mente; en el pecho para santificar los sentimientos interiores; en el hombro derecho y después en el izquierdo, para santificar todas sus fuerzas corporales. Esta antiquísima manera de persignarse, que aún se conserva en el seno de la Iglesia Ortodoxa, expresa de manera sencilla la doctrina trinitaria.

En el cristianismo, al momento de hacer la señal de la cruz, la mano va primero a la frente, después al pecho, luego al hombro izquierdo y, por último, al hombro derecho. En cambio, para el ortodoxo, los tres dedos de la mano van a la frente, después al pecho, luego al hombro derecho y después al hombro izquierdo. Para ellos esta diferenciación de movimientos poniendo en primer lugar la mano en el hombro derecho tiene su razón de ser: el Hijo está sentado a la derecha del Padre.

CONCLUSION

La señal de la cruz nos da fuerza para rechazar y vencer el mal, pero debemos hacerlo correctamente, con fe y devoción, sin prisas, respetuosamente y conscientes en todo momento del significado que persignarnos representa para nosotros.

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