Escándalo en Europa con la iniciativa "One of Us"
Escribo estas líneas desde una profunda indignación. La indignación que nace cuando te estafan y te sientes impotentes ante los sinvergüenzas que te han alevosamente engañado. Yo soy uno de los más de 1.700.000 europeos que firmó la iniciativa One of Us, Uno de Nosotros, la iniciativa ciudadana que ha recogido más apoyos en la historia de las instituciones europeas. Yo soy de los que, a pesar de que algunos me advertían de la maldad y el doble juego que anida en las instituciones europeas, decidí confiar en los cauces para participar en la vida política de la Unión Europea, firmar la petición y promoverla en mi entorno.
Pero ayer, el último día de su mandato, la Comisión Europea, presidida por Durao Barroso, hizo público su veto a que la iniciativa, que pide que no se destinen fondos públicos europeos a la investigación con embriones humanos, que de esta manera no se podrá ni siquiera debatir en el Parlamento Europeo. ¿La excusa? “El Parlamento Europeo ha discutido recientemente sobre este asunto y ha decidido cuál será la política de la Unión Europea al respecto”. Uno no puede dejar de preguntarse: ¿Y quién es la Comisión para juzgar sobre la oportunidad política de la iniciativa? Sólo les ha faltado añadir que están muy ocupados negociando sus emolumentos y que no les molestemos, pobres siervos de la gleba, con tonterías. Hasta Luis XIV, el Rey Sol, sabía guardar mejor las formas. Es difícil imaginar, en este ámbito, una acción más vil.
Acción que muestra, por otra parte, el verdadero rostro de la Unión Europea actual. Habían incluido el mecanismo de la iniciativa ciudadana europea en el Tratado de Lisboa, una concesión para contentar a los pesados que hablaban de “déficit democrático” en la UE y que ahora sabemos que nunca han pensado en aplicar realmente. El desprecio a cientos de miles de europeos es tan descomunal que, en mi opinión, marca un antes y un después. Y de paso, pone en evidencia la naturaleza sustancialmente tiránica de la actual conformación institucional de la Unión Europea. Que la supuesta rama ejecutiva tenga poder para vetar lo que se debate en la rama legislativa supone una negación tan flagrante de la división de poderes que se presenta como base de nuestro sistema político que la actuación de la Comisión resulta increíble.
Para hacer algo de una enormidad tal, las presiones han tenido que ser enormes y el miedo a que se hablara en sede parlamentaria del asunto también muy considerable. Porque lo normal es que dejasen que la iniciativa llegara al Parlamento, y allí, la despachasen con un voto negativo. Se habrían guardado las formas. ¿Por qué han optado por la estafa y el desprecio a miles y miles de europeos? ¿Por qué este abuso de poder tan evidente?
Las elecciones europeas de la semana pasada han provocado reacciones de preocupación por el ascenso de los grupos contrarios a la Unión Europea y sesudos análisis sobre las causas de este auge. No le den más vueltas: viendo el modo de actuar de la Comisión Europea en este asunto, a uno le entran unas ganas irrefrenables de votar por cualquiera que abogue por acabar con una institución que no es que esté alejada de los ciudadanos y sus preocupaciones, sino que ha demostrado que usa del engaño y la estafa para actuar contra los europeos de buena voluntad.
Por cierto, he leído que el europarlamentario húngaro László Surjan, vicepresidente del Parlamento Europeo, afirmaba que “las razones de la Comisión Europea son ridículas. Estoy profundamente en desacuerdo con la decisión, es una bofetada en la cara de los ciudadanos y una traición hacia ellos”. Así es.
Tras esta decisión, y mientras no cambien las cosas, nadie honesto puede defender la Unión Europea y sus instituciones. Así de simple, así de grave. Triste, muy triste servicio, el prestado en sus horas finales por el comisario Durao Barroso y su Comisión.
Para todos aquellos que quieran saber más del asunto y conocer a fondo sus implicaciones, recomiendo la lectura de la nota que ha publicado hoy European Dignity Watch, titulada European Commission Vetoes "One of Us" - the Farce of Democratic Participation in Europe y que muestra con claridad de qué lado están los argumentos y la legitimidad.