La fraternidad de los "pocos": Card. Ratzinger

Los discípulos de Jesús son pocos. Pero igual que Jesús siendo “uno” se entregó a favor de los muchos, así es también el encargo, a los discípulos, que tienen como misión ofrecerse por “los muchos”; no estar en contra de ellos, sino a favor de ellos. 

Sólo en la relación entendida de esta forma entre los ”pocos” y los “muchos” se manifiesta en su auténtica dimensión la catolicidad de la Iglesia. Su número total nunca le hará completamente “Católica”, es decir, universal; al contrario, ha de ser siempre un pequeño rebaño, más pequeño de lo que aparentan las estadísticas; que no hacen sino confundir, pues llaman hermanos a muchos que realmente son cristianos de nombre y apariencia. (Card. Joseph Ratzinger. La Fraternidad de los cristianos. Cap 6) 

Hay que se consciente que desde fuera de la Iglesia se nos ve como una serie de grupos humanos siempre en pugna por sus intereses particulares. Desde dentro, tampoco es extraño que demos esta apariencia, ya que como seres humanos, nuestros egoísmos y miedos nos impulsan a buscar nuestro beneficio. ¿Dónde está realmente la fraternidad cristiana? 

El Card. Ratzinger (Papa emérito Benedicto XVI) no señala varios aspectos interesantes: 

• La fraternidad siempre parte de unos pocos que se ofrecen por los demás.
• Estos “pocos” buscan el bien de los “muchos” aunque a los muchos les parezca que están en su contra.
• Los tres aspectos que señalan la fraternidad son: misión, ágape y sufrimiento.

Decía bien el Card. Ratzinger: las estadísticas nos engañan con facilidad. No podemos decir que todos los bautizados sean realmente cristianos o católicos. No podemos decir que todos los asistentes a las misas, se sientan realmente Iglesia. No podemos pensar que las cifras sustituyen a la santidad. 

Con esta visión, las palabras de Cristo “Muchos son los llamados y pocos los escogidos” (Mt 22, 14) cobran un nuevo sentido, ya que los “pocos” son necesarios para que la fraternidad se constituya y los “muchos” puedan acercarse a ella y “contagiarse” de Cristo. A veces pensamos que la evangelización busca convertir a muchos y nos decepcionamos cuando vemos que son unos pocos los que acuden a la llamada. 

En este sentido creo que es interesante plantearnos qué sentido tiene el liderazgo dentro de las comunidades cristianas. ¿Es necesario que existan líderes? A lo mejor sólo necesitamos el liderazgo de Cristo y la capacidad de servicio de todos los demás.

Pero ¿Cristo es realmente nuestro líder? Quizás no pase de ser un referente cercano. ¿Quisiéramos ser nosotros los líderes? ¿Queremos ser lo primeros? 

“Si alguien desea ser el primero, será el último de todos y el servidor de todos” (Mc 9, 35) 

También es interesante que el futuro Papa Benedicto, señale el sufrimiento como elemento que da sentido a una fraternidad. Hoy en día rechazamos el sufrimiento en todos sus aspectos. Preferimos atiborrarnos a pastillas antes que buscar sentido a nuestros sufrimientos. Sufrir es humano y nos hace humanos. Si no sufrimos ¿Somos realmente humanos? 

Tal vez, una de las mayores barreras a la evangelización contemporánea sea este rechazo frontal al sufrimiento. Cristo sufrió por nosotros hasta su muerte ¿Puede ser Cristo un modelo para el ser humano que rechaza el sufrimiento como parte de su propia existencia?