Qué pocos amigos tiene Monseñor Novell
Contra los que niegan los principios no hay nada que discutir, gran verdad que nos enseñó Pablo Domínguez en la su brillante asignatura de Lógica en la Facultad de San Dámaso que nunca olvidaré.
No se puede entablar diálogo con la mala educación, prejuicios y el gatillo caliente de gente que no entiende ni entenderá las coordenadas cristianas en las que se mueve un obispo que si por algo destaca es por su integridad, valentía y servicio al Evangelio.
Si un obispo dice que la Iglesia debería preocuparse de evangelizar en vez de dar campanadas políticas algunos le aplauden y otros le abuchean…pero no lo hacen porque les guste o detesten lo de evangelizar, sino porque ha prohibido el uso de las campanas para un fin político al que idolatran unos y se oponen otros.
Si al día siguiente el prelado habla en términos de lo que es un bien moral y lo que no es - según el magisterio y la doctrina social de la Iglesia - ay de él como de eso se infiera que el bien moral que es la unidad de España - que lo es- no es un bien absoluto.
Entonces los que le aplaudían como católicos fervientes se ponen a dudar sobre su capacidad para el episcopado…porque claro, ellos saben más que el Papa que nombró al obispo en cuestión, sobre todo en lo que atañe al bien de España y la enseñanza que tienen que recibir los fieles en cuestiones de conciencia.
Vamos, que diga lo que le diga, le llueven palos de todos lados.
A cualquiera que le guste la historia y esté por encima de eslóganes y etiquetas ideológicas le resultará interesante echar un vistazo a la biografía de Monseñor Tarancón -no hace falta ser un fan suyo para hacerlo- quien entre otras cosas comparte con Novell la circunstancia de haber comenzado su ministerio episcopal como el obispo más joven de España en Solsona.
Pero no quiero entrar en un debate político aquí, precisamente porque hay que reconocer que en política casi todo es opinable y cualquiera que haya estudiado a los clásicos como Platón y Aristóteles sabe que los regímenes, las naciones y las formas de gobierno vienen y van a lo largo de la historia, y nos guste o no nuestra civilización también pasará…a menos que nos llegue la parusía a tiempo para que no veamos el fin de la era postmoderna.
Así que vamos a ponernos apocalípticos y escatológicos, por qué no. Aquí lo que cuenta es la salvación eterna de la gente que sólo llega mediante el anuncio del Evangelio, y como Pablo VI decía en la Evangelii Nuntiandii: ¿podremos nosotros salvarnos si por negligencia […] o por seguir ideas falsas dejáramos de anunciarlo?
Que haya un obispo que se esté destacando por esto, por querer evangelizar a toda costa, y no tenga miedo a tomar la palabra para hablar de lo que es incómodo para todos, empezando por él mismo, debería ser motivo de admiración y respeto de parte de partidarios y detractores.
Pero que haya gente y medios de comunicación católicos cuya vara de medir esté en función de motivos ajenos a la urgencia del Evangelio es de lo más lamentable…y encima se ponen en evidencia cuando un día alaban al obispo en cuestión y al día siguiente lo ponen a caer de un burro cuando les toca el resorte que les hace saltar.
Qué triste que lo único que es esencial pase desapercibido en el corazón de los que se dicen cristianos y se autoconstituyen en guardianes de la ortodoxia por encima de los legítimos pastores. Pero contra principia negantem nihil est disputandum claro está.
Si Jesucristo dijo que su Reino no es de este mundo, y que sus seguidores correrían la misma suerte que Él porque el Mundo odia la verdad, no vamos ahora a coger la espada y liarnos a mandoblazos para ver quien tiene la razón.
Es preferible amar a la Iglesia, buscar la verdad, seguir a sus pastores y procurar formar la conciencia según las enseñanzas de la ley natural inscrita en cada corazón, que es la ley moral establecida por Dios y enseñada en la Iglesia.
Y si de algo estoy seguro es de que esto da pocos amigos, y por eso Mons. Novell parece que tiene muy pocos cuando le atizan por un lado y por el otro….pero Dios le libre de tener amigos porque se haya vuelto complaciente con las ideas de todos.
Como enseñó el Maestro, los verdaderos amigos de Dios son aquellos que hacen lo que Jesucristo manda, y en conciencia, ¿quién puede juzgar si su hermano y pastor está haciendo la voluntad de Dios?
En esto de la evangelización bien podríamos decir aquello de regocijaos y alegraos cuando os persigan por causa de la evangelización, pues no hay mejor señal de remar en la dirección correcta que la de haberse topado con la cruz que supone la terquedad e incomprensión de aquellos a quienes uno ha sido enviado.
Me alegro por Novell, porque de ser cristiano se trata, y el Reino de Dios siempre viene a traer guerra, a montar lío y él se ha merecido la bendición de la incomprensión de propios y extraños que llama a la santidad por medio de la Cruz.