De la Operación Moisés, el dispositivo de rescate de los judíos etíopes realizado por Israel en 1980
por En cuerpo y alma
La presencia de judíos en Etiopía y países adyacente, Eritrea, Somalia, representa una realidad muy antigua que la tradición vincula estrechamente, con razón o sin ella, a la visita que Salomón recibe de la Reina de Saba (pinche aquí si desea conocer todo sobre el enigmático personaje bíblico).
El Nuevo Testamento vuelve a ser testigo indirecto de dicha presencia judía en Etiopía cuando en Hechos de los Apóstoles se relata el siguiente episodio:
“Un ángel del Señor habló así a Felipe: «Levántate y marcha hacia el sur por el camino que baja de Jerusalén a Gaza. Es desierto.» Se levantó y partió. Y he aquí que un etíope eunuco, alto funcionario de Candace, reina de los etíopes, que estaba a cargo de todos sus tesoros, y había venido a adorar en Jerusalén, regresaba sentado en su carro, leyendo al profeta Isaías. El Espíritu dijo a Felipe: «Acércate y ponte junto a ese carro.» Felipe corrió hasta él y le oyó leer al profeta Isaías; y le preguntó: «¿Entiendes lo que vas leyendo?» Él respondió: ‘¿Cómo lo puedo entender si nadie me hace de guía?’ Y rogó a Felipe que subiese y se sentase con él. El pasaje de la Escritura que iba leyendo era éste: ‘Fue llevado como una oveja al matadero; y como cordero, mudo delante del que lo trasquila, así él no abre la boca. En su humillación le fue negada la justicia; ¿quién podrá contar su descendencia? Porque su vida fue arrancada de la tierra’. El eunuco preguntó a Felipe: ‘Te ruego me digas de quién dice esto el profeta: ¿de sí mismo o de otro?’ Felipe entonces tomó la palabra y, partiendo de este texto de la Escritura, se puso a anunciarle la Buena Nueva de Jesús.
Siguiendo el camino llegaron a un sitio donde había agua. El eunuco dijo: ‘Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?’ Y mandó detener el carro. Bajaron ambos al agua, Felipe y el eunuco; y lo bautizó; y al subir del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe y ya no le vio más el eunuco, que siguió gozoso su camino”. (Hch. 8, 26-39)
La denominada Operación Moisés en clara alusión al éxodo judío de Egipto liderado por el gran patriarca de los judíos trece siglos antes de Cristo, fue organizada por el gobierno de Israel en 1984 para trasladar a ocho mil judíos etíopes a Israel. La Operación Moisés duraría 45 días, iniciándose en noviembre de 1984 y terminando en enero de 1985. Debido al creciente interés sobre Etiopía tanto por parte de los soviéticos como de los árabes, ninguno de los cuales precisamente propicios a los intereses israelíes, la operación fue ejecutada en secreto. Los etíopes hubieron de desplazarse a Sudán, país en el que esperaban los aviones israelíes, penoso trayecto en el cual hasta cuatro mil etíopes hallaron la muerte.
No era ni muchísimo menos la primera operación similar por parte de Israel. En 1980 contingentes menores de algunos cientos de falashas fueron trasportados en secreto a Israel, la mayoría provenientes de Tigram, Gondam y Addis Abeba. Tampoco será la última: en mayo de 1991, Israel ejecuta la que ahora se llamó “Operación Salomón”, la cual sirvió para trasladar en el escaso plazo de 36 horas a 14.200 judíos que aún quedaban en Etiopía.
©L.A.
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