Descansando y al Señor rogando
Descansando y al Señor rogando
El calor suele propiciar que estemos más apáticos e inactivos. Los factores climáticos y metereológicos condicionan nuestra vida y por lo tanto, también inciden en nuestras prácticas religiosas. El tiempo de verano es, para muchas personas, un momento similar al Sabath judío, pero con algunas diferencias fundamentales. Entre ellas el carácter no religioso de las vacaciones o la falta de una norma de comportamiento. Pero, tal vez podamos sacar algo si pensamos en las vacaciones como una expansión del Sábado que ha perdido su sentido religioso.
En la ley, dada por Moisés… que no era más que una sombra, Dios ordenaba a todos el reposo y no efectuar ningún trabajo en sábado. Pero este sábado no era más que una imagen y una sombra (Hech 8,5) del auténtico sábado que concede el Señor al alma. En efecto, el alma que ha sido hallada digna del auténtico sábado deja de entregarse a sus preocupaciones vergonzosas y feas y descansa. Celebra el verdadero sábado y goza del auténtico reposo, liberada de todas las obras de las tinieblas... Saborea el reposo eterno y el gozo del Señor.
En efecto, el Señor llama al hombre al descanso diciéndole: "venid todos los que estáis cansados y agobiados que yo os aliviaré” (Mt 11,28). Y todas las almas que confían en él y se le acercan… celebran un sábado verdadero, delicioso y santo, una fiesta del Espíritu, con un gozo y una alegría indecibles. Le devuelven a Dios un culto puro que le gusta, procediendo de un corazón puro. Este es el verdadero y santo. (Atribuido a San Macario de Egipto -390 aprox-, Homilía 35)
Aunque podamos estar predispuesto a todo lo contrario, el descanso vacacional es un momento especialmente propicio para acercarse al Señor y hacerlo con la tranquilidad de no tener horarios ni planificaciones estrictas.. Orar con más frecuencia, leer algún libro que nos enriquezca espiritualmente, coger los Evangelios de vez en cuando y perderse entre sus páginas, son actividades que nos darán muchas satisfacciones. El acercamiento al Señor conlleva poner un poco de voluntad en ello, pero los frutos compensan el esfuerzo.
Dice San Macario que el alma que celebra el auténtico sábado “Celebra el verdadero sábado y goza del auténtico reposo, liberada de todas las obras de las tinieblas... Saborea el reposo eterno y el gozo del Señor”. Por lo tanto el tiempo vacacional, entendido como un periodo sabático anual, es una oportunidad única de prepararse para el resto del año. Año que suele dejarnos exhaustos y necesitados espiritualmente.
Orar es una actividad que no necesita de demasiadas condiciones. Casi cualquier sitio o momento, puede ser propicio para hacer una breve oración de acción de gracias o un ofrecimiento de ese momento de nuestra vida. Quizás nos parezca ridículo hacer esto, pero no es tanto el acto como la predisposición que va creando en nosotros. La oración es como la gasolina para los vehículos. La gasolina no tiene utilidad por si mismo, sino como medio que dota al vehiculo de la capacidad de desplazarse. La oración es un momento de sintonización con Dios, de forma que Su Voluntad tenga cabida en nuestra vida.
Leer algún libro nos puede resultar sencillo y provechoso. La pregunta directa sería ¿Qué libro? Depende de cada persona y que es lo que su carisma necesita para recargarse. Pero, ante la duda, el Nuevo Testamento es siempre una lectura que nos llenará y nos hará reflexionar.
Tampoco está de más visitar los templos cercanos a donde estemos pasando las vacaciones. Nuestra parroquia, capillas, otras iglesias, tienen horarios de apertura que suelen ser un poco más amplios en verano, por aquello del turismo. Es cierto que hay parroquias de arquitectura funcional moderna que reducen los horarios de misas y apertura, porque no tienen reclamo turístico y los fieles dejan de estar tan presentes. De todas formas, un paseo por la mañana, siempre se ve potenciado con unos minutos de oración o reflexión que podamos tener en estos espacios de paz y encuentro con el Señor. Si estamos de vacaciones fuera de casa, mejor que mejor, ya que siempre podemos conocer nuevos templos y disfrutar de ellos en compañía del Señor.
En todo caso, las vacaciones veraniegas son una oportunidad espiritual, que dejamos pasar con demasiada facilidad.