¿Cuáles son las más antiguas referencias existentes a la Eucaristía fuera de los textos canónicos?
por En cuerpo y alma
De que la eucaristía se celebra entre los cristianos desde los primeros momentos de vida del cristianismo son testigo los propios escritos canónicos. Entre los muchos testimonios es destacable éste de los Hechos de los Apóstoles, que destaca las notas que describen la vida de los primeros cristianos:
“Se mantenían constantes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión [entendida aquí como la puesta en común, la unidad, no la eucaristía], en la fracción del pan [ésta sí, entendida como la eucaristía] y en las oraciones” (Hch. 2, 42).
Y éste otro que incluso vincula ya la celebración de la eucaristía a un día, el domingo, que va a quedar particularmente relacionado con la celebración eucarística:
“El primer día de la semana [primer día de la semana judía, correspondiente con el domingo cristiano], estando nosotros reunidos para la fracción del pan, Pablo, que debía marchar al día siguiente, disertaba ante ellos y alargó la charla hasta la media noche” (Hch. 20, 7).
Bien entendido que en ninguno de los dos se utiliza sin embargo todavía la palabra “eucaristía”, que en los textos canónicos sólo aparece en el nombre de los capítulos, que como bien sabe el lector de esta columna, no pertenecen al texto original sino que se introducen bien posteriormente (pinche aquí si desea rememorar el tema).
Todo esto dicho, la pregunta que nos formulamos hoy es la siguiente: y fuera de los textos canónicos, ¿cuáles son los más tempranos testimonios de la celebración de la eucaristía por los primeros cristianos?
Pues bien, están bien identificados, y son los siguientes.
En el tercer puesto cabe situar a Justino, muerto en el año 165, que deja múltiples testimonios, entre los cuales esta descripción realizada en su obra de las “Apologías”, concretamente la “Primera Apología”, datable hacia el año 153, tan perfectamente descriptivo de lo que era una ceremonia eucarística entre los cristianos:
“Acabadas las preces nos saludamos con el ósculo. Seguidamente se presenta al que preside entre los hermanos pan y una copa de agua y de vino mezclado con agua. Cuando lo ha recibido, alaba y glorifica al Padre de todas las cosas por el nombre del Hijo y del Espíritu Santo, y da gracias largamente porque por él hemos sido hechos dignos de estas cosas. Habiendo terminado él las oraciones y la acción de gracias, todo el pueblo presente aclama diciendo: “Amén”. Amén significa en hebreo “así sea””.
En el segundo puesto, la obra anónima de la Didaché, escrita, aún más temprano, unos tres años antes, hacia el año 150 (aunque algunos le atribuyen una datación anterior), en la que leemos:
“Acerca de la eucaristía, haréis las gracias de esta manera: primero sobre el cáliz: Gracias te hacemos, Padre nuestro, por la santa viña de tu hijo David, que nos has revelado por Jesús, tu hijo. Gloria a Ti por los siglos. Sobre la fracción del pan: Gracias te hacemos, Padre nuestro, por la vida y la ciencia que nos revelaste por tu hijo Jesús. A Ti la honra por los siglos. Como este pan partido estaba disperso por los montes, y recogido se ha hecho uno, así se recoja tu Iglesia de los confines de la tierra en tu reino. Porque tuya es la honra y el poder por Jesucristo en los siglos. Pero que nadie coma ni beba de vuestra eucaristía sin estar bautizado en el nombre de Jesús; pues de esto dijo el Señor: ‘no deis lo santo a los perros’”
Y por último, el gran premio al testimonio eucarístico extracanónico más antiguo para (redoble de tambores)… ¡¡¡San Ignacio de Antioquía!!! que, fallecido en torno al año 110 d. C., nos deja muchos desparramados por su “Carta a los efesios”, su “Carta a los filadelfios”, su “Carta a los romanos” y su “Carta a los Esmirneos”, de todos los cuales, y en atención a ser el ganador del concurso seleccionamos dos. Uno por parecernos el más descriptivo y claro, éste de la “Carta a los filadelfios”:
“Esforzaos por lo tanto, por usar de una sola eucaristía; pues una es la carne de Nuestro Señor Jesucristo y uno solo el cáliz para unirnos con su sangre, un solo altar”.
Y el otro, perteneciente a su “Carta a los efesios”, por ser el más antiguo y la primera vez que aparece la palabra “eucaristía”. Es el testimonio el siguiente:
“Procurad, pues reuniros en mayor número para la Eucaristía de Dios y para sus alabanzas”.
Que tiene el pequeño inconveniente de que aunque menciona la palabra que en adelante servirá para identificar la rememoración del sacrificio del cuerpo y la sangre de Cristo, “eucaristía”, no aparece en él vinculado al mismo, pues dicha vinculación sólo se produce por primera vez en el testimonio que aportamos justo encima perteneciente a la “Carta a los filadelfios”.
©L.A.
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