Del Papa, el celibato y la carta de veintiséis mujeres italianas a Francisco
por En cuerpo y alma
De lo más llamativas han resultado las declaraciones del Papa en el avión papal a su vuelta de Tierra Santa en las que refiriéndose al celibato, pronunciaba estas palabras que puede Vd. escuchar en esta misma publicación pinchando directamente aquí si lo desea. Decía Francisco:
“Es una regla de vida que aprecio mucho y creo que es un regalo para la Iglesia, pero ya que no es un dogma, la puerta siempre está abierta”.
Palabras que son, probablemente, las más audaces pronunciadas por un papa sobre el tema, y que se condicen bastante bien con las que ya manifestara en su libro “Sobre el cielo y la tierra”, escrito conjuntamente con el rabino Abraham Skorka, donde se puede leer:
“De momento, yo estoy a favor de que se mantenga el celibato, con todas las ventajas y desventajas que comporta, porque es objeto de diez siglos de experiencias positivas más que de errores. La tradición tiene un peso y una validez. Los ministros católicos han escogido gradualmente el celibato. Hasta el siglo XII, algunos lo escogían, otros no” (puede pinchar aquí si desea conocer más sobre la historia de esta práctica disciplinar del clero a la que se refiere el Papa)
Para terminar con un claro “es una cuestión de disciplina y no de fe”, y añadir un no menos claro “podría cambiarse”.
Mientras esto ocurría en el avión pontificio, y según informa el periódico La Stampa, un grupo de veintiséis mujeres italianas se ha dirigido al Papa Francisco mediante una carta en la que le dicen que “cada una de nosotras está viviendo, ha vivido o querría vivir una relación de amor con un sacerdote, del cual está enamorada”.
“Bien poco se conoce del devastador sufrimiento al que está sujeta una mujer que vive con un sacerdote la fuerte experiencia del enamoramiento. Queremos, con humildad, poner a tus pies [sic, las mujeres tutean al Papa, y ello aún a pesar de que en italiano existe el tratamiento de Vd. e incluso otros más solemnes] nuestro sufrimiento, a fin de que algo pueda cambiar no sólo para nosotras, sino por el bien de toda la Iglesia”.
“También nosotras deseamos que la vocación sacerdotal de nuestros compañeros pueda ser vivida plenamente”. Según las firmantes, la total entrega a Jesús y a la comunidad sería mejor desempeñada “por un sacerdote que no ha tenido que renunciar a su vocación al amor conyugal, y sería incluso sobrellevada por la esposa y por los hijos”.
Para terminar con un “Gracias Papa Francisco. Esperamos de todo corazón que bendigas estos nuestros amores, [sic otra vez] dándonos la alegría más grande que un padre quiere para sus hijos: verlos felices”.
Para ilustrar la buena disposición que Francisco podría sentir hacia el tema, La Stampa no deja de apelar a la amistad que unió a Francisco con el Arzobispo de Avellaneda, en Buenos Aires, Jerónimo Podestá, que un año después de cesar en sus funciones episcopales se unió a una mujer, Clelia, y al cual el entonces Cardenal Bergoglio incluso asistió en su lecho de muerte.
Y si de “puertas abiertas”, -en expresión que gusta no poco a Francisco-, hablamos, el propio Benedicto XVI ya había abierto alguna cuando en el año 2009, y aunque expresamente restringida al caso de los sacerdotes anglicanos que se incorporaban a la Iglesia Católica, emitía la constitución apostólica “Anglicanorum coetibus”, cuyo párrafo segundo de cuyo artículo 6 establecía la posibilidad de “admitir caso por caso al orden sagrado del sacerdocio incluso a hombres casados, según los criterios objetivos aprobados por la Santa Sede”.
No era sin embargo la que habían de formar estos anglicanos “vueltos al redil” la primera comunidad católica, en plena comunión con Roma, en la que los sacerdotes pueden estar casados, pues existen desde los albores de la historia muchas más. Así la de los melquitas, así la de los copto-católicos, así la de los caldeos, así la de los maronitas, así la de los greco-católicos ucranianos y aún otras, cuyo caso invito a Vd. a conocer mejor, si lo desea, sin más que pinchar aquí.
Que hagan mucho bien y que no reciban menos.
©L.A.
Si desea suscribirse a esta columna y recibirla en su correo cada día, o bien ponerse en contacto con su autor, puede hacerlo en encuerpoyalma@movistar.es
Otros artículos del autor relacionados con el tema
(puede hacer click sobre ellos si desea leerlos)
Del celibato sacerdotal en la vida de la Iglesia: breve reseña histórica
Del celibato de Jesús en el Evangelio
¿Curas casados? ¡Y en perfecta comunión con Roma!
Del celibato de Jesús en los apócrifos
Del celibato en San Pablo
De la carta de 21 parlamentarios británicos al Papa sobre el celibato sacerdotal
Comentarios