Quien genera dudas no desea la Paz de Cristo
Quien genera dudas no desea la Paz de Cristo
¿Qué sentido tiene para un cristiano desear engañar a sus hermanos? La lengua engañosa es esclava de la mentira, ya que transmite a los corazones dudas y rencores. Es cierto que se puede ser consciente del engaño que transmitimos o ser simplemente portavoces de quien desea engañar, pero hemos de saber que la fuente de toda mentira y engaño, es el diablo. Fuente que busca separarnos generando dolor y sufrimiento entre nosotros.
Mirando el efecto que producen las palabras que recibimos, es fácil saber si lo que nos dicen es un engaño o no lo es. Si lo que nos transmiten produce unión y genera afecto entre nosotros, se puede intuir que Dios está en esas palabras. Si lo que nos transmiten genera dudas, discordia, separación, sufrimiento y enfrentamiento, pensemos que el diablo anda trabajando detrás de ellas.
No hay que ir muy lejos para aplicar esta enseñanza de San Agustín. Podemos mirar las noticias, comentarios y crónicas que actualmente circulan sobre los actos del Papa Francisco.
Si estas crónicas, opiniones o reseñas buscan unir la Iglesia y hacerla más fuerte, entonces la caridad está actuando a través de ellas. Si encontramos enfrentamientos, apropiaciones de la figura del Papa, informaciones incompletas y sesgadas, comentarios contra terceros, pensemos que la envidia y el engaño ocultan la acción del diablo. La Verdad y la Belleza dan confianza, la mentira y la envidia, promueven las dudas.
Por desgracia el engaño suele buscar víctimas sobre las que concentrar la envidia y el rencor acumulado. Se señala a “culpables” y se les expone públicamente de forma similar a la exposición de Cristo y Barrabás frente al pueblo judío. Se establecen supuestos jueces justos que, a lo sumo, se preguntan ¿Qué es la Verdad? Quien reclama le Verdad es condenado. La Verdad no busca culpables que martirizar, sino que tiene el objetivo de curar y potenciar lo que somos. No generemos odio sobre quienes difunden palabras engañosas, busquemos que su actitud cambie y encuentren la verdadera Paz del Señor.
Como dice San Agustín, abrazarse a las palabras engañosas es como abrazarse a una plancha de plomo. Nos hundiremos sin remedio si no nos damos cuenta que la verdadera salvación está en la tabla que flota sobre el agua. Tabla de representa la Iglesia que se dona para sostenernos y llevarnos hacia Cristo.
Lo triste de todo ello, es que las campañas engañosas crean dudas e incertidumbre en muchas personas de buena fe. Dudas que llegan a afectar a la confianza que tenemos en la tabla de madera, de manera que abracemos la plancha de plomo.
Aunque podemos hacer oídos sordos a estos cánticos de sirenas, nuestra caridad cristiana nos debería llevar a tranquilizar y apoyar a aquellos que se ven envueltos en estas campañas y sufren por ello. Toca leer e informarnos desde diferentes fuentes y orar para que las envidias y las venganzas desaparezcan del seno de la Iglesia.