Motivos para amarte, Señor
Pero sobre todo, aumenta en esta alma, la convicción de lo mucho que el Señor la ama a ella, porque no ha habido nada a lo largo de su vida, fuese bueno o malo, donde la mano del Señor no haya estado presente para su bien, para su bien eterno, no para el transitorio de esta vida, que en definitiva, ni es el que nos ayuda a amar más al Señor y muchas veces es el que nos entorpece en el caminar hacia Dios. Los males que en esta vida hemos soportado y los que nos quedan por soportar, tienen intrínsecamente, cuando son soportados cristianamente, un tremendo valor purificativo de nuestra faltas y pecados, aunque ya nos hayamos confesados de ellos y hayamos obtenido el perdón, pues nos queda el llamado reato de culpa, que lo eliminaremos en el purgatorio, y parte de él lo podemos eliminar aquí en la tierra, soportando por amor nuestras tribulaciones y uniendo nuestros sufrimientos a los del Señor en la Cruz. Y no olvidemos que nos sale más barato eliminar nuestro reato de culpa, aquí abajo en la tierra que en el purgatorio. Bueno será entonces, que ningún sufrimiento o contradicción de las muchas que nos ofrece esta vida, no los ofrezcamos como medio de acortar el tiempo de nuestra futura purificación en el purgatorio.
Cuando se te ama Señor, los motivos para consolidar y aumentar este amar hacia Ti, son totales si es que los ojos de nuestra alma están lo suficientemente abiertos para ver. Es entonces, cuando todo se contempla con el sello de tu amor, y es que esto es así, porque el amor de Dios ha llegado a nuestra alma en forma tal, que se empieza a ver todo, no con los ojos materiales de su cuerpo, sino con los ojos espirituales de su alma. Ellos son los que sumergen a una persona en una mayor profundidad del amor a Dios que lo domina todo, porque cuales que sea el sitio a donde uno mire, solo ve la grandeza de Dios y el amor que Él nos tiene Es lo mismo que veamos una hermosa puesta de sol, una verde y bella pradera, la inmensidad de un mar embravecido o también un sucio y feo estercolero o algunas de las miseria o pobrezas humanas que en todas partes hay, porque en todas partes se ve a Dios y todo le evoca a uno y le impulsa a dar gracias a Dios alabándole por la belleza que vemos o demandándole misericordia y piedad para nuestra faltas y pecados.
La belleza que contemplamos, en este mundo, sea esta material o espiritual siempre es causa de Dios, porque causa nuestra es el pecado y nuestra podredumbre de estercolero. Y esto es nuestra alma, cuando vive apartada de Dios y no toma conciencia de ser Templo vivo de Él. ¡Dios mío! que tristeza y pena nos da a los que te amamos y solo vemos motivos en este mundo para aparte más todavía. ¿Hasta cuándo serás paciente, Señor? El salmo 97 nos dice:
“3 ¿Hasta cuándo triunfarán, Señor,
hasta cuando triunfarán los malvados?
4 ¿Hasta cuándo habla“3 ¿Hasta cuándo triunfarán, Señor,
hasta cuando triunfarán los malvados?
4 ¿Hasta cuándo hablarán con arrogancia
y se jactarán los malhechores?
5 Ellos pisotean a tu pueblo, Señor,
y oprimen a tu herencia;
6 matan a la viuda y al extranjero,
asesinan a los huérfanos;
7 y exclaman: El Señor no lo ve,
no se da cuenta el Dios de Jacob”. (Sal 97,3-7).
Y uno se pregunta, ¿Pero que se creen estos listos, que Dios es tonto? ¿Qué esperan? ¿Es que no quieren ver lo que ven? ¿Es que siguen obstinados en la no existencia de Dios? ¿Es que viendo y comprendiendo que Dios si existe, piensan ellos que como Dios es misericordioso, nadie nos vamos a condenar? Aclaremos de una vez por todas, esta cuestión. Dios además de misericordioso es justo, la justicia es uno de sus atributos y la justicia no está reñida en el con la misericordia porque Dios es uno e inmutable.
Para que se genere en Dios su misericordia, son necesarios varios requisitos, de entre ellos hay dos fundamentales el amor y el arrepentimiento. Aunque realmente se podría decir que es uno solo, pues el acto de arrepentimiento es en sí, un acto de amor. El arrepentimiento, desde luego realizado en el sacramento de la penitencia tiene implícito en si,, el perdón de los pecados, pero para ser perfecto ese perdón ha de haber además del arrepentimiento una obligación de no reincidir y si procede una restitución del mal causado. Pero lo más importante es que de verdad que exista un ánimo de arrepentimiento y esto solo Dios lo puede valorar.
El ánimo de arrepentimiento, no es un algo que se puede improvisar en un alma de la noche a la mañana. Por ello es importante tener presente que como nos dice el Señor:
Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.
- Libro. ENTREGARSE A DIOS.- www.readontime.com/isbn=8460975940
- Libro. MANDAMIENTOS DE AMOR.- http://www.readontime.com/isbn=9788461557080
- Libro. CONVERSACIONES CON MI DEMONIO.- http://www.readontime.com/ISBN=9788461650880
- Vale la pena, ¿valió la pena? 26-05-11
- Carta de un alma condenada 24-11-11
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La fecha que figura a continuación de cada glosa, es la de su publicación en la revista ReL, en la cual se puede leer la glosa de que se trate.
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