Jueves, 21 de noviembre de 2024

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Amad a vuestros enemigos

por El Blog de Juan del Carmelo

     Esto es…, lo que nos dice el Señor. “Amad a vuestros enemigos”. (Mt 5,47). Todos sabemos, que amar a Dios, aunque no lo tratemos es cosa fácil, al fin y al cabo aunque no creamos en su existencia, no nos molesta y podemos pasar de Él, pero tanto para el creyente como para el no creyente, amar a nuestro prójimo es harina de otro costal. Ese sí que nos molesta e incómoda, y sin embargo hemos de amarlo, porque el Señor nos dijo: “34 Un precepto nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; como yo os he amado, así que también amaos mutuamente. 35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos: si tenéis amor unos a otros”. (Jn 13,34-35).

Nos cuesta trabajo amar al prójimo, y no digamos ya, lo que es tener que amar a nuestros enemigos, pero sí ni siquiera somos capaces de amar al que no es nuestro enemigo, pero que nos cae gordo, ¿cómo se nos puede pedir esto? Pues sí, se nos pide esto y mucho más, porque si de verdad amamos al Señor hemos de, estar dispuestos a tirarnos a un pozo, si Él así nos lo pidiera.

Este amor que estamos obligados a tener a nuestros enemigos tiene sus fundamentos en dos principios básicos para todo cristiano: El primero es la necesidad que tenemos de considerar siempre el valor de un alma, pues nuestros enemigos disponen al igual que nosotros de un alma inmortal, y un alma es algo muy importante y trascendente para el Señor, es una creación Suya, y por consiguiente lo tiene que ser para nosotros. Nada hay en este mundo más importante ni de más valor, que un alma humana. 

En segundo lugar ellos, nuestros enemigos o simplemente aquellas personas que nos caen bien o nos han caído gordas cuando las conocimos, son seres humanos creados por el Señor, son nuestros hermanos y el amor que les debemos está amparado, en el mismo amor que tanto deseamos u amamos que es el amor del Señor, no podemos decir que amamos al Señor, si no amamos a nuestros enemigos: "43 Habéis oído que fue dicho: Amaras a tu prójimo y aborrecerás a tus enemigos. 44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen, 45 para que seáis hijos de vuestro Padre, que está en los cielos, que hace salir el sol sobre malos y buenos y llueve sobre justos e injustos. 46 Pues si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen eso también los publicanos? 47 Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿que hacéis de más? ¿No hacen eso también los gentiles? 48 Sed, pues, perfectos, como perfecto es vuestro Padre celestial”. (Mt 5,43-47).

Cuando el Señor después de referirse a una a sentencia de la ley mosaica Él dice: “Pero yo les digo…”, el Señor está implícitamente, declarándose superior a Moisés, tal como era y es la realidad, pero para muchos israelitas esto era una blasfemia, pues no les cabía en la cabeza que el Señor pudiese ser Dios. La idea imaginativa que tenían creada en sus metes acerca de cómo sería el Mesías, marginaba por completa la figura del Señor. La moral que les muestra el Señor era desconocida para los israelitas y la razón que alega el Señor para que se cumplimente esta nueva moral es doble:

Primeramente para que así, lleguéis a ser hijo de vuestro Padre celestial que está en los cielos y que hace salir el sol para toda criatura humana sea de la nación que sea, sea ella buena o mala. En segundo lugar, para que adquiráis méritos ante vuestro Padre celestial, pues si amáis a los que os aman, que mérito tenéis, pues también los publicanos hacen los mismo.

Indudablemente amar a nuestros enemigos es la cumbre más alta, el Everest del amor, amar al que nos odia, amar al que nos hace la vida imposible…etc. Y hay un amor, del que no es posible imaginar que exista en el mundo otro mayor. ¡Morir por los enemigos, amar a quien te odia y quiere destruirte, más aún a quien te está destruyendo ¡Padre perdónalos! ¡Padre perdónalos! “34 Jesús decía: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Después se repartieron sus vestiduras, sorteándolas entre ellos”. (Lc 23,34). Y esos enemigos éramos nosotros.

En todos los tiempos es muy difícil encontrar una persona que jamás haya tenido un enemigo. Unos podrán haber tenido más y otros menos, según haya sido su género de vida. Es más fácil encontrar enemigos en la vida de un hombre casado con una familia y metido en el mudo de los negocios, que en la vida de una persona consagrada al servicio del Señor. San Alfonso Maria de Ligorio, escribía: “Todo proceso de bienes temporales es fuente de inquietudes, de resentimientos y de pecados. Por esto está escrito en el Evangelio: Y al que quiera ponerte pleito y quitarte la túnica, entrégale también el manto”. (Mt 5,40).

Aunque, de todas formas, también en los conventos nacen enemistades. Recuerdo un fraile que me comentaba una vez, que cuando entró en el noviciado, le hablaron de los tres votos de, castidad, pobreza y obediencia, y que más o menos con sus luchas ascéticas los tres los había llevado a su juicio bastante bien, pero es el caso, me dijo, que nadie me habló del voto de convivencia y que este era peor que los otros tres.

Y si esto le pasaba a un fraile, es de ver que fuera de la vida conventual, todo es mucho peor y complicado, las enemistades, brotan como las malas hierbas, en la lucha diaria para sacar adelante la familia, o simplemente por avaricia.

Las diferencias por razón de dinero, están siempre al orden del día, hasta una simple compra de un  producto, o algo más trascendente económicamente como puede ser la adquisición de un coche o una casa, da origen a unas desavenencias mercantiles que pueden degenerar en al menos una simple animadversión, o lo que es peor en una enemistad. Muchas son las personas que se sienten estafadas o engañadas por la adquisición de un producto, que luego resulta que no responde a sus deseos o necesidades y como la soberbia, de toda ser humano aflora enseguida, también enseguida, se encuentra al culpable a quien cargarle las culpas de nuestra insatisfacción.

Los enemigos nos los podemos crear, consciente o inconscientemente realizando algo que sin nuestro deseo ha dañado a un tercero conocido o desconocido. Pero lo importante son las enemistades creadas con plena conciencia, porque ello implica que hemos dañado a alguien. Es importante para nosotros, que nuestras contrariedades, tribulaciones y sufrimientos que tengamos, no tratemos de buscar un chivo expiatorio de nuestros males. Quizás exista de verdad ese culpable chivo expiatorio responsable de nuestras desgracias, pero aun sabiendo y sufriendo el mal que nos ha causado, hemos de amarle, porque así lo dese el Señor, a quien todo se lo debemos.

Quizás haya personas que piensen que somos tontos, perdonando y olvidando y amando al que o los que nos han hecho ofensas de una gran magnitud, Pero eso es lo que desea el Señor, porque si no lo hacemos no solo, quebrantamos su voluntad, sino algo mucho más importante y es que perdemos su amistad y esa pérdida tiene unas trágicas consecuencias para nosotros ya en esta vida, y no digamos ya para nuestra eterna salvación, y es que perdemos el bien irremplazable de la paz interior. 

Solo amando a todo el mundo y en especial a nuestros enemigos, Podemos alcanzar en este mundo la paz interior de nuestra alma, sin la cual no podemos ofrecerla a Dios ser templo vivo suyo. No busquemos enemigos y si los tenemos amarlos y lo primero que hemos de hacer por ellos es orar y si no los conocemos tened la seguridad de que con los años nos los hemos creados, aun sin querer y por ello orar siempre.

Orar siempre por nuestros enemigos conocidos o desconocidos y poner un especial interés en amarlos, para contrarrestar el mal, que con conocimiento o sin conocimiento les hayamos podido causar. Evagrio Póntico, manifestaba que quien ora por sus enemigos no puede ser nunca vengativo. Para Henry Nouwen: “Orar por los otros significa hacerlos parte de nosotros mismos. Orar por los demás significa permitir que sus dolores y sufrimientos, sus ansiedades y soledades, su confusión y sus miedos, resuenen en lo más íntimo de nosotros mismos”.

Cuando un hombre está cerca de Dios, ama a su Señor y desea servirle, la estrategia habitual del demonio consiste en hacerle perder la paz del corazón. Pero si solicita la ayuda divina, Dios acude en su ayuda para devolvérsela. Pero esta ley cambia radicalmente para una persona cuyo corazón está lejos de Dios, que vive en medio de la indiferencia y el mal: el demonio tratará de tranquilizarla, de mantenerla en una falsa quietud, mientras que el Señor, que desea su salvación y su conversión, agitará e inquietará su conciencia para tratar de inducirla al arrepentimiento. El hombre que se enfrenta a Dios, que más o menos conscientemente le huye, o huye de alguna de sus llamadas o exigencias, y no podrá vivir en paz.

En el Kempis.se puede leer: Por eso la quietud y sosiego del alma consisten, no en la satisfacción exterior de uno o más deseos, sino más bien en despreciar y cortar de raíz esos mismos deseos del corazón. Sobre nuestra paz interior tan necesaria para lograr amar a nuestros enemigos,

Enséñame Señor amar a todo el mundo, en especial aquellos que creo que me tienen animadversión u odio, porque sé y comprendo que si no los amo a ellos, no podré solicitarte para mi tu amor, que tan locamente necesito. Porque mi vida sin tu amor no sería vida ni más. Te amo Señor no me abandones nunca.

            Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

            Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.

  • Libro. AMAR A DIOS.- www.readontime.com/isbn=978461164509
  • Libro. ENTREGARSE A DIOS.- www.readontime.com/isbn=8460975940
  • Ojos que no ven, corazón que no siente       05-12-10
  • Amar en el gozo, amar en la tristeza            29-11-10
  • Nuestro espejo de vida          01-07-11
  • Acompañantes sobrenaturales y humanos    30-08-11
  • Paralelo treinta          10-07-12
  • Importancia del amor fraterno          16-07-12
  • Amar al prójimo        20-02-13
  • Amar a los demás      14-05-13
  • La fuerza de la amistad         10-06-10
  • Esta persona me cae gorda    10-10-10
  • Juzgar a los demás     12-07-10
  • ¿Seriamos capaces, nosotros también?        11-06-12
  • Servir a los demás para servir al Señor        01-08-10
  • Siempre servir           04-05-11
  • La ratonera     08-05-11
  • Servir o ser servido    15-03-13
  • Manifestación material del amor      27-01-13
  • La Ley del Talión y venganza           07-01-13           

            La fecha que figura a continuación de cada glosa, es la de su publicación en la revista ReL, en la cual se puede leer la glosa de que se trate.

            Si se desea acceder a más glosas relacionadas con este tema u otros temas espirituales, existe un archivo Excel con una clasificada alfabética de temas, tratados en cada una de las glosas publicadas. Solicitar el archivo a: juandelcarmelo@gmail.com

 

 

 

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