El verdadero enemigo y peligro para Occidente radica en el islam
por Desde mi ventana
He aquí la justa réplica que un atento comunicante de mi lista me ha enviado como contestación a una colaboración mía y video, que me encargué de difundir entre los destinatarios de mi correo con idéntico título anterior.
“Nos olvidamos de la masonería, que está destruyendo (¿ha destruido ya?) Occidente sigilosamente, sin hacer ruido, pero sin pausa. Ya casi nadie habla de ella, ni la propia Iglesia, como si hubiéramos aceptado nuestra derrota ante ella (y ciertamente ya no podemos vencer sin ayuda del "jefe de arriba").
El Islam al menos reconoce a un Todopoderoso, no consiente la homosexualidad, cree en la otra vida y en el pecado, etc. No se me olvida el 711, ni Lepanto, ni Alhucemas, pero no puedo culpar de ello a un pakistaní nacido al otro lado del mundo. Tengo un amigo musulmán (ha nacido en una fe, que no es la mía, pero le respeto porque él me respeta), pero jamás aceptaría un amigo masón”
En este intercambio de opiniones es de agradecer la sinceridad y franqueza con que se expresa mi comunicante católico con quien comparto su punto de vista que nos enriquece a los lectores.
MIGUEL RIVILLA SAN MARTÍN
“Nos olvidamos de la masonería, que está destruyendo (¿ha destruido ya?) Occidente sigilosamente, sin hacer ruido, pero sin pausa. Ya casi nadie habla de ella, ni la propia Iglesia, como si hubiéramos aceptado nuestra derrota ante ella (y ciertamente ya no podemos vencer sin ayuda del "jefe de arriba").
El Islam al menos reconoce a un Todopoderoso, no consiente la homosexualidad, cree en la otra vida y en el pecado, etc. No se me olvida el 711, ni Lepanto, ni Alhucemas, pero no puedo culpar de ello a un pakistaní nacido al otro lado del mundo. Tengo un amigo musulmán (ha nacido en una fe, que no es la mía, pero le respeto porque él me respeta), pero jamás aceptaría un amigo masón”
En este intercambio de opiniones es de agradecer la sinceridad y franqueza con que se expresa mi comunicante católico con quien comparto su punto de vista que nos enriquece a los lectores.
MIGUEL RIVILLA SAN MARTÍN
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