Ricardo Gómez Rojí (1)
Con alguna frecuencia me veo envuelto en actividades detectivescas para recuperar la historia de nuestros mártires. De una manera u otra termino viéndome implicado... y, cuando empiezo, ya no puedo dejarlo hasta saber quién era y qué pasó en la vida de tal o cuál mártir. José María vive en Sartajada, pueblecito toledano de la Sierra de San Vicente. Nuestro protagonista es tío carnal por parte de madre.
Compañero de curso de Pedro Segura
Ricardo Julián nació en Pedro Bernardo (Ávila) el 9 de junio de 1881. Primer hijo del matrimonio formado por Pedro Gómez Beades, profesor de cirugía en Pedro Bernardo y Carolina Josefa Rojí y Sánchez; que tuvieron cuatro hijos más: Dolores, Adriana, Argimiro y Anastasio. Recibió las aguas bautismales el 14 de junio de 1881. Después de ingresar en el seminario, tras los primeros cursos, pasa a estudiar, en 1902, el primer curso de teología al Seminario Pontificio de Comillas (Cantabria). Compañero de curso de Pedro Segura y Sáenz, futuro cardenal de Toledo y primado de España, recibieron juntos la ordenación sacerdotal en la Capilla del seminario pontificio, el sábado 9 de junio de 1906. En 1909 ya era canónigo de la Catedral de Burgos.
Gracias a la Unión Fraternal podemos obtener algunos datos de los primeros pasos sacerdotales de don Ricardo en Burgos. La Unión Fraternal era una revista que editaba bimensualmente las cartas que entre sí y al seminario escribían los antiguos comillenses. Además, con el mismo nombre constituyeron una asociación, cuyo primer Reglamento de 1906 estableció el régimen de comunicación epistolar, de reuniones anuales y de oraciones y sufragios.
Por este medio, podemos conocer (así lo recoge Santiago Martínez Sánchez en su tesis doctoral titulada “El Cardenal Pedro Segura y Sáenz (18801957)”) que Rojí y Segura participaron de las manifestaciones que hubo en octubre de 1910 en Burgos con motivo de la llamada coloquialmente “Ley del candado”, ley de diciembre de 1910, promovida por José Canalejas, que prohibía durante dos años el establecimiento de nuevas congregaciones religiosas.
Bastantes obispos convocaron a los católicos a protestar contra la ley, que se discutiría al reanudarse las Cortes el 6 de octubre de 1910. En Burgos, una imponente manifestación recorrió las calles el 10 de octubre de 1910. Escribe Pedro Segura:
“Mejor que yo, os pudieran hablar de la de Burgos, Blas (Saiz Ruiloba) y Ricardo (Gómez Rojí), que todavía no habrán olvidado sus aficiones periodísticas. Ricardo formaba parte de la Comisión del Cabildo Metropolitano y ocupaba un puesto de honor en la manifestación…
Juzgando la cosa en frío, después de los primeros entusiasmos, ciertamente que puede afirmarse que la manifestación católica aquí en Burgos ha sido un verdadero triunfo. No por el número de los manifestantes, que relativamente para una provincia como esta, no obstante calcularse 15.ooo, fue escaso, sino por el espíritu que animó a la manifestación sincera y exclusivamente católica.
El prestigio de don Ricardo Gómez Rojí fue creciendo poco a poco: “canónigo aureolado y con prestigio en la archidiócesis burgalesa, con fama de buen predicador, como demostró el 9 de octubre de 1910 en el santuario de Pedrajas, ante 7.000 personas”.
Esto es lo que sobre él puede leerse en un periódico de la época: "canónigo por oposición de Burgos, predicador, conferenciante, periodista, organizador de los Sindicatos católicos, dos veces doctor y catedrático de Teología. Gran viajero, conoce casi toda Europa. Es diputado por Burgos y pertenece al grupo agrario".
Una nota en su necrológica martirial concluye: “Descanse en paz el M. I. Sr. Don Ricardo Gómez Rojí, sacerdote dignísimo, teólogo esclarecido, orador elocuente, escritor y polemista, amante de las glorias de Burgos que tantas veces enalteció, figura destacada del Excmo. Cabildo Metropolitano y mártir de la furia clerical marxista”.
Director del periódico “El Castellano” y considerado uno de los intelectuales castellanistas; canónigo de la catedral de Burgos, impulsor del movimiento de sindicación católico-agraria (después Caja Rural), profesor de Sagrada Teología en la Universidad Pontificia.
Llegará a compaginar la canonjía doctoral de Burgos con el acta de diputado por el partido integrista en las Cortes Constituyentes de la II República. En 1931, fue elegido por Burgos como diputado jaimista en las elecciones constituyentes de junio de 1931.
Jaime III de Borbón y Borbón-Parma, duque de Anjou y de Madrid (Vevey, 27 de junio de 1870 - París, 2 de octubre de 1931), fue pretendiente carlista al trono de España con el nombre de Jaime III de España (1909–1931) y pretendiente legitimista al trono de Francia con el nombre de Jaime I de Francia y Navarra (1909–1931). A la muerte de su padre Carlos María en 1909 asumió la jefatura del carlismo, por lo que su «reinado» se conoció como jaimismo.
El Partido Agrario Español
Durante la época republicana proliferaron, junto al Partido Agrario Español, coaliciones electorales y partidos, generalmente de signo conservador, que se denominaban también “agrarios”, cuyo propósito no era otro que lograr el apoyo de los agricultores en las zonas rurales.
Así y anterior a este partido, en las elecciones de 1931 concurrió en Burgos la candidatura llamada Católico-Agraria, compuesta por el tradicionalista Francisco Estévanez Rodríguez y el canónigo de la catedral Ricardo Gómez Rojí. En 1933 se presentaron, asimismo en Burgos, tres candidatos de Acción Rural, uno de los cuales, Ángel García Vedoya, se contaría entre los fundadores del Partido Agrario Español.
En el debate de totalidad del proyecto de Constitución de 1931 su portavoz fue el canónigo y diputado por Burgos, Ricardo Gómez Rojí. Durante su intervención se opuso al proyecto presentado por la Comisión de Constitución fundamentalmente en tres cuestiones a las que dedicó casi toda su intervención:
- el derecho de propiedad privada (un derecho natural amenazado porque el proyecto abría las puertas para un exagerado socialismo)
- la familia (oponiéndose al divorcio porque el matrimonio es "sagrado" y por tanto indisoluble)
- la Iglesia Católica, oponiéndose a la libertad de cultos y a la separación de la Iglesia y del Estado, así como a la disolución de las órdenes religiosas-
En este aspecto consideraba el proyecto de la Comisión de Constitución anticatólico y antimoral.
¿Es, señores, la libertad de conciencia un derecho del hombre? (...) Si por libertad de conciencia se entiende que cada uno es libre para formar la opinión que quiera, sin mirar si es falsa o es verdadera, esto, señores, no es un derecho del hombre: el hombre tiene la obligación de ver cuál es lo verdadero, para seguirlo, o cuál es lo falso, para apartarse de ello. (...) La tolerancia civil absoluta, en la que hay principios iguales para todos los cultos y todas las religiones, por lo mismo que confunde lo verdadero con lo falso, esa tolerancia civil ni es digna en el terreno de las ideas, ni es útil en el terreno de los hechos, ni es sistema de gobierno para los pueblos. (...) ¿Qué diremos de la separación de la Iglesia y el Estado? La creemos falsa, la creemos injusta y la creemos de tristes efectos para el pueblo.
Votó en contra de la aprobación del Estatuto Catalán en 1932 y a favor del reconocimiento del voto de la mujer en las elecciones generales.
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