Tiempo de misericordia
por Desde mi ventana
Si bien es cierto que todo tiempo es bueno para reconciliarse con Dios, lo es, de un
modo especial, el tiempo de Cuaresma en el que nos encontramos. “Este es el día del Señor, éste es el tiempo de la misericordia”, nos recuerda a todos nuestra madre la Iglesia.
Dado que todos somos pecadores-necesitados de la gracia y el perdón de Dios, - pues “el único justo” es Jesús- no deberíamos desaprovechar este tiempo, para reconciliarnos con Dios, con su Iglesia, con nosotros mismos y obtener así la paz de nuestra conciencia.
Merece la pena volvernos a nuestro Padre Dios, que nos está aguardando con los brazos abiertos. El nos quiere, nos comprende y nos perdona siempre. He aquí lo que leemos en la Sda.Escritura en los salmos: “Conoce nuestra masa y sabe que somos barro”. “El es un Dios compasivo y misericordioso. No nos trata como merecen nuestros pecados. El perdona todas nuestras culpas y nos colma de gracia y de ternura”.“Como un padre-madre, siente ternura por sus hijos, así también el Señor siente ternura por sus fieles”
Basta que desde el fondo de nuestro corazón digamos sinceramente arrepentidos, como el publicano de la parábola: “Acuérdate de mí, Señor, que soy un pecador” y la gracia de Dios nos justificará de inmediato, aunque nos quede luego la obligación de reconciliarnos con la Iglesia por medio del sacramento del perdón.
MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN
modo especial, el tiempo de Cuaresma en el que nos encontramos. “Este es el día del Señor, éste es el tiempo de la misericordia”, nos recuerda a todos nuestra madre la Iglesia.
Dado que todos somos pecadores-necesitados de la gracia y el perdón de Dios, - pues “el único justo” es Jesús- no deberíamos desaprovechar este tiempo, para reconciliarnos con Dios, con su Iglesia, con nosotros mismos y obtener así la paz de nuestra conciencia.
Merece la pena volvernos a nuestro Padre Dios, que nos está aguardando con los brazos abiertos. El nos quiere, nos comprende y nos perdona siempre. He aquí lo que leemos en la Sda.Escritura en los salmos: “Conoce nuestra masa y sabe que somos barro”. “El es un Dios compasivo y misericordioso. No nos trata como merecen nuestros pecados. El perdona todas nuestras culpas y nos colma de gracia y de ternura”.“Como un padre-madre, siente ternura por sus hijos, así también el Señor siente ternura por sus fieles”
Basta que desde el fondo de nuestro corazón digamos sinceramente arrepentidos, como el publicano de la parábola: “Acuérdate de mí, Señor, que soy un pecador” y la gracia de Dios nos justificará de inmediato, aunque nos quede luego la obligación de reconciliarnos con la Iglesia por medio del sacramento del perdón.
MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN
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