¿Sabía Vd. que el Día de San Pedro y San Pablo que celebramos ayer es también el Día del Papa?

 
 
            Sí señores porque ayer, coincidiendo y no por casualidad con la festividad de San Pedro y San Pablo, ha celebrado la Iglesia Católica el Día del Papa. Cosa que obedece a una lógica parcial, pues al fin y al cabo es el día de San Pedro, primer papa de la Iglesia, pero no total, pues contrariamente a lo que constituye una creencia generalizada entre la feligresía cristiana, San Pablo nunca fue papa, y menos aún el segundo papa, honor que corresponde a Lino, que lo fue entre la crucifixión de San Pedro (pinche aquí si desea conocer todas las circunstancias de la muerte del príncipe de los apóstoles) y el año 76.
 
            Y es que, al fin y al cabo, lo que ayer celebramos no es un martirio, -el de los dos grandes próceres de la Iglesia en este caso, cuya fecha nos es desconocida, y ni siquiera consta que rindieran la vida el mismo día, aunque sí es tradición que fue así-, sino según se deduce del “Martirologium Hieronymianum” descubierto por el gran arqueólogo vaticano Giovanni Batista De Rossi (18221894), director del Museo cristiano vaticano y presidente de la Pontificia Academia romana de Arqueología, el traslado de los restos de uno y otro a las catacumbas durante la gran persecución de Valeriano del año 258 (pinche aquí si desea conocer todos los pormenores sobre la festividad del 29 de junio).
 
            No es la de ayer la única festividad que la Iglesia dedica a San Pedro, príncipe de los apóstoles y primer Obispo de Roma, vale decir Papa, pues el 1 de agosto celebra la que se da en llamar de las Cadenas de San Pedro, a la que dedicaremos en su día la entrada correspondiente. Bástenos hoy con señalarlo, ya que bien podría haber constituído una fiesta incluso más apropiada que el 29 de junio para celebrar el Día del Santo Pontífice. Primero, por ser privativa de Pedro y no compartirla con ninguno otro apóstol; y segundo, porque incluso habría permitido un precioso e interesantísimo símil entre las cadenas que ataron a San Pedro, y las que atan hoy al Santo Padre a su alto magisterio.
 
            Y sin más, les deseo también hoy que hagan mucho bien y que no reciban menos.
 
 
            ^©L.A.
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