Sábado, 16 de noviembre de 2024

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Del capítulo 101 del "Libro de las Herejías" de San Juan Damasceno, referido al islam (y 2)

por En cuerpo y alma


 
            Cuando ayer conocíamos la primera parte del capítulo 101 que San Juan Damasceno dedica en su “Libro de las Herejías” al islam (pinche aquí para conocerlo), les prometía que hoy traería para Vds. el resto del capítulo. Pues bien, aquí lo tienen Vds..
 
            Ellos nos acusan además de ser idólatras, porque veneramos la cruz, que ellos abominan. Y nosotros les respondemos: “¿Cómo es que entonces os frotáis contra una piedra en vuestra Kaaba, y la besáis y la abrazáis?”. Algunos de ellos dicen que Abraham tuvo relaciones con Agar sobre ella, pero otros dicen que ató el camello a ella cuando iba a sacrificar a Isaac. Y nosotros les contestamos: “Pues la escritura dice que había bosques en la montaña y había árboles de los cuales Abraham cortó madera para el holocausto y puso encima a Isaac, y entonces dejó los asnos detrás con dos jóvenes, ¿por qué decir tonterías? Pues en ese lugar ni hay árboles ni un pasillo para asnos”. Y se quedan sin palabras, pero aún afirman que la piedra es de Abraham. Entonces les decimos: “Aceptemos que es de Abraham, como decís con toda locura. Entonces, sólo porque Abraham tuvo relaciones con una mujer o porque ató el camello a ella, no os avergüenza besarla y todavía nos culpáis por venerar la cruz de cristo por la cual el poder de los demonios y el engaño del Diablo fueron destruidos”. Esta piedra de la que ellos hablan es la cabeza de aquella Afrodita a la cual veneraban y a la que ellos llamaban Khabar. Incluso hoy día restos de la escultura son visibles para el observador cuidadoso.
 
            Como se ha relatado, este Mahoma escribió muchos libros ridículos, a cada uno de los cuales dio título. Por ejemplo, hay un libro “Sobre las mujeres” en el cual permite para tomar cuatro mujeres y, si fuera posible, mil concubinas, tantas como uno pueda mantener además de las cuatro mujeres. También hizo legal echar a cualquier mujer que a uno se le antoje, y de la misma manera, tomar otra. Mahoma tenía un amigo llamado Zeid. Este hombre tenía una bella esposa de la que Mahoma cayó enamorado. Una vez, cuando estaban sentados juntos, Mahoma dijo: “A propósito, Dios me ha mandado tomar a tu esposa”. El otro contestó: “Tú eres un apóstol. Haz como Dios te ha dicho y toma a mi esposa”. Más bien, para contar la historia como fue desde el principio, le había dicho: “Dios me ha dado la orden de que dejes a tu esposa”. Y él la echó: Y luego, varios días más tarde. “Ahora, dijo él, Dios me ha mandado tomarla”. Entonces, una vez que la hubo tomado y cometido adulterio con ella, hizo esta ley: “Deja a quien echó a su mujer. Y si, después de haberla echado, el volviera con ella, deja a otro casarse con ella. Pues no es legal tomarla a menos que ella se haya casado con otro. Más aún, si un hermano echa a su esposa, deja a su hermano casarse con ella, si él así lo desea”. En el mismo libro da preceptos como: “Trabaja la tierra que Dios te ha dado y embellécela. Y haz esto y hazlo en modo tal para no repetir las cosas obscenas que él hizo”
 
            Luego viene el Libro del camello de Dios [desconozco a qué libro se refiere, pero no es el Corán]. Sobre éste camello dice que era un camello de Dios y que se bebía un río entero y que no podía pasar a través de dos montañas, porque no había espacio. Había gente en ese lugar, dice, y ellos bebían el agua un día, mientras la camella se la bebía al siguiente. Más aún, al beberse el agua les proporcionaba alimento, pues la camella les daba leche en vez de agua. Pero como estos hombres eran malvados, se levantaron, dice, y mataron a la camella. Sin embargo, tuvo un vástago, un camello pequeño, que, según dice, cuando la madre murió, llamó a Dios y Dios lo llevó consigo. Y nosotros les decimos: “¿De dónde venía el camello?” Y ellos dicen que de Dios. Y nosotros decimos: “¿Se emparejó la camella con alguno?”. Y ellos dicen: “No”. Y entonces, decimos nosotros, ¿cómo fue engendrado?”. Pues nosotros vemos que vuestro camello no tiene ni padre ni madre ni genealogía, y que el que lo engendró sufrió el mal. Ni siquiera está claro quién la crió. Y sin embargo, este pequeño camello fue alzado. Así que ¿por qué vuestro profeta quien, de acuerdo con lo que decís, Dios habló, no averiguó sobre el camello, dónde pastaba, y de donde obtuvo leche para criarlo? O puede que ella, como su madre, se reuniera con gente malvada y fuera destruída? O entró en el paraíso antes que tú, para que vosotros podáis tener el río de leche del que tan neciamente habláis? Pues vosotros decís que hay tres ríos en el paraíso, uno de agua, uno de vino y uno de leche. Si vuestro precursor la camella está fuera del paraíso, es obvio que ella se ha secado de hambre y de sed, y que otros tienen el beneficio de su leche, y así, vuestro profeta se jacta idiotamente de haber conversado con Dios porque Dios no le reveló el misterio del camello. Pero si ella está en el paraíso, y bebiendo agua todavía, y vosotros por falta de agua, os secáis en medio del paraíso de delicia. Y si no habiendo agua porque el camello se la ha bebido toda, y tu te sacias de vino del río del vino que fluye, te intoxicarás de beber vino puro y colapsarás bajo la influencia de la fuerte bebida y caerás dormido. Entonces sufrir la resaca y después de dormir y emborracharte de vino, te perderás los placeres del paraíso. ¿Cómo entonces no entró en la mente de vuestro profeta que esto podría pasar en el paraíso de las delicias? Nunca tuvo la menor idea de lo que el camello iba a producir hasta ahora, ni siquiera le preguntó, cuando os disertaba pomposamente con sus sueños a propósito de los tres ríos. Nosotros aseguramos que esta maravillosa camella vuestra os ha precedido en las almas de los asnos, donde vosotros, también, como las bestias, estáis destinados a ir. Y ahí será la oscuridad exterior y el castigo sempiterno, el fuego, los gusanos que no duermen, y los demonios infernales”
 
            De nuevo en el libro de la mesa, Mahoma dice que Cristo pidió a Dios una mesa y que ésta le fue dada. Pues Dios, dice, le dijo: “Te he dado a ti y los tuyos una mesa incorruptible”
 
            Y de nuevo, en el Libro de la Vaquilla dice otras estúpidos y ridículas cosas, por encima de las que por su gran número, prefiero pasar. Hizo una ley por la que debían ser circuncidados y las mujeres, también, y les ordenó no guardar el sabat y no ser bautizados.
 
            Y mientras les ordenaba comer algunas cosas prohibidas por la Ley, les ordenó abstenerse de otras. Y prohibió absolutamente el consumo de vino.
 
            Espero que lo hayan disfrutado. Salvo error por mi parte, se trata de una primicia en español. Que hagan Vds. mucho bien y no reciban menos.
 
 
            ©L.A.
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