Apartarse de las tentaciones
Benedicto XVI nos dice…, que: “Mientras vivamos en este mundo nuestra fe y nuestro amor seguirán estando en camino y estarán amenazados de extinción”. No hay hombre que no haya sido, ninguna vez tentado, porque como nos dice el libro de Job: “Tentación es la vida del hombre sobre la tierra”. (Job). El Señor orgulloso de la santidad su siervo Job autorizó al demonio, a que hiciera con Job y sus bienes lo que quisiera, siempre que le respetase su vida. El demonio machacó a Job, en su afán de demostrarle al Señor, que Job solo le era fiel y amaba al Señor por la cantidad de bienes y mercedes, que Job había recibido del Señor, pero en cuanto todo esto le desapareciera Job maldeciría al Señor.
Job fue una persona que supo resistir las tentaciones, toda una serie de males se le acumularon en poco tiempo, pero Job supo apartarse de ellas. En el libro de Job se puede leer: “1 El hombre, nacido de mujer, tiene una vida breve y cargada de tormentos: (Job 14,1). Y uno de esos tormentos es estar resistiendo continuamente la tentación, porque la tentación, es la vida del hombre en la tierra, Por ello San Pedro en su segunda epístola nos decía: “Sed sobrios y vigilad, que vuestro enemigo el diablo, como león rugiente, anda rondando y busca a quien devorar, resistidles firmes en la fe”. (2Pdr 5,8).
La tentación se nos sirve a la carta. El demonio conoce nuestras debilidades y puntos flacos, tiene un completo expediente de nuestras anteriores caídas, sabe la forma de dorarnos la píldora. Se puede no tener suficiente fuerza de voluntad para rechazar una tentación, pero podemos siempre ponernos de rodillas para decir: “Señor, Jesús ten piedad de mí”.
Es un juego muy peligroso jugar con las tentaciones. Hay un refrán que nos dice: Tantas veces va el cántaro a la fuente que al fin se rompe. Pero no solo es peligroso jugar con las tentaciones, sino vivir al lado de ellas, caminar por el borde de la línea, andar por el filo del precipicio, porque tarde o temprano, uno termina cruzando la línea o cayéndose al precipicio. El mejor método para resistir la tentación, es apartarse de ella, nunca creer, que estamos a salvo de ella. Frente a la tentación hay que tener la valentía de ser cobarde huyendo de ella.
En relación a este punto San Pablo nos dice: “12 Por eso, el que se cree muy seguro, ¡cuídese de no caer! 13 Hasta ahora, ustedes no tuvieron tentaciones que superen sus fuerzas humanas. Dios es fiel, y él no permitirá que sean tentados más allá de sus fuerzas. Al contrario, en el momento de la tentación, les dará el medio de librarse de ella, y los ayudará a soportarla”. (1Cor. 10,1213). San Francisco de Sales, el santo obispo de Ginebra, nos aseguraba que: “Es mejor sentir la desconfianza de no poder resistir las tentaciones, que sentirse seguro y presumir de tener fuerza”.
El Señor en la noche de la agonía en el Huerto de los olivos, fue más de un vez a donde se encontraban los apóstoles y los encontró dormidos y por ello les dijo: “37* Vino y los encontró dormidos, y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora? 38* Velad y orad para que no entréis en tentación; el espíritu está pronto más la carne es flaca”. (Mc 14, 37-38). Bien sabía el Señor, como había que apartarse de las tentaciones. Tres tentaciones sufrió él durante los cuarenta días en el desierto de Judea, después de su bautismo en el Jordán. “13 Vino Jesús de Galilea al Jordán y se presentó a Juan para ser bautizado por él. 14 Juan se oponía, diciendo: Soy yo quien debe ser por ti bautizado, ¿vienes tú a mí? 15 Pero Jesús le respondió: Déjame hacer ahora, pues conviene que cumplamos toda justicia. Entonces Juan se lo permitió. 16 Bautizado Jesús, salió luego del agua; y vio al Espíritu de Dios descender como paloma y venir sobre el, 17 mientras una voz del cielo decía: “Este es mi hijo amado, en quien tengo mis complacencias". (Mt 3,1317). Y el demonio, más tarde aunque sabía que era el Hijo de Dios, no se cortó por ello y le tentó y hasta llegó a pedirle como contraprestación a su oferta que le adorase.
La tentación como arma del demonio que es, maneada acertadamente por él, con su superior inteligencia a la nuestra, se nos presenta siempre de forma inesperada. Nunca nos creamos lo suficientemente fuertes para resistirla. La mejor arma para combatirla es huir de ella. Nunca tengamos frente a la tentación el deseo de ser valientes, la mayor valentía en este caso, es huir de ella.
De hecho en el frecuente e imprudente trato que muchas veces podamos aceptar, va mezclándose el venenoso deleite del sentido y poco a poco e insensiblemente, va calando hasta el fondo de alma su tentación y va oscureciendo paso a paso nuestra razón. Insisto en que lo que se debe de hacer es huir, porque somos paja, y aunque estemos suficientemente empapados y llenos plenamente de agua, y aunque tengas una fuerte y decidida voluntad de no caer en la tentación, no debes de fiarte porque,…. El calor del fuego de un trato frecuente, secara poco a poco el agua de tu buena voluntad.
Dice Hesiquio de Batos: Que a través de una larga experiencia y observación esta nos ha enseñado, que los pensamientos simples y exentos de pasión son seguidos por pensamientos apasionados. Los primeros abren la puerta a los segundos.
Para Royo Marín, los remedios para luchar contra las tentaciones son: 1.- Mortificarse en cosas lícitas. 2.- Aficionarse al sufrimiento y a la Cruz. 3.- Combatir la ociosidad. 4.- Huida de las ocasiones peligrosas. 5.- Considerar la dignidad del cristiano. 6.- Considerar el castigo del pecado. 7.- El recuerdo de la Pasión de Cristo. 8.- La oración humilde y perseverante. 9.- Devoción entrañable a María. 10.- La frecuencia de los Sacramentos”.
Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.
- Libro. LOS DESEOS HUMANOS.- www.readontime.com/isbn=9788461316298
- Libro. MANDAMIENTOS DE AMOR.- http://www.readontime.com/isbn=9788461557080
- Historia de una ranita 131110
- ¿Somos tentados, o somos probados? 30-0111
- Vivir en este mundo 26-0811
- Tengo la fuerza que Tú me das 011011
- Tentaciones al Señor 14-0512
- Padrenuestro de una madre con cáncer (I). 16-0411