¿El secretario de Estado que no quería dejar de serlo? (o qué dice la prensa de los «malos»)
Comparativamente hablando, la prensa italiana suele dedicar no poco espacio a artículos relacionados con diversos aspectos acerca del Vaticano. Es una práctica comprensible pues la Santa Sede es parte del panorama socio-religioso de la actualidad italiana. Debido a que la práctica es más o menos generalizada, los diarios de mayor circulación se pelean por ganar las exclusivas… Incluso a costa de inventarlas o, lo que es más penoso, de recurrir a invenciones fraguadas en el extranjero para llenar espacios y «hacerse con scoops».
Ha pasado ahora con uno de los personajes más zarandeados del Vaticano: el secretario de Estado, Cardenal Tarsicio Bertone. El 19 de agosto el diario argentino El Clarín publicó un artículo en el que, según lo ahí contado, el Papa estaría teniendo graves problemas para nombrar un nuevo secretario de Estado pues el Cardenal Bertone estaría aferrado a no irse y, además, estaría exigiendo quedarse. Para mostrar la contundencia de esa aseveración el periodista de El Clarín cita fuentes tan irrefutables como «Por lo que dicen las “murmurationes” en los pasillos vaticanos y algunas versiones periodísticas»… (cf. «Problemas para el Papa: un hombre clave no quiere irse. El secretario de Estado, cardenal Bertone, pide mantener un cargo», sic). No han sido pocos los periódicos que, en Italia y fuera de ella, han reproducido lo que Clarín publica.
Para quienes se ocupan de cuestiones vaticanas resulta serenamente comprensible que en próximas fechas se vaya a tener un cambio de secretario de Estado: el Cardenal Bertone cumple 79 años y normalmente la línea seguida en pontificados precedentes ha sido la de cambiar al titular (en no pocos casos también por razón de edad), y porque él mismo lo ha pedido. Desde luego que «adelantarse» y construir conflictos supone aderezar las fábulas vaticanas que luego tan amplia acogida encuentra entre aquellos a los que este tipo de historias le confirman en lo que de hecho ya pensaban (mientras que para otro gran número de personas no adiestradas en la lectura crítica de la prensa deriva en terminar creyendo lo que no debería resultar creíble).
La realidad, sin embargo, es otra. Cuando en el vuelo de regreso de Río de Janeiro a Roma el Papa se sometió voluntariamente a un «interrogatorio» de prensa, el periodista Philip Pullella, de la agencia Reuters, le preguntó expresamente sobre si ha encontrado resistencia al deseo de cambiar las cosas en el Vaticano. Al respecto dijo el Papa Francisco:
«¿Si encuentro resistencia? Si hay resistencia, todavía no la he visto. Es verdad que no he hecho tantas cosas, pero se puede decir que, sí, he encontrado ayuda, y también he encontrado gente leal. Por ejemplo, a mí me gusta cuando una persona me dice: “Yo no estoy de acuerdo”, y esto lo he encontrado. “Esto no lo veo, no estoy de acuerdo: yo se lo digo, usted verá”. Éste es un verdadero colaborador. Esto lo he encontrado en la Curia. Esto es bueno. Pero cuando hay esos que dicen: “Ah, qué bonito, qué bonito, qué bonito”, y después dicen lo contrario en otro sitio… Todavía no me he dado cuenta. Puede que sí, que haya algunos, pero no me he dado cuenta. Resistencia: en cuatro meses no se puede encontrar mucha…».
Sobre el Cardenal Bertone en concreto debo añadir algo: en su última audiencia pública Benedicto XVI dio algunas palabras de agradecimiento. Me impresionó mucho que al único que llamara y agradeciera por su cargo fuera precisamente al Cardenal Bertone. Por entonces dijo:
«Yo nunca me he sentido solo al llevar la alegría y el peso del ministerio petrino; el Señor me ha puesto cerca a muchas personas que, con generosidad y amor a Dios y a la Iglesia, me han ayudado y han estado cerca de mí. Ante todo vosotros, queridos hermanos cardenales: vuestra sabiduría y vuestros consejos, vuestra amistad han sido valiosos para mí; mis colaboradores, empezando por mi Secretario de Estado que me ha acompañado fielmente en estos años; la Secretaría de Estado y toda la Curia Romana, así como todos aquellos que, en distintos ámbitos, prestan su servicio a la Santa Sede».
La dinámica de la información parece funcionar hoy en base a contraponer a buenos y malos, aunque en la ficticia representación de muchos de esos «malos» se juegue con la reputación de los inadecuadamente representados de esa manera. El Cardenal Bertone es un ejemplo de esto.
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