¿Por qué el sexo termina aburriendo?
Al termina una conferencia se me acerco un matrimonio que me pedía hablar de sexualidad. Me dijeron que ellos llevaban tiempo intentando hacer cosas nuevas en el terreno de la sexualidad y que, al final, las relaciones sexuales no eran todo lo satisfactorias que ellos querían.
Es una creencia, más o menos arraigada, creer que para que la sexualidad vaya bien lo que hay que hace es cada vez cosas más difíciles, raras y novedosas. Así, hay parejas que antes de tener relaciones procuran ver una película fuerte, cuando no pornográfica, para así prepararse mejor para el acto sexual.
Además de la desaprobación de la mujer en muchos de los casos que piensa, con razón, que debería bastar ella para preparar a su marido, además de eso, decía, el desencanto es grande cuando se dan cuenta que el experimento no funciona.
Queda la sensación de que se ha recurrido a algo artificial, para nada. De paso puede ir creando un hábito, especialmente en el marido, muy negativo.
Y es que el sexo, como me decía la pareja de la veníamos hablando, cansa.
Lo que hay que mejorar para que las relaciones sexuales sean satisfactorias, es el amor. La sexualidad de una pareja va como su relación. Tener actos de amor de una manera continuada, esforzarse por ser mejores personas, que es otra forma de agradar al otro, procurar ser fiel hasta en los detalles más pequeños.
Adelantarse a lo que hay que hacer en la casa que a él o ella le puede resultar más dificultoso. Cuando la vida se vive de esa manera, no hay que hacer experimentos para que las relaciones sean satisfactorias. Lo serán, porque la entrega de los dos será total.
Cuando se fuerza, cuando no sabe uno retirarse a tiempo, cuando no se respetan los tiempos del otro, la sexualidad no marcha como debe. El otro no se sentirá querido, pensará que está antes tener sexo que él o ella, que se está pensando en sí mismo y que el otro no cuenta nada. Todo esto hace que el amor se vaya retrayendo.
Para que el sexo no canse, se requieren algunas premisas que actualmente no se tienen muy en cuenta.
En primer lugar que haya un compromiso total por parte del hombre y para eso la única manera es que estén casados. Para la mujer es necesario el compromiso afectivo. Puede entregar el cuerpo, pero para entregar la cabeza, necesita el compromiso del otro.
Otra cosa a tener en cuenta sería asumir que en la sexualidad es necesario vivir la sobriedad, de esa manera el deseo hará que la persona querida, de alguna manera, parezca nueva. La novedad del amor.
El sexo, como todo lo que tiene que ver con los sentidos, requiere cadencia. La mejor comida del mundo o el mejor vino, requieren una cierta novedad para saborearlos bien. Cuando se toma todos los días esa novedad, ese deseo, desaparece.
Este aburrimiento ha aparecido especialmente desde que se han comenzado a utilizar los métodos anticonceptivos. Se aprovecha el menor deseo para tener relaciones, no se juega uno nada.
El resultado es ver muchas parejas desencantadas con la sexualidad y muchas mujeres incomodas, se les pide aquello que se ha visto en las películas fuertes de las que hemos hablado.
Los métodos naturales para espaciar lo hijos, cuando hay causa grave para no tenerlos, tienen la misma fiabilidad que la píldora.
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), se viven menos, porque exigen un cierto sacrificio-se pueden tener relaciones solo algunos días- pero a cambio de ese sacrificio, hacen que el deseo aumente y, por tanto, el sexo no cansa.
Se disfruta mucho más del cariño, porque hace que se viva con esa sobriedad de la que veníamos hablando anteriormente.
Claro, requieren una cierta libertad, un cierto dominio de uno mismo.
Está en nuestras manos que el sexo no canse, sino que atraiga, pero para eso tenemos que mandar nosotros en él y no al revés.
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