De ese estudio que asegura que la música religiosa ayuda a aceptar la muerte
por En cuerpo y alma
Quien lo dice es la revista “The Gerontologist”, una de las más prestigiosas publicaciones de gerontología del mundo, editada por la Gerontological Society of America (GSA), la más antigua y más importante organización interdisciplinar de Estados Unidos dedicada al estudio del envejecimiento, de la que forman parte, entre otros, un instituto público, la National Academy on an Aging Society, y una institución educativa como la Association for Gerontology in Higher Education.
Pues bien, según el estudio, escuchar música religiosa tiene entre personas de formación cristiana un doble efecto: por un lado, una reducción del nivel de ansiedad sobre la muerte; y por otro, y no menos importante, un aumento de la satisfacción vital, de la autoestima y del sentido de control sobre nuestra vida. No existen diferencias sustanciales por lo que se refiere a hombres o mujeres, blancos o negros, ricos o pobres, grupos en los que los efectos benéficos de la música religiosa se expresan de parecida manera.
Firmado por grandes autoridades en la materia como Matt Bradshaw, de la Baylor University; Christopher G. Ellison, de la Universidad de Tejas-San Antonio; Qijan Fang, de la Bowling Green State University; y Collin Mueller, de la Duke University, el estudio se realizó entre 1.024 personas de edad superior a los 65 años que hubieran profesado alguna fe en algún momento de su vida, aunque en el presente no se comportaran como estrictos practicantes, y compara la frecuencia con las que los encuestados escuchaban música religiosa con aseveraciones del tipo de “Encuentro difícil aceptar que voy a morir”, “Estos [los de la vejez] son los mejores años de mi vida”, “Tomo una actitud positiva hacia mi vida” o “Tengo mucha influencia sobre la mayoría de las cosas que pasan en mi vida”, entre otras muchas.
A la vista de los resultados del estudio, la conclusión de sus autores es que la música religiosa debe considerarse “un valioso recurso para promover la salud mental en los momentos postreros de la vida”.
Y digo yo: si escuchar música religiosa tiene tan positivos efectos como asegura el estudio en cuestión, cantarla será la bomba ¿no?
Moraleja: apúntense a un coro (en España, en Madrid, hay muchísimos y de mucha calidad, deseando todos ellos acoger a un tipo como Vd., algunos hasta con orquesta propia), y piérdanle el miedo a la muerte, ganen en autoestima, en satisfacción vital, y en control sobre su existencia… Y por si todo ello fuera poco… ¡¡¡cantan!!!
©L.A.
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