Lunes, 23 de diciembre de 2024

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¿Le debe el madrileño barrio de Chamberí su nombre a unas monjas francesas?

por En cuerpo y alma

 
 
           Uno de los más madrileños y también más bellos barrios de Madrid no es otro que el famoso barrio de Chamberí, nombre que se ha terminado identificando con Madrid en modo tal, que parece que pertenecer al barrio de Chamberí fuera una de las más singulares maneras de ser madrileño, íntimamente asociada a ese carácter chulapo o chulapón que se atribuye a los habitantes de la maravillosa ciudad que es capital de España.
 
            Y bien, ¿por qué se le llama “Chamberí” al barrio de Chamberí? ¿Se lo ha preguntado Vd. alguna vez?
 
Les quatre sans cul

          Chambéry -y el barrio madrileño que indiscutiblemente recibe el nombre de ella- no es otra cosa que una ciudad francesa al pie de los Alpes, histórica capital del Ducado de la Saboya, cuarenta kilómetros al sur de Annecy y ochenta kilómetros al sur de Ginebra, para que la sitúe Vd. geográficamente. Es una ciudad preciosa, amable, divertida, simpática, rodeada e lagos, maravillosa en suma, en la que este servidor de Vds. ha pasado uno de los mejores años de su vida. Entre sus monumentos destaca por su monumentalidad y dimensión histórica el Palacio Ducal, aunque si alguno le caracteriza sobre los demás es el llamado “Quatre sans cul”, un conjunto de cuatro elefantes unidos a un monolito central por el torso y carentes por lo tanto de culo, de ahí el “quatre sans cul” (cuatro sin culo).
  
Sainte Chapelle

           Los más avezados en el tema tal vez recuerden que en cuanto propiedad de los Duques de Saboya de los que proviene la familia real italiana -que por cierto terminó regalándosela en 1983 al Papa Juan Pablo II (a título personal) y éste a la Iglesia-, Chambéry albergó mucho tiempo la Sábana Santa o Sindone, concretamente hasta el año 1578, en que con ocasión de uno de los muchos ataques franceses a la Saboya, los Duques deciden trasladarla a Turín.

            Precisamente en la Sante Chapelle de Chambéry es donde se produce en 1532 el aparatoso incendio cuyas marcas aún hoy permanecen en la Sábana Santa y de la que se salva porque un esforzado y heroico grupo de cuatro chamberinos, según relata el historiador Pingonius, saca con sus propias manos, a través de un orificio practicado en la pared, el cofre en el que se hallaba guardada la valiosa reliquia. Y ello a pesar de la temperatura que había adquirido, como para que la plata del cofre estuviera fundiéndose sobre la tela.

Sindone con las marcas del incendio de 1532
 
            Chambéry será también la capital de la Saboya y residencia de los Duques hasta el año 1563, en que con motivo de un ataque francés, es trasladada la capitalidad saboyana a Turín.

            Después de ser largamente disputada entre saboyanos y franceses, Chambéry, convertida en moneda de pago de la ayuda que Francia prestará al rey Vittorio Emmanuelle de Saboya para acometer la unidad italiana, pasa definitivamente a formar parte de Francia el 24 de marzo de 1860 mediante el Tratado de Turín.
 
            En cuanto a la razón por la que el madrileño barrio se llama como la maravillosa ciudad saboyana no está muy clara. Según una primera teoría que parece la más extendida, durante la ocupación de las tropas francesas de Napoleón en España, en los terrenos del madrileño barrio se habría aposentado el regimiento Chambéry. Personalmente me parece improbable que los orgullosos madrileños del s. XIX hubieran aceptado dar al barrio el nombre que le daba un ocupante tan efímero e impopular como lo fue el gabacho napoléonico, más aún cuanto que en pleno barrio de Chamberí tuvieron lugar algunos de los más heroicos episodios de la defensa de Madrid frente al francés, como es el levantamiento de Daóiz y Velarde, que dan nombre a sendas calles del barrio.
  
Convento de Salesas en el barrio de Chamberí

           Según unas segunda teoría con la que titulo el artículo, la razón estaría relacionada con la fundación del Convento de las Salesas Reales, del que fue promotora la reina Bárbara de Braganza, y si bien es cierto que sus primeras ocupantes habían llegado precisamente desde la Saboya, más que de Chambéry parece que procedían de Annecy, lo que habría constituído suficiente justificación si el barrio se hubiera llamado  “Anesí” (como sin duda lo habrían madrileñizado los habitantes de la villa y corte), pero no parece suficiente llamándose, como se llama, Chamberí. Sólo a modo de ejemplo, ¿se imagina Vd. unas monjas de San Sebastián bautizando un barrio en una ciudad francesa como “Barrio de Bilbao”?
  
María Luisa Gabriela de Saboya

           A mí la teoría que más me gusta y la que siempre le cuento a los amigos venidos de lejos a los que enseño nuestra bellísima capital, sobre todo si son franceses, es la que relaciona el nombre del barrio con la que fuera la primera “borbona”, si me permiten Vds. el palabro, a pesar de pertenecer a la casa de Saboya y no a la de las flores de lis: María Luisa Gabriela de Saboya.

            María Luisa Gabriela de Saboya
fue la primera esposa del primer rey Borbón de España, Felipe V, la Reina Niña como se la llamó, pues casó y reinó con apenas trece años. Reina muy popular entre los madrileños y madre de nada menos que dos reyes españoles: Luis I “el breve” que, como se sabe, sucedió a su padre cuando éste abdicó, pero apenas reinó siete meses y medio por morir de viruela con 17 años de edad, siendo su sucesor su propio padre que le había cedido el trono; y Fernando VI, el rey que terminó medio loco lanzando sus excrementos a la cara de sus médicos.

            Pues bien, quiere la leyenda que desde los agrestes y vírgenes terrenos del actual barrio de Chamberí, sin un solo edificio que pudiera alterar o perjudicar la vista de la madrileña sierra, ella evocara el paisaje alpino visible desde Chambéry. Y eso que, mucho me temo, la bella y aniñada reina, que nació en Turín y no en Chambéry, jamás estuvo en la ciudad que da nombre a nuestro castizo barrio y desde la que, en consecuencia, jamás pudo contemplar los Alpes a los que le recordaría nuestra humilde Navacerrada... pero en todo caso, bonito es, ¿no les parece?... e se non vero, ben trovato, ¿a que sí?
 
 
 
            ©L.A.
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