Del fabuloso descubrimiento de la Biblioteca de Oxirrinco
por En cuerpo y alma
Uno de los más fabulosos descubrimientos de la arqueología bíblica realizado nunca es, sin duda, el que conocemos como Papiros de Oxyrrinco o Biblioteca de Oxyrrinco, en el marco de un enorme yacimiento que ofreció grandes hallazgos de literatura bíblica y paleocristiana, pero no sólo.
El descubrimiento hunde sus raíces en los trabajos iniciados en 1802 por el arqueólogo francés Vivant Denon, que acompaña a Napoleón en sus campañas egipcias, si bien no adquiere su verdadera dimensión hasta que toman el relevo, muchos años después, los arqueólogos británicos, también con ocasión de la dominación británica del país del Nilo. En 1897, en un antiguo vertedero de basuras, Bernard Pyne Grenfell y Arthur Surridge Hunt descubren una inmensa biblioteca que es de la que hoy hablamos.
Grenfell y Hunt (1896) |
Oxyrrinco, situada unos 160 kms. al sudoeste de El Cairo, es la antigua ciudad faraónica de Per-medyed, de gran importancia ya durante la Dinastía XXVI, en el llamado “período Saíta” (664-525 a. C.). Con ocasión de la conquista de la ciudad por Alejandro Magno, su nombre se heleniza en Oxyrrinco, en honor al pez sagrado del Nilo así llamado surgido de las heridas del dios Osiris. Es mencionada por Estrabón, Plinio o Ptolomeo y muy posiblemente llegó a ser la segunda ciudad en importancia en Egipto, después de Alejandría. Para el s. IV se hallaba perfectamente cristianizada. La dominación islámica de Egipto a partir del año 641 depara para Oxyrrinco un nuevo nombre, El Bahnasa, con el que es aún hoy conocido.
Oxyrrinco. Ruinas. |
En cuanto a los manuscritos, la mayoría de ellos nos llegan en material papírico, aunque también hay algunos pergaminos y vitelas (pinche aquí para conocer más sobre estos materiales en los que nos han llegado la gran mayoría de los manuscritos antiguos).
Por lo que respecta a su fecha, datan de los siglos I al VI, e incluyen miles de documentos en griego y en latín, aunque también se ha encontrado algún documento en árabe.
Los Manuscritos de Oxirrinco se hallan repartidos por diversas instituciones del mundo, si bien la parte del león se conserva en el Museo Ashmolean, anexo a la Universidad de Oxford, adonde van a estudiarlos los más importantes papirólogos del mundo, entre los cuales el arqueólogo español Juan Chapa, quien en su día (pìnche aquí para conocer toda la entrevista), nos decía esto sobre el descubrimiento:
“La colección, de la que es propietaria la Egypt Exploration Society y que se conserva principalmente en la Sackler Library de la Universidad de Oxford, se compone de más de 100.000 fragmentos. Hasta el momento y desde hace más de 100 años, cuando se publicó el primer volumen, se han editado algo más de 5.000 textos en 77 volúmenes. Existe un comité editor responsable de la colección, con el que colaboran expertos en papirología de diversos lugares”.
También poseen importantes fragmentos del hallazgo el Museo de Leiden en Holanda.
Entre las obras encontradas se hallan muchos ejemplares de la literatura clásica, como por ejemplo, poemas de Píndaro, fragmentos de Safo, Alceo de Mitilene, Alcmán, Íbico, Corina, y sobre todo, de Menandro. También la “Constitución de los atenienses” de Aristóteles, o las “Odas” de Baquílides, la “Hipsípila” de Eurípides, una gran parte de la “Ichneutae” de Sófocles, los “Elementos” de Euclides, la “Vida de Eurípides” de Sátiro el Peripatético, así como otros de autores desconocidos la llamada “Hellenica Oxyrhynchia”, toda una historia de Grecia.
Y junto a ellos, importantes ejemplares de literatura cristiana como 14 sentencias (logia) atribuidas a Jesucristo que parecen pertenecer a la primera mitad del siglo II; importantes fragmentos de los Evangelios, algunos de ellos con pasajes desconocidos que no forman parte del canon; una carta escrita por Pedro Mártir, obispo de Alejandría, en 312, con una interesante descripción de la Iglesia de su tiempo, etc.
Entre las instituciones más implicadas hoy día en el importantísimo yacimiento de Oxyrrinco se halla la española Universidad de Barcelona.
©L.A.
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